La cigarra y la hormiga

 La cigarra era feliz disfrutando del verano:  El sol brillaba, las flores desprendían su aroma...y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.
- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un rato conmigo mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.
- Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.
La cigarra se reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.
Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno. Los árboles se habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve, mientras la cigarra vagaba por campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su vecina la hormiga, y se acercó a pedirle ayuda.
- Amiga hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.
La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.
- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá?
- Cantaba y cantaba bajo el sol - contestó la cigarra.
- ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno -
Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección.
Moraleja: Quién quiere pasar bien el invierno, mientras es joven debe aprovechar el tiempo.

Bueno, supongo que todos se la saben porque la enseñan en los primeros años de la escuela, la verdad es que yo la copié sin leerla porque es cuento conocido y si existe algún concenso popular es que esta fábula encierra una gran sabiduría.

Pero con los años yo he dejado de creer en eso de sacrificarse cuando joven para disfrutar cuando viejo. En verdad a medida que voy envejeciendo pienso que es una pieza de propaganda para que los jovenes acepten el sacrificio como la forma inevitable de alcanzar la seguridad.

Primero que todo el objetivo más lógico es vivir contento -en promedio- la mayor parte de lo que nos toque estar en este perro mundo. Sabemos que en la vida tendremos tiempos buenos y tiempos malos, no importa lo que hagamos siempre habrán factores de suerte o casualidad que pueden decidir todo.

¿De qué le sirve a un joven trabajar como un burro, privandose de satisfacciones y placeres para tener seguridad cuando viejo si uno no llega a viejo? 

Podría ser que al año siguiente lo atropellan o se enferma gravemente y chao. 

Tal vez irá a tocar las puertas del cielo y San Peter le preguntará "¿y qué hiciste en tu vida hijo mío?" y como no podrá mentir dirá obligado "me partí el lomo trabajando para tener una buena vejez". El el lugar de San Pedro yo no lo recibiría de muy buena gana.

El otro problema es que aunque llegue a muy viejito y tenga plata como para sentirse seguro, a una edad avanzada ya no podrá emborracharse ni llenarse de ricas comidas como un cerdo como pudo hacerlo un joven, peor todavía, aunque sea billonario no podrá escaparse de las enfermedades ni de la muerte, que son dos de las cosas de las que no podemos protegernos con plata.

La creencia popular es que a alguien con mucho dinero se le terminan los problemas, dicen "prefiero estar enfermo en una clínica de lujo que en un hospital pobre", eso no es verdad, ambas cosas son una porquería. 

La plata no soluciona los problemas importantes, primero que nada porque los milones no se cuidan solos como creen los pobres, no cuesta nada perderlos y aunque lleguemos a una edad muy avanzada forrados en plata, nuestra satisfacción -aparte de ser los más ex ricos del cementerio- será que sus herederos quedarán forrados. Pobre consuelo. 

También tenemos el otro extremo, del tipo que sigue esa filosofía de "vive rápido y muere joven", "solo se vive una vez", "después de esta vida no hay otra" y etc. etc. El problema de ese amigo es que podría no morirse joven y tener la maldición de vivir 100 años o más  

Como a los 40 ya se está en la pitilla y aunque piense "quien me quita lo bailado, lo tomado y lo otro que termina con ado", resulta que le podrían quedar 60 años más, cargado de enfermedades y sin un peso en el bolsillo ni un perro que le ladre, o sea 60 años sin bailar, tomar ni menos hacer el delicioso.

¿Saben cual es el problema de la fábula de la cigarra y la hormiga? Que se centra en la idea -falsa- que supone que solo la plata y los bienes materiales nos darán seguridad. Esa es la mentira más grande de todas y es parte del veneno que nos inoculan desde chicos en la escuela.

La seguridad es un cóctel con varios ingredientes y algunos se necesitan en mayores dosis que otros. El principal ingrediente no es la plata sino las relaciones. Tener gente que nos respete, nos tenga cariño o simple simpatía no garantiza que nos vayan a ayudar, pero nunca están demás.

Esto se aplica para amigos y familia con quienes uno muchas veces cosecha lo que ha sembrado. Es verdad que muchas veces ni los amios ni la familia tienden una mano cuando se necesita, pero cuando eso pasa, es bueno mirar un poco para atrás y ver como ha sido uno mismo con ellos en el pasado.

El -o la- que que dejó botada a la pareja con sus hijos o que ha cagado de manera regular a sus amigos ¿que le pasará cuando esté en apuros y necesite un favor? No es difícil imaginarlo.

Por eso creo que la fábula está mal escrita y yo prohibiría su enseñanza en las escuelas. Si la cigarra se hubiese hecho amiga de la hormiga y le hubiese hecho algunos pequeños favores probablemente ésta no la habría dejado morirse botada en el invierno "más vale tener amigos que plata en el banco". Bueno, a veces.

Y algo de eso puede extenderse también a la familia, aunque es un tema distinto y largo de comentar. Tal vez lo deje para una entrada futura. 

Y eso es todo amigos, mañana toca refrito, hasta entonces.