Sobre la importancia de las excusas

Hoy sale una nota en La Estrella de Arica titulada "Perros y Gatos", que se refiere a las innumerables peleas que envenenan el ambiente político administrativo en la ciudad. La última de estas peleas es entre la Corporación de Desarrollo de Artica y Parinacota y la recién creada Agencia de Desarrollo Regional, ambas con las mismas funciones y que están compitiendo por la misma plata del gobierno para financiarse.

Detrás de cada una de estas peleas siempre aparece el diputado Paredes o alguien de su familia, el alcalde Valcarce o alguien de su familia y -en menor medida- varios que tienen dirigencias gremiales, como Raúl Castro, Olivares, Sankan y tantos otros. Yo que conocí en alguna medida a varias de estas personas no me puedo explicar como hemos llegado a esta situación que ya tiene apestado a todo el mundo. Por lo menos puedo hablar de don Raúl Castro, Carlos Valcarce, Waldo Sankán, sin ser gran amigo los ubico y conozco gente de su entorno ¿como pueden haber llegado a estas peleas de callejón que solo ensucian el ambiente en la ciudad?. Lo peor es que se ve como una situación que ya no tiene remedio, parece que todos entraron a una dinámica de guerra sucia de la que no podrán salir facilmente aunque quieran.

Mucho mejor hacer cosas, hacerse reputación y dejar de auto engañarse con las alabanzas del séquito, eso es como hacerse trampas en el solitario. Cuantos años que no se ve ni un solo buen proyecto en la ciudad, ni del gobierno regional, ni de los parlamentarios, ni de la municipalidad. Todos marcan el paso y están satisfechos mientras agarren buena plata y no tengan demasiados problemas, es lo mismo que pasa en las dos universidades más importantes de la ciudad que no pudieron llenar sus vacantes, pero igual están felices: ganarán lo mismo con menos trabajo ¿que mejor?. Parece que están llevando demasiado lejos el concepto de aplatanarse, hace mucha falta un remezón y que en lugar de discutir por estupideces se pongan a hacer proyectos importantes de una vez. En fin, mejor pasemos a otra cosa.

Sobre la importancia de las excusas

A veces uno no quiere hacer algo, aunque sabe que debe hacerlo, entonces busca una excusa. La excusa es un mecanismo de racionalización que nos permite olvidar esos molestos escrúpulos que nos mantienen preocupados cuando no cumplimos con nuestra palabra. Si la excusa es buena los demás y nosotros mismos quedaremos convencidos que no fue nuestra culpa, sino una serie de desafortunadas circunstancias -inevitables- que nos llevaron a actuar de esa manera.

Cuando la Mila hizo los trabajos de arreglo de su casa, me contaba entre furiosa y divertida, la habilidad de los maestros para encontrar explicaciones para no hacer las cosas como habían acordado ¡pero eran tan amables, se mostraban tan preocupados y considerados por mi que después de las explicaciones me daban ganas de darles las gracias por haberme estafado!. En realidad es un mecanismo universal ese de encontrar explicaciones racionales que le echen la culpa a cualquier otro, menos a uno mismo cuando las cosas no se hacen o se hacen mal.

Pensándolo bien las excusas tienen su rol social, tal como la mayoría de las demás mentiras, si no existieran uno viviría permanentemente atormentado por lo que hizo mal o no hizo y eso no puede ser sano para nadie; las excusas entre otras cosas nos salvan de la úlcera y del suicidio, lo que no es poca cosa. El problema es que es muy fácil enviciarse y abusar de las excusas hasta el punto de desacreditarse completamente. Casi todos nosotros tenemos -cual más, cual menos- un enorme tejido de excusas y explicaciones para ocultarle a los demás y a nosotros mismos a veces los verdaderos motivos de nuestro comportamiento.

Seguramente gran parte de mis propias ideas sobre una buena calidad de vida y la poca importancia de la plata, son racionalizaciones del hecho evidente que soy muy flojo y no estoy dispuesto a sacrificarme ni un poquito por el bienestar material propio ni de los míos, en fin, es una media excusa en todo caso porque tengo bastante claro que mi umbral de flojera es inmenso. Pero todos nosotros tenemos explicaciones para cada una de las cosas que hemos hecho en nuestra vida, especialmente las más estúpidas, para esas normalmente tenemos las mejores explicaciones de todas.

Por eso cuando uno va a la cárcel (yo conocí muchísimos presos en mis años de tribunales) se encuentra con pura gente buena, la mayoría han sido víctimas de la mala suerte, unos pocos reconocen haber cometido errores pero tienen excelentes explicaciones para mostrar por qué los cometieron. El problema no es usar excusas, cosa que me parece indispensable, sino creerlas. Así es como -por ejemplo- tenemos millones de idiotas que creen que el delito es causado por las "injusticias sociales" y que arreglando las últimas desaparecerían los primeros. En fin, ejemplos de tontos que se tragan las excusas hay por miles, escojan el que más les guste.

Y para que vean que potente es este asunto de las excusas, apuesto que mientras estaban leyendo esto pensaban en muchos chamullentos que conocen y que viven dando explicaciones para todo sin hacer nada y apostaría -diez a uno- que ni se les pasó por la mente la cantidad de explicaciones que han inventado para cubrir sus propios fracasos y traiciones, pero en fin, para eso existen las explicaciones; para que alguien las crea.