EL James Bond argentino

Guillermo Patricio Kelly es un nombre que poco le dice a un chileno actual, sin embargo décadas atrás fue el tipo más famoso y el fugitivo más buscado de Chile. Luego que se arrancara de la Penitenciería de Santiago de una manera espectacular, se organizó una cacería humana para perseguirlo por toda América Latina y nunca lograron pescarlo.

A mi que me gusta la historia me tocó leer muchas crónicas sobre Kelly, quien durante su fuga conoció a medio mundo. Vivió peligrosamente, muchas veces al borde de la muerte y hasta pasados los 70 portaba su pistola Sig Sauer cargada para todo evento.

Ya viejo se dedicó al periodismo y era visto como un personaje pintoresco, adicto a la mitomanía y las conspiraciones. Si alguien podría ser llamado el James Bond Argentino ese sería Patricio Kelly que vivió peligrosamente y murio en la cama, de un cancer terminal, hace un par de días. Que diablos, mis respetos.

Hace unos años me tocó conocer Buenos Aires y la verdad es que la ciudad me desilusionó harto. Yo no soy un tipo de grandes ciudades pero me había hecho muchas expectativas porque desde chico venía escuchando sobre la ciudad más europea de América Latina, leyendo a Borges, me crié viendo las películas argentinas en el Cine Recoleta, en fin. Pero la verdad es que me pareció un Santiago perfeccionado en todo lo que no me gusta: más grande, más feo, más incongruente ¿como puede tener alma una ciudad tan grande?.

Sin embargo el paisaje humano que ví allá fue extraordinario, dudo que se encuentre en América Latina gente más abierta, amistosa y simpática que los argentinos (hablo en general, claro), los mozos, las camareras del hotel que te tratan de "vos" sin que suene insultante o irrespetuoso, en fin, nueve de cada diez argentinos me resultaron agradables y eso me hizo reconciliarme con la ciudad, bien vale la pena ir por la simpatía de la gente.

¿Y el lado B de los porteños?, la petulancia, la mitomanía el tratar de aparentar lo que no son es algo que irrita al principio pero son pecados veniales, es parte de la enorme carga de italianismo que trae esa gente, se compensa ampliamente por la amabilidad, la buena voluntad, lo abiertos a la amistad. En el balance, sumando y restando, me caen muy bien los argentinos, que son una versión un poco basta de los italianos, excelente gente. La foto me la saqué en la fragata Libertad, creo que así se llama, esa que está fondeada en Puerto Madero, el corte de pelo fue gentileza de una amiga que no me tenía muy buena parece.