El golpe

El comentario de un amigo en este mismo blog me trajo a la memoria los días de Allende y el golpe militar, cuando yo con 18 años, terminaba el cuarto medio y estaba muy interesado en política, como todos en esa época supongo.

Nunca había escrito sobre el golpe, no desde el punto de vista político sino de mis recuerdos personales de entonces. En fin, en Ancud, Chiloé, la cosa fue más o menos así:

No recuerdo cuando me enteré de la noticia, solo que después, durante la mañana del 11 de septiembre estábamos todos en la cocina escuchando la radio Magallanes. La televisión estaba con una imagen fija y marchas militares, interrumpidas cada cierto tiempo por un "bando" (comunicado a la población) emitido por el ejército que se repetía varias veces.

Nadie andaba en la calle porque así se ordenaba en la radio, había orden de disparar y los viejos jeep del Ejército eran los únicos vehículos que pasaban corriendo llenos de nerviosos soldados con un brazalete blanco. Era evidente que estaban más asustados que nosotros.

Unos meses antes, a finales de 1972 pasó algo curioso que debió ser como un aviso. Nuestro profesor de Castellano en el liceo, ya ni recuerdo como se llamaba, era un alto dirigente local de la Unidad Popular (el grupo político de Allende) y venía llegando de una reunión en Santiago. Era un tipo muy querido porque conversaba bastante -especialmente de política- en clases y tenía mucha influencia entre nsosotros que -hasta donde yo recuerdo- éramos todos simpatizantes o militantes de la UP, la cosa es que el tipo venía conmocionado.

"Ustedes no se imaginan lo que pasa en Santiago", nos dijo, "es una ciudad en guerra, esto va a terminar muy mal". Nos dejó desconcertados porque normalmente nos hablaba con mucho entusiasmo de lo que entonces llamábamos "el proceso", uno de sus alumnos favoritos,ya ni recuerdo el nombre pero era algo así como el intelectual del liceo, se largó un speech con todas esas cosas que repetíamos siempre: que no pasarán y que siempre íbamos a estar nosotros para defender el proceso y blabla.

Fue impresionante la cara que puso el profesor, solo nos quedó mirando, pidió disculpas porque no se sentía bien y se mandó a cambiar, ahí mismo se terminó la clase, con lo que nos dejó a todos muy confundidos. Al poco tiempo ya se nos había olvidado todo el asunto, pero después supimos a que se refería, seguramente en Santiago se dio cuenta de lo que se venía.

El día 11 fue traumático y sobre todo inesperado, nadie que yo conociera pensó que las Fuerzas Armadas iban a dar un golpe "eso es imposible en Chile, acá no hay gorilas" pensábamos todos. Y de repente estábamos escuchando por la radio el bombardeo de la Moneda y la muerte de Allende. Nos costó mucho convencernos que la cosa iba en serio y no se trataba de algún puñado de militares locos como ya había pasado antes.

Lo que para nosotros era una tragedia para muchos agricltores de la zona fue una tremenda alegría, los Kompatski en la casa del frente celebraban el fin de años de acoso, insultos, abusos y la posibilidad que le devovieran sus campos, colocando una bandera chilena frente a su casa, lo que nos dió motivo para odiar a los mismos que hasta el día antes nos parecían tan simpáticos.

A las seis de la tarde se declaró el toque de queda, al que saliera a la calle se le iba a disparar y como si la advertencia no fuera sufiiente estuvimos durante la tarde y la noche escuchando los disparos, gritos y carreras de vehículos. Pasamos la noche escuchando .los cuentos de Radio Moscú, convencidos que al día siguiente el General Prats, al mando de tropas leales desbarataría el golpe.

La Unidad Popular no era un cuerpo monolítico como cuenta ahora la historia oficial, habían grandes divisiones y peleas internas por el poder entre los reformistas y los revolcionarios que buscaban repetir el modelo cubano en Chile. Allende oscilaba ente ambos grupos dando un día el favor a unos y al siguiente a los otros. El Partido Comunista y los Radicales Revolucionarios eran los bastiones del reformismo, el Partido Socialista, el MIR y demás grupos eran los revolucionarios y existían grandes odios entre estos dos grupos.

El 11 en la noche lo pasamos con gran susto: los militares estaban allanando las casas y recibían toda clase de denuncias anónimas, el dueño de la pensión y nosotros teníamos mucha literatura de Lenin, Mao y el Ché que esa misma noche se fué a la estufa antes que llegaran a allanarnos. Esa noche también vimos por la televisión las primeras imágenes de los combates en Santiago, el incendio de la moneda y cuando sacaban el cadaver de Allende.

Fue una noche llena de rumores que llegaban por teléfono. Supimos que se habían llevado presos al presidente y vicepresidente el centro de alumnos de nuestro liceo, ambos compañeros nuestros, el primero era comunista y el segundo de la rama juvenil del MIR (FER), enemigos políticos irreconciliables. Al del FER lo dimos por muerto porque sabíamos que estaba a cargo de las armas. Pero a los pocos días se estaba paseando libre, mientras que el comunista fue fusilado en Puerto Montt por un "hallazgo" de armas enterradas fuera de la ciudad.

Fueron días llenos de traición, equivocaciones y cobardía, especialmente de los que fueron más agresivos cuando tuvieron poder. Muchos no se demoraron diez minutos en convertirse en traidores y vender a sus amigos y compañeros. Los mejores de la UP murieron en esos días, la crema y nata. Y, como suele pasar en esos casos, quedaron los reptiles, muchos de esos que cuentan ahora como fueron los héroes en su lucha contra la dictadura. .

Pero en fin, esto se alargó demasiado, algún día seguiré con recuerdos, la historia chica, anécdotas y cosas curiosas de nuestros años revolucionarios y los primeros tiempos del gobierno militar, creo que fue una suerte haber vivido años tan interesantes como esos, cargados de cosas raras que tal vez no se van a repetir hasta bastante tiempo más.