Muchas manos matan la guagua

Hoy me encontré en la playa con dos amigos que me dijeron lo mismo: que anda circulando un mail anónimo en contra de la gente de Cordenor, donde aparece citado algo que yo escribí en algún lado como argumento para desprestigiarlos.

Primero que nada señor anónimo (ni tan anónimo, a estas alturas ya se quien lo escribió), usted no solo es un gallina que no se atreve a poner su nombre, sino además es un chanta mal educado ¿como se le ocurre citarme sin mandarme una copia de su asqueroso pasquín?. No le costaba nada haberme agregado en el c.c. al muy gil, para saber la basura que había escrito.

Veamos; de la gente de Cordenor conozco solo de saludo a José Luis Torres y a Livio Belair, mal podría haber hablado algo mal de ellos. Para que decir mi amigo de muchos años Daniel Viera, he conocido su honradez de primera mano en tiempos muy difíciles para todos, no cuesta nada ser correcto cuando hay plata pero con Daniel terminamos una empresa en tiempos nada fáciles y esa clase de corrección es muy difícil de encontrar, más de un amigo me ha estafado en cisrcunstancias similares.

De don Paco Melús tengo la mejor de las opiniones, así es que el señor anónimo puede retirar mi nombre de su venenoso mail. Una cosa es que lo hayan echado por ladrón pero eso no justifica que se dedique a difundir basura como un pobre diablo resentido que es.

Señor anónimo, yo soy bastante loco y ni me interesan las consecuencias en este tipo de cosas, no se me vaya a ocurrir decir su nombre, cuidado señor cobarde porque también podría hacer memoria de algunas de sus sinverguenzuras que -aunque son bien conocidas en Arica- nunca está demás recordarlas. Lo dejo hasta ahí nomás por ahora.

En fin, casos y cosas que de vez en cuando vienen a sacudirnos del aburrimiento de nuestro pequeño pueblito. Siempre se alega que la gente no participa o queda afuera de las grandes decisiones, pero ¿que pasaría si se le da cabida en las decisiones a tanto idiota que anda por ahí suelto? ¿más participación? naranjas, a veces doy un vistazo al foro de La Estrella de Arica, repleto de las opiniones más estúpidas y disparatadas y me da miedo pensar que son tipos con derecho a voto, ojalá jamás tengan la oportunidad de participar en nada.

Ese es un problema insoluble de la democracia ¿que pasa si los estúpidos son mayoría y actúan -sin darse cuenta- en contra de sus propios intereses? ¿es aceptable que una mayoría de tontos le arruine el futuro a todos los demás? ¿deben pagar todos por las equivocaciones de un grupo de idiotas?.

Por eso la democracia funciona con camarillas, recuerden que muchas manos matan la guagua. El problema es cuando los idiotas votan y son mayoría, entonces gobiernan sus representantes. Esto no es una asunto retórico, gran parte de los problemas de guerra, desorden y miseria de nuestros países se han generado por malas decisiones de sus gobernantes, elegidos por una opinión pública poco educada y manipulable.

Bah, pero para que pierdo el tiempo refunfuñando por problemas que no tienen arreglo. Mejor paso a otro tema más agradable, acabo de saber que los Hernandos ya no son dos sino tres y me imagino como estarán los chillidos en la noche con el nuevo integrante de la familia, felicidades para ellos, Cherubini también fue mamá hace poco, que diablos, parece que fue la fiebre del heno. Les esperan años muy buenos, felicidades y aprovechen.

Recuerdo cuando nació el Tomás Jr. Yo estaba un poco menos civilizado que ahora, así es que cuando la Pilar se fue a la maternidad yo me fui de fiesta con mis amigos y estuve toda una semana tomando y repartiendo un gran paquete de puros que había traído unas semanas antes desde Miami. ¡Que borrachera mi Dios!, trabajaba con mi primo entonces y los negocios empezaban a derrumbarse, así es que decidí hacer una gran celebración, del tipo "después de mi, el diluvio".

La cosa es que no quería ir a conocer la guagua porque sospechaba que iba a ser fea y yo tendría que hacerle gracias y todo eso. Efectivamente, parecía un mono recién nacido, menos mal que con el tiempo se fue componiendo. Yo odiaba la idea de andar arrastrando la guagua en un carrito y todas esas cosas de mamones, pero con el tiempo me hice a la idea y me acostumbré a salir con él a la playa. Ibamos casi todos los días desde que tenía un año hasta los ocho, de ahí ya no me pescó más y prefierió salir con sus amigos. Traidor mala leche nomás, igual lo pasamos muy bien todos esos años.