Se abre la temporada de playas

Y ayer nos fuimos a la playa El Laucho con el Tomás Jr. Como en los viejos tiempos.  durante varios años fuimos playeros aunque después lo dejamos, desde el año 2006, cuando dejé de vivir en la casa rodante ya no volví a ir a la playa de manera regular como lo hacía antes. Pero cuando viene a Arica mi amigo el Matute, insiste que tenemos que ir a la playa y eso me entusiasma por un tiempo. Vamos a ver cuanto me dura ahora.

Yo aprendí a nadar después de los 40 y cuando no sabía miraba con envidia a los que "llegaban al cordel" que es el extremo hasta donde se nada normalmente, cuando paso mucho tiempo sin nadar me preocupa siempre que no pueda llegar hasta el cordel, pero todavía puedo sin problemas, como lo pude comprobar ayer. No hay nada más relajante que nadar de espaldas o nadar muy lento al estilo crowl, sin hacer ningún esfuerzo con la cabeza abajo y dejando que el agua nos sostenga.

Chinchorro 1993

El Laucho está mejor que antes, en la última remodelación se eliminaron muchas piedras del fondo, que hacían una tortura entrar por algunas partes, ampliaron el espigón sur, lo que amortigua bastante las olas pero la playa quedó lo suficientemente abierta como para no crear espuma ni albergar medusas, el problema tradicional de la otra gran playa que es La Lisera. El día y el lugar estuvieron perfecrtos, nada que decir: temperatura ideal, no demasiada gente. Un paraíso en la tierra.

Claro que antes éramos una especie de club. Cuando murió mi entrañable amigo el loco Fuentes escribí La Comunidad, donde contaba algo sobre eso, todos nos conocíamos o nos ubicábamos porque íbamos prácticamente todo el año, ahora voy y no conozco a nadie. En cualquier caso unos días atrás me encontré con el Tuto, hijo ilustre del Laucho, está igual que cuando le saqué la foto hace unos 20 años atrás, igualito:

 El Laucho 1995

Hoy no conozco a nadie, me acuerdo cuando conocía a todo el mundo y era como ir al club, pero ha pasado el tiempo, que mejor que un alegre poema de Neruda para describirlo

LA EDAD, nos cubre como la llovizna,
interminable y érido es el tiempo.
una pluma de sal toca tu rostro,
una gotera carcomió mi traje:

el tiempo no distingue entre mis manos
o un vuelo de naranjas en las tuyas:
pica con nieve y azadón la vida:
la vida tuya que es la vida mía.

La vida mía que te di se llena
de años, como el volumen de un racimo.
Regresarían las uvas a la tierra.

Y aún allá abajo el tiempo sigue siendo,
esperando, lloviendo sobre el polvo,
ávido de borrar hasta la ausencia.

(XCI, Cien sonetos de anor, Pablo Neruda)

Es como leer a Quevedo, igualito. ¡Como pasa el tiempo!, mejor pongamos una frase cliché: una imagen vale por mil palabras, dos valen por mil quinientas.

El Tomás Jr. empezó a ir cuando tenía un año y tantos (1992)

El loco Fuentes y el Beppy, dos amigos ya muertos

Después de un par de zambullidas, de vuelta para la casa, no somos de esos que se quedan horas tumbados en la arena, nosotros vamos a bañarnos y chao




Como me hice el propósito de escribir más breve, hasta aquí nomas llegamos, hasta mañana.