La nueva tierra de oportunidades

Me escribió Tristan contándome de su fiesta de cumpleaños y su viaje a Paris hace poco. Acá tenemos muchos buenos recuerdos del año que pasaron en Arica. Nos habían invitado a todos a pasar con ellos este año nuevo en Las Vegas, pero cuando me averigué de los trámites que había que hacer para conseguir la visa, dije mejor no thanks, dejémoslo para otra oportunidad.

Es increíble la cantidad de trabas que existen hoy para viajar a USA, de partida hay que pagar US$ 100 por cada persona solo para aplicar ¿que no es el país más rico del mundo, para que quieren mis US$ 100 entonces?, eso sumado a una entrevista personal en el consulado en Santiago y a que mi calidad de pobre desempleado me hace sospechoso de ¡¡ir a buscar trabajo!! me hicieron pensar que mejor no me muevo de Arica, en cuanto tenga plata los invitaré a ellos para que vengan, es mucho más cómodo.

Realmente no entiendo ni siento ninguna simpatía por los inmigrantes ilegales que cruzan el Rio Bravo ¿para que ir a USA si en América Latina está repelto de oportunidades?. No conozco a nadie que se haya hecho millonario emigrando a un país desarrollado, a lo más que pueden aspirar es a ser proletas un poco mejor pagados o pequeños burgueses. Acá en Arica sin embargo tengo amigos que conocí vendiendo relojes en la calle y hoy son millonarios en dólares, los conozco personalmente, no me lo han contado.

América Latina es la nueva tierra de las oportunidades, acá la movilidad social es mucho más probable que en cualquier país desarrollado, donde naces y mueres en el mismo nicho lo mismo que los hijos, nietos y tataranietos. La mayoría de la gente no se da cuenta, pero silenciosamente, año a año, aparecen nuevos ricos y otras fortunas se pierden, especialmente en Chile. Solo hay que tener grandes expectativas, tenacidad y tratar de pegarle el palo al gato, no es seguro pero es mucho más probable acá que en cualquier país desarrollado.

Y las expectativas son importantes en los inciertos asuntos relacionados con ganar plata, cuando se juntan muchas expectativas en una dirección empiezan a pasar cosas, cuando pierdes las expectativas también se produce la profecía autocumplida y no pasa nada. Por eso los discursos de los ministros de hacienda son siempre optimistas. No es -solo- que sean mentirosos sino que su trabajo es crear expectativas favorables. Al final toda la economía es en gran parte la suma de lo que la gente espera que sea.

Por eso uno nunca tiene que bajar los brazos, no importa lo mal que nos esté yendo si bajamos nuestras expectativas de seguro que nos irá peor. Mientras tengamos esperanzas no hay seguridad -pero si al menos la posibilidad- de que las cosas resulten, en cuanto perdemos las esperanzas ya no es posible que resulte nada.

Pero no basta con tener uno expectativas favorables, la clave está en contagiarlas al resto de las personas. Ese es un secreto que maneja cualquiera que le haya ido bien, desde un embaucador hasta un empresario exitoso. Mientras más gente piense que lo que uno quiere es bueno, más posibilidades tenemos de conseguirlo No se trata solo de creerse el cuento, sino de contar el cuento de manera que muchos más lo crean. Bueno, antes que todo eso hay que tener un cuento, pero eso ya es otra cosa.

Pasando a otra cosa, hace poco se murió Milton Friedmann. Muchos ahora lo recordaron como amigo de los poderosos y defensor de los abusadores. Nada más superficial, Friedmann estuvo prácticamente toda su vida contra el mainstream y si ganó el premio Nobel, fue a pesar de las connotaciones ideológicas de su trabajo. Friedmann, Hayeck y otros pocos mantuvieron el valor de la libertad y el individualismo contra la corriente dominante de los keynessianos económicos y los socialistas en lo político durante décadas.

Tiene bastante que ver con Chile porque varios de sus discípulos implementaron por primera vez algunas de sus principales recomendaciones: desregular, achicar el estado, liberar precios y salarios, bajar aranceles. Podrán decir mucho en contra -de hecho es casi un hobby nacional hablar contra "el modelo"- pero hasta ahora ningún gobierno ha sido tan estúpido como para deshacer alguna de las grandes reformas estructurales. Menos mal.

Pensar que por culpa de las ideas de este veterano la inflación dejó de ser problema hace más de 20 años, y sin ser demasiado optimista puedo esperar que no lo será en los 10 años que vienen. Saber cuanto va a valer mi plata en un mediano plazo es algo bastante agradable, la estabilidad en los precios es una de las grandes bendiciones que tenemos y casi nadie es capaz de apreciar. La falta de inflación es como la buena salud, no la apreciamos hasta que la perdemos. Bien por el Sr. Friedmann.