Sobre estirar la pata

Anoche me quedé escribiendo hasta muy tarde así es que hoy pasé todo el día durmiendo. Si fuera de esos que se aterran porque la vida es corta debería estar preocupado, porque perdí un día completo de mi vida en el país de los sueños, y ni siquiera recuerdo haber soñado alguna maldita cosa.

Nada de eso, la vida no es corta y ya no me quedan cosas pendientes, me puedo morir ahora mismo -idealmente sin dolor ni miedo- sería perfecto.

Me imagino el velorio, igual como el del Pepe Drago. No creo que me lloren demasiado, ni la Pilar ni el Tomás Jr. son los típicos llorones, pero mi suegra si que se engargaría de hacer esa parte del show: se vestiría de luto y andaría toda llorosa con su paso de tortuga repartiendo café a mis amigos, sentados, bromeando alrededor del cajón: el Mouse, el Rucha, el Bambino, el Jote y todos los demás, mientras mi suegro don Pepe repartiría frases solemnes y filosóficos lugares comunes a todo el mundo.

Dicen que los muertos se quedan un tiempo alrededor del cajón mirándolo todo, tengo una amiga que recibió 4 balazos en la cara (marido celoso) y estuvo muy cerca de la muerte, me contaba que se veía desde arriba mientras los médicos la operaban ¿será cierto? a mi me pareció que lo decía en serio. Bueno, la cosa es que me imagino mirándolos desde arriba y pensando "ríanse nomás malditos, ya les va a tocar a ustedes".

En fin, apuesto que contra todos mis deseos no me enterrarían en la fosa común ni regalarían mis presas al hospital, seguramente me comprarían un nicho y me llevarían al cementerio al más puro estilo ariqueño , en una station-wagon y todos detrás caminando, conversando y bromeando. Me encantaría que fuera una banda de bronces o el orfeón municipal tocando en el camino, pero que diablos, no soy lo suficientemente famoso como para eso.

Probablemente aparecería en un pequeño suelto de cuarto de columna en La Estrella de Arica "muere conocido ariqueño" o algo por el estilo, y el canuto maldito donde cayó mi camioneta se sentiría muy contento de leer la noticia, seguro que saldría gritando ¡Aleluya! ¡justicia divina!.

En los rezos hay dos frases que encuentro muy potentes, una es "líbranos del mal" y la otra "en la hora de nuestra muerte". A veces pienso en la hora de la muerte, solo espero que sea expedita: mi mamá y mis tres tías murieron de un ataque al corazón y mi hermana tiene problemas cardiacos, me encantaría estirar la pata de ese modo, rápido y económico.

Tengo que comer más grasas, huevos fritos, tocino, cerdo, prietas, chunchules y todo lo que aumente el colesterol malo. Un balazo bien puesto de un francotirador o una explosión también servirían, pero donde yo vivo esa posibilidad es más remota.

Luego de morirme vendría la mejor parte: si creemos a la mitología católica (poquita fe le tengo a esas cosas) yo me debería ir directo al cielo, por el fast track, me presento ante San Pedro quien me dará una túnica, mi aureola, una lira y un par de alas. Luego me indicara cual es mi nube. De tanto en tanto me iré a conversar amigablemente con Jesucristo o con mis otros amigos muertos, si es que alguno está en el cielo.

También podría darse la lógica budista, y como he acumulado buen karma me reencarnaría en gaviota de puerto, sin depredadores naturales y con montañas de comida en granos y harina de pescado ¡esa si que sería vida! volar y comer todo el día. También podría ser que simplemente se apaga la luz y se acabó, lo que tampoco estaría mal, fin a todos mis problemas.

La vida no es corta, es interminable, especialmente cuando hacemos fila en el banco o esperamos en la consulta del dentista, la vida es demasiado larga y no querer morirse es una completa estupidez. En cualquier caso si esta noche después de escribir esto exhalo mi último suspiro -como dicen los snobs- alégrense por mi, ya nos despedimos, por si las moscas.