07 octubre 2022

Refrito del sábado: menos mal que los favores son gratis



Un día que andaba con unas cervezas en el cuerpo, no se me ocurría que diablos escribir para mi entrada diaria y entonces me empecé a acordar de mis años en la Isla Grande de Chiloé, entre 1970 y 1973. Sin pensarlo mucho empecé a escribir -como siempre- lo primero que se me venía a la cabeza y aparecieron muchos recuerdos de esos años felices y terribles cuando tenía entre 15 y 18 añitos. A veces lo releo y me doy cuenta de cuanto le debo a mis amigos, menos mal que no tengo que pagarles porque no podría. En fin, aquí va el refrito

Menos mal que los favores son gratis (publicado originalmente el 27 de octubre de 2006)
Un gran alegrón me llevé al recibir un mail de Clemente Ruiz-Clavijo, antiguo compañero de los gloriosos años del Liceo de Ancud, entre 1970 y 1973. Yo soy bueno para los nombres pero pésimo para las caras, me acuerdo perfectamente de su nombre y sobrenombre (el cachorro Clavijo) pero de su cara ni por broma. Primero lo había confundido con otro compañero que andaba siempre de bufanda, pero no era. Escarbo en mi memoria -maltratada por tanto copete- tratando de acordarme. ¿Sería uno medio rucio y crespo que participaba en el grupo de teatro?, ¿el que tocaba acordeón?, no, ese se llamaba Evangelista ¿o uno que vivía en el campo, camino a Castro y viajaba como 50 Km para ir al liceo?. Quien sabe.

El caso es que todos esos vuelven a mi memoria: Kurt Mutter, el típico huaso-alemán, que fue mi primer amigo en Chiloé y que me decía "compadre" antes que esa palabra se pusiera de moda. Mi gran amigo de esos cuatro años Juan Aguilar (Mechuque), de quien Clavijo me cuenta que hoy es director de un colegio en Puerto Montt, mis otros compañeros de pensión y borracheras; Ventura Falbaum y Jaime Oyarzo, que me enseñaron a tomar y me llevaron por primera vez al mitológico "Oasis", el único prostíbulo de Ancud ¿como se las habrán arreglado para que me dejaran entrar?.

Me acordé de La Golosina, el bar donde se encontraba cada noche desde el alcalde hasta el último borrachito, dirigido por una italiana muy gorda y más buena que el pan; la tía Gina. El Pato Manss, hijo del cantante de igual nombre, la Danitza y la Jimena, amigas inseparables y supergirls del curso. Los profesores Pipeta, Cachafás, Barrandegui y el rector Moraga (excelentes estos últimos). En fin, tanta gente. ¡Los bailes en el Cuerpo de Bomberos cada fin de semana!, cuando estaba demasiado borracho me animaba a bailar un corrido, una cumbia o algun tema de Los Angeles Negros:

Porque mi corazó late
cada vez que en tí yo pienso
el alma se me agiganta
solo con tu recuerdo
¡Germain de la Fuente!, dependiendo de mi grado alcoholico era lo apretado que me atrevía a bailar, con una mano en la espalda y la otra en el corazón que me hacía ¡bum, bum! ¡bum, bum!. ¡Como se deben haber reído!, creo que de esos tiempos es que me apesta el baile.

Nadie se puede imaginar ahora la importancia que tenían los campeonatos de basketbol en el viejo gimnasio, donde se agolpaba toda la cuidad ansiosa de salir de la rutina de las lluvias interminables. El Seminario Conciliar con su banda, los sketch. A veces pasaba una semana lloviendo sin parar, día y noche, el viento aullando y los vidrios doblados que nunca llegaban a romperse. Entonces nos ibamos a parar, empapados y mudos, a la calle Pudeto debajo de un portal a mirar por si pasaba algo. Nunca pasó nada.

A partir del segundo año para las vacaciones ya no me iba a mi casa, yo era el deudor eterno en la pensión de don Julio Norambuena y doña Lala Jipolou, me habían tomado cariño y me invitaban a quedarme. Y me quedaba todas las vacaciones de invierno encerrado en mi pieza, mirando llover por la ventana. En la casa de enfrente, la hija de los Kompatzky -que era mayor que yo, bonita e inalcanzable- igual se ponía a mirar por la ventana. Entonces yo esperaba que pasara una chica que me gustaba, la miraba y ella me miraba ¡ohhhh el amooor!, por supuesto que jamás cambiamos ni una sola palabra

"juro que no recuerdo ni su nombre más moriré llamándola María".

Miles de recuerdos, todos buenos, lo malo ya se me olvidó. Pepo el esqueleto, la estupenda biblioteca del liceo que me salvó del alcoholismo, el fuerte San Carlos donde me engrupí por primera vez a una minit (claro que estirando mucho el concepto de engrupir), la casa del diputado adonde marchamos con antorchas en 1971, la noche que salio elegido Salvador Allende ¡como estábamos de contentos!, puros buenos recuerdos.

Años después, una vez no pude pagar un arancel básico en la universidad, pasaron los años y no pague nunca, lo que me dejó en DICOM ad-eternum porque la deuda es hoy de varios millones. Siempre que reviso esa deuda pienso en otros que se portaron bien conmigo y les quedé debiendo por años y años ¿cuanto debería pagarles? ni aunque trabajara toda la vida podría pagarles lo que le debo a la familia Norambuena-Jipolou. En fin, menos mal que los favores son gratis porque si no estaría frito.

Ocioseando me fuí al Google Earth y marqué unos pocos puntos importantes: donde di mi primer beso con lingua, donde me pegaron unos combos, donde viví. Que diablos, ese es mi mapa sentimental un abrazo lleno de nostalgia para todos mis amigos, compañeros de esos años, chilotes de pura cepa, que eran como el capitán Grimm y el capitán Pegler; buenos y malos a la vez.

4 comentarios:

  1. Cambio mucho Chile con internet?

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    1. Hola Anónimo, yo creo que no tanto, Internet como herramienta es sensacional pero me da la impresión que todavía no se notan bien los cambios que ha producido en el mundo. Ni siquiera nos aburrimos menos ahora que antes de Internet

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  2. Interesante el mapa de las nostalgias! Buen concepto. Con sólo Google uno puede repasar los momentos gloriosos y no tanto, Las esquinas, las plazas y lasta las iglesias donde acompañó a la favorecida haciéndose el piadoso y movido sólo por un espíritu pecaminoso. Uls

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    1. Ulschmidt, con los mapas y la posibilidad de crear capas se pueden hacer maravillas, por ejemplo en https://liveuamap.com aparece en tiempo real cada bombardeo, alerta, noticias, etc. de la invasión de Ucrania. Yo siempre he pensado en hacer una capa con las botillerías de Arica, solo la flojera me lo ha impedido jaja

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"