El tiempo congelado

Otro día de trabajo, tensión e incertidumbre, que diablos, odio la adrenalina y como buen ariqueño es una sustancia casi inexistente en mi torrente sanguíneo. Me gusta en cambio el paso lento de los días sin mucho que hacer, la ausencia de preocupaciones, el ocio hasta el extremo del aburrimiento. ¿Para que hacer cosas si al final nos vamos a morir? cuando estemos vestidos con el terno de palo va a dar lo mismo si nos fué bien o mal en este cochino mundo, se apaga la luz y chao, todo fué por nada.

Arica debe ser uno de los lugares más propicios al ocio en el mundo, ahora que está volviendo el clima templado solo dan ganas de ir a pasar todo el día en la playa sin hacer absolutamente nada aparte de andar de un lado para otro y pensar en cosas tan importantes como con quien nos vamos a juntar a tomar en la noche. Siempre fue así, Arica es un sleppy town, los aborígenes no dejaron inventos, ni obras de arte, ni construcciones porque no necesitaban nada de eso. Acá la vida es demasiado fácil.

Y pasan los días todos muy parecidos, nos vamos poniendo viejos sin darnos cuenta porque nos vemos la cara tedos los días, el problema es cuando dejamos de vernos ¡pero que pelado! ¡que canoso! ¡que arrugada!. En la esquina de 21 de Mayo con Colón se junta el mismo grupo de veteranos desde que tengo memoria, cuando llegué a Arica en 1969 ya estaban en esa esquina los mismos y se mantienen allí fielmente todos los días. En invierno hay un grupo que juega al futbol en el El Laucho, todos los días por más de 20 años, otros se van a leer el Mercurio del domingo en el auto a la Playa Brava o a la Isla, los que van a nadar a la piscina olímpica, los que van al estadio, es una ciudad de hábitos y rutinas.

Arica es también como una máquina del tiempo congelado, en la universidad, municipalidad, el comercio está la misma gente durante décadas. Nada cambia demasiado, los cambios son tan graduales que se hacen casi imperceptibles. Entonces se muere algún ariqueño conocido y nos damos cuenta que el tiempo no estaba congelado, solo que corría muy, muy lento. Debería mandarme a hacer una polera que diga no me apuren, no me presionen; soy ariqueño.

En fin, ya se está terminando un espantoso invierno, volverá el verano con sus días de sol y tal vez me las arreglaré para seguir viviendo con poca plata y mínimo trabajo disfrutando del far niente, como buen ciudadano de la capital mundial de la flojera. Ni tengo ganas de escribir sobre nada interesante hoy solo quiero descansar un rato en brazos de Morfeo, me voy a dormir entonces, a ver si mañana se me ocurre algo más interesante, hoy no es día inteligente y no sé ir más allá.