China es enemigo de Chile

Leo a cada rato anuncios en Facebook sobre los productos más diversos y todos tienen un factor común: el precio de venta es de alrededor de 40 mil pesos chilenos (50 dólares) y todos son gangas, los precios son la mitad o menos que los precios de mercado. 

Ofrecen desde juegos completísimos de herramientas eléctricas, inalámbricas, cobertizos, iphone, en fin, una cantidad increíble de productos, todos con un valor de mercado mucho mayor de 50 dólares pero ofertados a ese precio. 

La mayoría de estas ofertas incluyen logos de conocidas tiendas chilenas como Sodimac, Easy y otras por el estilo, la mayoría dirigen a un sitio web que no presenta direccion física y las que si los muestran dan diecciones falsas en ciudades chinas como Wuhan o Shenzen. 

Son todas estafas, obviamente.

Sin embargo Facebook las publica sin problemas, porque al parecer su sistema de publicación no pasa por ningún filtro humano: mientras les paguen y no choque con el algoritmo ellos cobran y publican sin problemas.

Yo entiendo que no son los de Facebook los estafadores y no me canso de denunciar esas supuestas "ofertas" destinadas a cazar giles. Como dice el lema del vendedor "cada día se levanta un tonto en el mundo, solo tienes que encontrar el tuyo".

Estos estafadores operan con total impunidad porque -por si no lo sabían- en China no es delito estafar a personas que no sean residentes chinos, solo los delitos dentro de su frontera cuentan, y aun así los procedimientos de persecución son bastante arbitrarios. Hacerles un juicio es perder el tiempo.

Eso se los dejo de entrada, ahora vamos al plato de fondo.

Las grandes inversiones de empresas chinas son casi en su totalidad de gigantescas empresas estatales. En Bolivia por ejemplo, la mayor empresa de infraestructura de ferrocarriles de China, China Railway Construction Corp (CRCC) ha conseguido -coimas mediante- importantes contratos en ese país. Leo en un informe que

En ese marco, el gigante asiático ha desarrollado un camino lento pero posiblemente seguro y planificado hacia Bolivia, un país sin costa, ubicado en el centro del continente. Partiendo de unos pocos préstamos de ayuda y bajo interés, China ha logrado incursionar en los sectores más importantes de la economía, se ha convertido en el principal acreedor bilateral y se prevé que se convierta en el principal financiador del Plan de Desarrollo del País a partir de la generación de deuda para las mayores inversiones públicas y proyectos de infraestructura 

Y resulta que los grandes contratos que se ha adjudicado CRCC en Bolivia han terminado en escándalos por problemas de coimas y mala o nula ejecución. 

China es un ejemplo típico de un inversor buitre, que se concentra en países donde nadie quiere invertir. Así obtiene contratos en condiciones leoninas, que puede cobrar con materias primas o privilegios geopolíticos.

Los "trenes chinos" son noticias que aparecen cada año en distintos lugares de América Latina: un tren bala desde Mutun en Bolivia hasta Arica, o hasta Ilo, un tren bala desde Cusco o Desaguadero hasta Tacna, un megapuerto en Tacna, en fin, no hay lugar de América Latina donde los chinos no estén ofreciendo construir trenes  u otros "mega proyectos" y financiarlos con deuda.

Estos proyectos tienen un gran atractivo y despiertan la imaginación de los ignorantes, que presionan a sus políticos para que se concreten. Lo que ni sospechan estos pobres tontos es que se trata de una trampa para vender su chatarra y hacerse de recursos naturales gratis cuando el país no pueda servir la deuda. Es una ratonera tan obvia como las estafas del "todo a 50 dólares" del Facebook.

En Africa este modelo está a full operación y ahora pretenden replicarlo en América LAtina

Y resulta que China debe ser el único país del mundo donde es legal estafar a los extranjeros. No solo eso, también son bastante inmunes a los juicios y sanciones del CIADE porque -como son grandes compradores de bienes y servicios- difícilmente podrán ser objeto de sanciones importantes.

Conversaba con mi buen amigo Ian Thomson sobre la gran dependencia que tiene nuestro comercio exterior de las compras chinas, hasta pensamos escribir un artículo sobre eso. Pero no hay nada que hacer, China se ha convertido en nuestro primer "socio comercial", léase comprador, de cobre, frutas, vinos, salmones y varias otras exportaciones chilenas.

¿Podríamos dejar de venderles para no ser tan dependientes y vulnerables? Sería una estupidez, los productores chilenos deben vender todo lo que puedan a cualquier país que nos compre mientras no estemos en guerra, aunque si existe una agresión soterrada que es parte de la política exterior de China en todo el mundo.

Hay que seguir vendiéndoles como si nada. Tampoco el gobierno se debe meter si ellos invierten en empresas privadas de nuestro país, como las que operan concesiones de litio, eléctricas y otras por el estilo. 

Pero nunca hay que perder de vista que China es un país enemigo de Chile. Por sus valores, la inmoralidad implícita de su política, su condición de tiranía que aspira a adquirir un dominio global, todo eso y más son cosas que convierten a ese país en un enemigo peligroso. 

El régimen político de China, su modelo, es algo aborrecible para nuestro país y nuestras tradiciones. Eso nunca debemos olvidarlo.

No somos inescrupulosos, menos tiranos o comunistas, ellos si lo son, ambas cosas así es que no hay que sacarles el ojo de encima. 

Se puede comerciar con el diablo, lo que no se debe es pactar con él. Ni la puntita al Gobierno Chino, porque es enemigo de nuestro país por su misma naturaleza.

Esto es algo que los diplomáticos nunca podrán decir, tampoco los que exportan a China, pero las personas comunes podemos decirlo sin problemas, para que seamos conscientes con que chicha nos estamos curando.