Otra oportunidad perdida

Bolivia en problemas de nuevo. Ya no son los motines de los mineros o campesinos -eso está más o menos tranquilo por ahora- pero la situación del país se podría resumir en una sola palabra: estancamiento. Las cosas no funcionan y la frase que más se escucha es cuarto intermedio, así es como llaman allá a las postergaciones. Todo se alarga y se posterga indefinidamente.

Bolivia se ha convertido en el país del cuarto intermedio, hay una asamblea constituyente que durante meses y meses no ha llegado a ninguna conclusión importante, todos versean y se mandan los más bonitos discursos que no dicen nada, también es el país de la verborrea y las frases grandiosas.

He escrito mucho sobre las cualidades de Evo Morales: ahora pondré algo sobre sus defectos: es tremendamente ingenuo, muchas veces no se da cuenta de su ignorancia y aplica un curioso "sentido común" para enfrentar los más intrincados problemas. Tiene una visión en blanco y negro, muy burda de la realidad del país y del mundo y un ojo pésimo para elegir a sus amigos.

Y nadie quiere invertir en Bolivia, como Evo Morales siempre ha sido pobre se impresiona con las limosnas que le llegan de otros países: unos cientos de tractores iraníes bastan para deslumbrarlo y para que haga alianzas que le están costando carísimas a Bolivia. Su proceso de cambios, que ha consistido en cambiar las leyes y contratos solo ha traído ventajas simbólicas y un costo enorme por la inseguridad jurídica y poca confianza de los inversores.

Maneja conceptos de los años 60 como la industrialización del país, desconociendo que en el mundo globalizado solo un completo tonto gastara recursos en subsidiar la industria nacional que jamás podrá competir con la manufactura china. Es una tragedia porque se está perdiendo la oportunidad de oro ahora que los precios de los minerales están por las nubes. Cuando los precios bajen nuevamente, aunque quieran explotar sus recursos no ganarán nada, la oportunidad no llama dos veces.

En fin, en América Latina nos caracterizamos por las oportunidades perdidas, somos países con puro potencial que rara vez llega a transformarse en riqueza, buenos para hablar y hacer lindos discursos, capaces de justificar cualquier cosa con palabras. En Chile pareció que habíamos salido de ese círculo vicioso pero nada, también volvimos a lo mismo, parece que lo llevamos en los genes.