Calmaos

Muchos años atrás conocí a un simpático viejito que había sido uno de los más importantes "químicos empíricos" de los años 60, cuando en nuestra ciudad habían laboratorios para fabricar clorhidrato de cocaína, y por pura curiosidad intelectual conseguí que me contara la receta para fabricar el preciado elemento.

Bueno, pasaron los años y después conocí a un químico profesional al que volví a hacer la misma pregunta. Lo sorprendente es que las dos recetas eran completamente distintas, siendo la última bastante más sencilla. Cuando le comenté la otra receta el químico se quedó asombrado y me explicó que era un procedimiento muy ingenioso, porque no usaba casi ninguno de los elementos prohibidos (precursores) en su estado puro.

Esa vez entendí clarito la diferencia entre ciencia y tecnología. También entendí por qué la tecnología tiene mucho que ver con el ingenio práctico y es a veces mucho más valiosa que el conocimiento científico. Miren otro ejemplo sencillo aplicado a lo mismo: la materia prima para fabricar el clorhidrato son unos bolones que deben secarse antes de procesar, el problema era como secarlos.

Primero se secaban al sol pero era un procedimiento largo y peligroso. Luego usaban hornos de microondas o esos hornos eléctricos chinos, pero esto consumía electricidad que en la selva significaba ruidosos generadores. La solución tecnológica fue envolver los bolones en pañales desechables y desde entonces la exportación de pañales al Perú y Bolivia se disparó a las nubes. Eso lo aprendí en mis años de comerciante, cuando me preguntaba si los bebes de esos países sufrían de diarrea crónica y uno de los que estaba en el secreto me explicó como era la cosa.

¿Y a propósito de qué escribo esto? ¿estoy pensando instalar una industria de clorhidrato de cocaína? No señores, como dije antes mi curiosidad era meramente intelectual y teórica. Pero me acordé del asunto hoy cuando escuché por la tele que unos bioquímicos chilenos habían patentado tres bacterías que comen roca y defecan cobre, para decirlo de manera pisiutica.

Creo que les había contado que tengo un amigo en el negocio de la minería, conversando con él aprendí como ha ido avanzando la tecnología para separar el cobre de las rocas. El método más antiguo es la lixiviación (leaching) que consiste en disolver grandes tortas de roca molida con ácido sulfúrico. Luego el concentrado se funde en altos hornos. Pero los hornos necesitan enormes cantidades de calor y los crisoles se van achicando con el uso. Para esos problemas el hermano de Daniel Viera inventó en los 60s los hornos de reverbero. Tecnología.

Pero también esta solución de cobre con agua y ácido sulfúrico, que es como sopa de cobre, se puede poner en una cuba a la que se le introduce una lámina de acero inoxidable conectada a 12 volts. Pasado cierto tiempo el cobre al 99% queda pegado a la lámina de acero inoxidable. Un golpe y se despega. Yo vi con mis propios ojos como con un par de barriles de aceitunas, tubos de PVC, goteros quirúrgicos y una batería de auto se construye una máquina que permite hacer ensayos prácticos sobre la calidad del mineral y se producen pequeños cátodos de alta pureza. Eso es tecnología.

Y con lo de las bacterias se vienen haciendo experimentos desde los años 70, desde hace muchos años se conoce el poder de las bacterias para digerir minerales (el ejemplo más notable es el mineral de Rio Tinto en España), lo que falta es mejorar la tecnología y tanto en Codelco como en las mineras privadas se produce cobre por biolixiviación. No es tanto un problema de doctores en biología molecular o complicadas ciencias sinó más bien un asunto de maestros chasquillas lo suficientemente ingeniosos: electromecáncios, biólogos, gente práctica. Eso es tecnología: ingenio para inventar procesos mejores y más baratos. Pueden mandar a diez mil vagos a doctorarse en Carnegie-Mellon y no obtendrán lo que un puro electro-mecánico ingenioso puede hacer.

La mejor tecnología no descubre nada, solo inventa formas más sencillas, más baratas y más productivas de hacer las cosas. Casi nunca sale de las universidades porque los profesores tienen sus gordos traseros demasiado ocupados en atornillarse en la silla y ganar más plata sin hacer nada. Una notable excepción -según me han dicho- es el rector de la Universidad Arturo Prat, Carlos Merino Pinochet, biólogo marino muy respetado en el ámbito de la bio metalurgia.

Creo que el ejemplo de la cocaína ilustra muy bien el significado y la importancia de la tecnología, espero que a ustedes, mis queridos lectores, no se les meta el diablo en la cabeza y se vayan corriendo a comprar de la nahue. Calmaos, era solo para ilustraros.

Y a propósito de tecnología, chequeando Technocrati veo que mi sitio de El Programador Casual sigue siendo citado, esta vez en el blog Tu Función, a pesar que llevo varios años sin agregar contenido, esa es tecnología, claro que medio anticuada.