Anecdotario de Arturo Prat

Como todo 21 de mayo, cuando se recuerda el Combate Naval de Iquique y el cumpleaños de mi hermana, voy a colocar una breve nota sobre el capitán Arturo Prat Chacón, el héroe transversal de los chilenos. 

La pelada y el marino literato
Prat murió muy joven, a los 31 años pero se veía mayor por su prematura calvicie. Dice Vicuña Machena que se quedó pelado estudiando, mientras estaba embarcado, para sacar su título de abogado. Cuando empezó la guerra, el comandante de la Escuadra Juan Williams Rebolledo no le dio a Prat el mando de ningún buque diciendo que "no le gustaban los marinos literatos"

Por qué quedaron solos en Iquique
Wiliams, hijo de un lugarteniente de Lord Cochrane, mostró su mal ojo no solo en esa ocasión sino en muchas otras como la decisión de dejar a Prat y Condell solos bloqueando Iquique, mientras iba con el resto de la escuadra a intentar un ataque por sorpresa al puerto del Callao.

La verdad es que no fue enteramente su culpa, Williams fue obligado por el presidente Pinto y su ministro de guerra Vergara a ir rumbo al Callao, leo en Wikipedia:

"deseoso de rescatar su popularidad (del gobierno) a través de una gran hazaña militar, pone en marcha el plan de atacar al puerto peruano, estableciendo el bloqueo del puerto de Iquique y generando cambios en las comandancias de los buques, dejando a aquellos que fuesen más antiguos y desprovistos de material bélico, en la rada de Iquique".

El hilo se cortó por lo más delgado
O sea la idea fue dejar los peores barcos y los comandantes menos competentes .según su opinión- en Iquique. Bueno, ya sabemos que la vuelta al Callao fue inútil porque perdieron el factor sorpresa y la culpa por la pérdida de la Esmeralda y el comandante Prat recayó sobre Williams Rebolledo.

Las guerras rara vez son justas y siempre hay que proteger al mando, en todo caso Pinto aprendió rápido y bien asesorado ahora por Rafael Sotomayor, un abogado convertido en ministro de guerra en campaña, cosechó un triunfo bélico tras otro.

El difícil exámen de grado
Pero volvamos a Prat, una figura muy poco común en la marina. Dicen que le costó un mundo sacar su título de abogado, y cuando finalmente llegó a dar el exámen final con su uniforme de gala, la Corte Suprema ¡estaba cerrada por vacaciones!.

Prat se puso a golpear la puerta por si acaso había alguien y salió a abrir el mismísimo Manuel Montt, presidente de la corte y ex presidente de Chile. Montt ubicaba a Prat desde que era teniente así es que se sorprendió de verlo como capitán y le preguntó que se le ofrecía.

Prat le explicó que venía a dar su examen de grado y como Montt le tenía simpatía, en lugar de mandarlo a cambiar, se fue golpeando todas las oficinas de los otros ministros hasta que juntó los necesarios para formar una comisión examinadora.

Cuando entró a la sala a rendir el examen se produjo esa famosa anécdota donde el mayordomo le dijo que no podía entrar con su espada, así es que tuvo que dejarla afuera. Los cronistas han derramado ríos de tinta llenando de significado ese asunto que fue de forma y con mínima importancia.

Y ganaba los juicios
Prat fue bastante exitoso como abogado, tenía su oficina particular en la calle que hoy lleva su nombre, y también defendió a marinos en consejos de guerra. Contra la tradición -el 90% eran condenados- les salvó el pellejo a todos, incluso a un amigo en un complicado caso acusado por un superior.

Inquietudes intelectuales
Tenía muchos intereses intelectuales, gran lector, hablaba francés y escribió libros militares de maniobras y de instrucción. 

Detestaba las fiestas pero iba mucho a las veladas culturales, también le apasionaba la música. Cuando sirvió en la Esmeralda se consiguió un piano para el buque y se entretenía tocando entre puerto y puerto.

Influencias familiares
Otra característica rara para un marino de esos años era que tenía una conciencia social muy desarrollada, en buena parte por la influencia de su tío materno Jacinto Chacón y su esposa doña Carmela Carvajal.

Por eso Prat, junto con servir como marino y trabajar como abogado, se ofreció para dar clases nocturnas de ciencias naturales y de moral en la escuela para adultos Benjamín Franklin, clases que hacía naturalmente de manera voluntaria y sin cobrar un peso. 

Allí enseñaba por las noches a obreros y oficinistas que buscaban superarse. ¿Se imaginan como se habrán mandado las partes los que tuvieron como profesor a Arturo Prat?

Poco aguerrido
Bueno, todo esto no lo ayudó en su reputación como un marino aguerrido, cualidad que normalmente se atribuye a los farsantes y fanfarrones, Prat no tenía nada de eso, pero llegada la hora supo poner el pecho a las balas y llevar a sus marinos a imitar el ejemplo. 

Una cosa impresionante y que pocos han notado es la unidad con que lo siguieron todos los de la tripulación, lo que muestra el liderazgo que tenía como capitán. 

Lo tenían desterrado
Cuando estalló la guerra Prat ya era capitán, pero el comandante Williams lo dejó relegado a un puesto de oficina muy subalterno. 

Pero entonces se dió una casualidad casi milagrosa: que Rafael Sotomayor se fijó en él y se lo llevó como ayudante.

Sotomayor, ministro de guerra en campaña, era abogado, pero también un genio en muchos campos como planificación, logística y estrategia militar, sin haber estudiado un día sobre eso. 

Un juez de carácteres
Pero su habilidad más famosa era para evaluar a las personas y colocar personas por las que nadie daba un peso en puestos donde terminaban destacando. El fue quien se fijó en el general Baquedano por ejemplo, al que todos consideraban casi un retardado.

Así fue como se dió cuenta del valor que tendría Prat al mando de un barco y consiguió que lo asignaran a la "Esmeralda" a regañadientes de Williams que no quería dar -ni por broma- un barco a ese "marino literato".

Bueno, el resto es historia. Hay muchas más anécdotas pero dejaré algunas para el año que viene, porque mi intención es publicar todos los años en esta fecha alguna cosa sobre Prat y el combate de Iquique y de paso saludar a mi hermana por su cumpleaños.