Conversaciones con mi mejor amigo

Lo normal durante casi toda mi vida era resfriarme una o dos veces cada año y me duraba poco menos de una semana, pero resulta que desde el año 2019 me dejé de resfriar, hasta donde yo recuerdo.

Yo aprovecho de burlarme del Tomás Jr o de la Pilar cada vez que se resfrian, tratándolos de pobres diablos debiluchos, pero me dicen que es mentira, porque el año pasado me resfrié y como tengo alzeimer ya se me borró de la memoria. 

Francamente no recuerdo nada de eso y lo que si estoy seguro es que ya no me enfermo todos los años como antes, cuando lo veía como cosa normal y corriente.

La cosa es que hoy me levanté como si me hubiera pateado un burro, con malestar en la garganta, los huesos me crujían y una amenaza de inminente congestión. Pasó el día y los síntomas desaparecieron ¿habré adquirido alguna inmunidad gracias al covid?

Porque en esa época tanto la Pilar como el Tomás Jr salieron positivos del covid dos veces y yo me tengo que haber contagiado, aunque no me vacuné ni me hice nunca un test. Mi querida suegra también zafó sin ningún síntoma, y eso que no tomamos ninguna medida especial para evitar contagiarnos. Bueno, ella se puso todas las vacunas.

La cosa es que algo que antes era normal y se repetía como reloj cada año, ahora desapareció, o es tan raro que no recuerdo que haya ocurrido. En fin, vamos a ver cuanto me dura la buena suerte.

Mi mejor amigo
Aunque tengo una merecida fama de huraño y antisocial, la verdad es que converso mucho con mi mejor amigo, durante horas, todos los días. A veces nos vamos a la cama y nos ponemos a conversar hasta que llega el otro día y así pasamos la noche en blanco.

Antes de que se asusten y piensen que se me dio vuelta el paraguas, les aclaro -malpensados- que no me convertí en gay, solo ocurre que yo mismo soy ese mejor amigo, con el que converso todo el día y a veces en la noche. Tal como lo escribió Machado "converso con el hombre que siempre va conmigo".

Supongo que a todo el mundo le pasa lo mismo. En mi caso los temas de conversación son muchísimos, pero hay algunos que se repiten, volviendo una y otra vez.

Por ejemplo mi amigo me dice -a cada rato- que debería pegarme con una piedra en los dientes por la increíble buena suerte que he tenido hasta ahora. 

El sufrimiento es lo más común y natural, "para sufrir nacimos" dice la sabiduría popular y resulta que ya no recuerdo cuando fue la última vez que yo sufrí por algo.

Tiene razón, muchas veces se me olvida pero ahí está él para hacer memoria, Claro que yo le contesto que nadie puede tener buena suerte para siempre y en algún momento me empezarán a caer todas las desgracias.

Entonces mi amigo se enoja y me dice que -aunque eso es cierto- es una completa boludez andar pensando en cosas malas que todavía no han pasado. 

"Cuando te venga la desgracia, bajas la cabeza y la aguantas nomás. Si te preocupa eso ahora eres el rey de lo huemules, acuérdate de lo que decía el McDonnell de pagar intereses por un préstamo que no te han dado"

Es verdad, he tenido una suerte enorme, más cueva que alma como decimos en Chile. Lo primero por la buena salud, luego por mi familia y tercero por la casa ¿qué más puedo pedir? me pregunta mi amigo.

Mucho más le contesto, no he tenido ni el 10% de las cosas que he deseado. "¡Ah diablos, que pedazo de imbécil eres! ¿crees que vas a tener todo lo que quieras? ¿eres huevón o qué? Mejor pégate un tiro!" me contesta mi amigo furioso, y se manda a cambiar.

Claro que mi amigo no siempre anda dando esos consejitos buena onda. A veces aparece siniestro y empieza a asustarme, por ejemplo a veces me dice "oye, solo para entretenernos un rato ¿qué pasaría si tienes cáncer al estómago igual que el McDonnell o tu suegra?"

 "Uno nunca sabe ¿o si el cáncer le da a la Pilar o al Tomás Jr?" En esos casos soy yo el que lo manda al diablo "¿que no me dijiste que no me preocupara por nada, hijo de la grandísima? ¡ándate a la mierda!" y así se va muerto de la risa diciendo que era solo un juego. Pero me dejó con la bala pasada igual.

Porque mi mejor amigo también a veces es mi peor enemigo, especialmente cuando no lo puedo controlar y me empieza a meter malas ideas en la cabeza. Hay que tenerlo cortito, porque es puntudo como pocos.