Arica, ciudad de feriantes

Preámbulo: Feliz Cumpleaños Tacna
29 de agosto: Tacna está celebrando los 88 años (si no me equivoco) desde que recuperaron la ciudad para el Perú. Cuando estuvieron bajo ocupación chilena nuestros gobiernos trataron por todos los medios de convencerlos que se pasaran a Chile, no hubo caso, Tacna permaneció firme peruana. Ese es su orgullo y la fiesta que se hace en la ciudad es mayor que la del día nacional del Perú. La noche anterior se hace la "serenata", en Parque Perú creo, luego viene el desfile, la procesión de la bandera y las fiestas. Todavía recuerdo la fiesta que pasamos el 2008, cuando yo pituteaba en la Municipalidad Provincial de Tacna. Esa ciudad es como mi segunda casa, me muevo allí como pez en el agua y por supuesto la quiero mucho. Un cariñoso abrazo a mis muchos amigos y amigas de esa estupenda ciudad. Tacna ciudad heroica.

Plato de fondo, Arica, ciudad de feriantes
Con esta entrada cortita -al menos espero que salga así- quisiera cerrar una mini-serie, que partió proponiendo que Chile tiene vocación minera, y lo que debiera hacer para desarrollarla. La segunda entrada propone que es inútil pretender dedicarnos a productos de muy alto valor agregado, como los de Silicon Valley, porque no tenemos ni tendremos los recursos necesarios para eso en un futuro previsible, es mucho más lógico que aprovechemos de manera inteligente nuestras ventajas comparativas reales. Esta tercera y última entrada de la mini-serie propone el ejemplo de Arica como una ciudad de feriantes, trataré de explicar por que no considero que esto sea negativo, más bien creo que es un buen ejemplo de como nuestra economía y sociedad locales se adaptaron a las condiciones y ventajas en un momento crítico de nuestra historia.

El término "feriantes", asociado a veces al comercio ambulante o informal, se suele entender de manera despectiva. La feria es barata, informal, optimizadora y muchas veces al filo, o al otro lado de la ley. Las transacciones se pagan cash y rara vez se da boleta, no se pagan todos los impuestos. Son negocios pequeños, de subsistencia, aunque el feriante se haga millonario sigue con su modelo de negocio de subsistencia, totalmente opuesta al mall que es caro, vende status (aunque sea falso o simulado) y donde se paga casi todo a crédito, con tarjetas plásticas.

La feria reina en lugares donde la mayoría de la gente trabaja de manera independiente, autoempleados que conocen cuanto cuesta ganar la plata y vive optimizando sus ingresos, en la feria los negocios se acercan mucho a la optimización, porque se trata de mercados muy poco regulados. El mall en cambio tiene éxito donde gran parte de la gente es asalariada, con ingresos mensuales altos, que deben aparentar cierto nivel de vida y por lo mismo viven endeudados.

Arica es una ciudad de feriantes porque no hay grandes industrias ni esa necesidad de mostrar status. En ciudades más grandes -o incluso de tamaño similar- en otras partes de Chile existe esa carrera por las apariencias, que se refleja en muchas cosas como el colegio al que hay que mandar a los hijos, el barrio donde hay que vivir o el auto que se maneja. El modelo del mall es siempre sub-óptimo porque tienen grandes gastos operacionales, que se traspasan a precios. Para que la gente pueda afrontar esos precios se ven obligados a endeudarse y a cuidar muchísimo su trabajo, no debe haber peor pesadilla en Santiago que ser despedido porque la gente está atrapada en un modelo donde deben correr como hamsters en una rueda: si paran se mueren, porque la deuda y los mayores gastos los persigue.

El "sistema mall" es un estilo de vida que se impone a las personas por las circunstancias, no es malo per se, tiene cosas buenas como malas y para el que se adapta -como en todas las cosas- puede ser un sistema perfecto y agradable. Lo importante es darse cuenta que es un modo de vida sub-óptimo, donde se paga más por lo mismo, o bien muchas de sus ventajas que hacen felices a los que lo disfrutan, son más bien superfluas, impuestas desde afuera por el medio y el sistema.

Pero volvamos a nuestro querido pueblucho, Arica, la ciudad de los feriantes donde nadie parece tener muchas ambiciones. No creo que esto se deba a que "los ariqueños somos flojos" o muchos lugares comunes por el estilo que circulan y se aceptan casi a la primera. Somos una ciudad de feriantes desde que desaparecieron las industrias y Arica se convirtió en la capital nacional de las microempresas, cosa que ocurre hasta hoy: fueron las circunstancias las que modelaron a la ciudad y sus habitantes.

Somos feriantes por adaptación, gracias a ser una de las regiones más chicas y aisladas físicamente de Chile, luego del colapso de las industrias el gobierno no se molestó en intervenir y nos dejó para que cada cual se arreglara como pueda, desde mi punto de vista esa fue nuestra bendición, gracias a que el gobierno no metió sus narices Arica ha encontrado sola su vocación, que es el pequeño comercio, el turismo de paso y el contrabando, que son las ventajas naturales de cualquier ciudad fronteriza.

Casi nadie se da cuenta de esto, los ariqueños adoramos la calidad de vida que tenemos en la ciudad, nunca he conocido a alguno que se queje de eso, pero casi nadie se da cuenta que esa calidad de vida es un subproducto de vivir en el modelo de feriantes, donde ni la ropa, ni la escuela, ni el auto dan status, en verdad el concepto de "prestigio" es radicalmente diferente a como se entiende en Antofagasta, Santiago o en cualquier otra ciudad de Chile.

En fin, podría darle mil vueltas al asunto, hablar por ejemplo de las cosa feas de ser una ciudad de feriantes, como por ejemplo que estamos repletos de cuenteros, chantas, ignorantes y ladrones. O que el interés por cosas de cultura, arte o cualquier cosa que no sea comercio es infinitesimal, toda moneda tiene dos caras y ser una ciudad de feriantes tiene una cara linda y otra fea.

Pero sumando y restando, o poniendo las cosas en la balanza, como dijo un capitán general que yo admiro mucho, mi balance es que no existe en el mundo un lugar mejor para vivir que mi queridísimo pueblucho:, Arica, la muy noble y leal ciudad de la eterna primavera.