Se siente, se siente

Aunque no me gusta llenar de gadgets el blog esta vez voy a probar con el slideshow que -debiera- aparecer en la parte superior. Si no aparece nada me avisan para no seguir haciendo el loco, en cualquier caso lo hice con http://www.slide.com/ por si a alguno de ustedes le interesa, además dan hosting a las fotos y todo es gratis.

Resulta que anoche fuimos a buscar a nuestro recién casado amigo Rucha para celebrar el magno acontecimiento como corresponde, nos fuimos a la Isla con una botella de Artesanos de Cochihuaz, otra de Ron Dorado (Mitjans), una Cocacola y una Sprite, ¡ah! y una bolsa de hielo como en nuestros mejores tiempos. Estuvimos tomando un par de tragos hasta que apareció Orden y Patria, lo que nos obligó a trasladarnos a La Lisera que es territorio liberado, donde ya me conocen y tengo una especie de inmunidad diplomática. Y nos pusimos a conversar tal como si no hubiesen pasado los 28 años desde que nos conocimos en la Gloriosa Universidad del Norte.

Cuando nos juntamos amigos de esos años para algo muy curioso, porque no nos vemos como somos realmente sino como éramos entonces, pajaritos recién trasplantados al mundo universitario, el chico Medalla no es el ingeniero de telecomunicaciones de Entel, viejo y pelado, el Rucha tampoco es el funcionario municipal medio gordito ni yo soy el viejo pelado y canoso: somos los de entonces, la generación de 1978 que nos paseábamos boquiabiertos por los pasillos de la U y hacíamos alianzas desdesperadas y grupos de estudio un día antes de las pruebas.

Con nadie puedo conversar y reirme como lo hago con mis amigos de entonces, de los problemas más grossos, esos que no los comentamos jamás o de complicados asuntos filosóficos inspirados por un ron de dudosa procedencia. Todo tiene su secuencia, hablamos de lo que nos pasa ahora, luego empezamos a acordarnos de cosas que pasaron y a pelar a los ausentes y a los muertos, finalmente llega el momento mágico en que todos estamos pensando lo mismo ¡que feliz me siento de estar con estos estúpidos!.

Ni les voy a contar adonde terminamos, solo diré que cerca de las 4 AM, después de pasar a dejar a un achispado Medalla y a un doblado Rucha, me fuí como un gentleman a mi casa. Creo que ya les conté que estoy demostrandole a mis amigos que se puede pasar perfectamente bien sin necesidad de emborracharse y en estos día he perfeccionado el Zen de preparar cubas libres y piscolas homeopáticas, con trazas imperceptibles de alcohol. ¿Y a que se debe este ataque de sobriedad? a nada, solo para asegurarme que no se me pase el corcho . Ya llegará el momento de emborracharme como piojo, pero solo cuando la ocasión lo amerite.

A propósito mañana comienza la celebración de los 40 años de la Escuela de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la UTA, mi alma mater, podría ser una buena ocasión yo creo. En fin, parece que voy a pasarlo muy bien en estos días, se siente, se siente.
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