Miserias de la política nacional

Algo super raro pasa en la política nacional; están haciendo renunciar a subsecretarios y otros de la clase media-alta de nuestra fauna política por uso inapropiado de vehículos fiscales.

A mi modo de ver todo esto es una gran tomadura de pelo, primero el coronel Vidal, jefe de escolta presidencial renuncia porque usó el auto para algún viaje familiar, luego la subsecretaria de transporte porque llevaba frutillas a unos restaurantes del centro en el auto fiscal y finalmente el subdirector operativo de Gendarmería le cayó la teja por similares razones, también renunciado.

¿Que pasa? ¿quien explica esta sainete de renuncias?, lo más divertido es que fue el ministro Pérez Yoma fué quien dió la explicación, dijo algo así como que hay que ser especialmente cuidadoso en el uso de los recursos fiscales. Bueno, el ministro Pérez Yoma salió abruptamente de su cargo en un gobierno anterior por estar involucrado en el multimillonario escándalo de las casas Copeva. En fin, creo que la ópera bufa del gobierno está llegando a un grado de surrealismo que no había visto nunca antes, en mi vida.

Si calculamos el perjuico de mandar a la señora de vacaciones o repartir frutillas en el auto fiscal difícilmente pasaremos de un millón de pesos, lo chistoso es que el gobierno moralizador cerró filas para defender con todo a la ministra-operadora que encubrió desórdenes administrativos -incluídos cheques clonados correspondientes a un mismo pago y girados varias veces- por miles de millones de dólares. El gobierno moralizador tampoco se pronuncia por los desfalcos multimillonarios en Ferrocarriles, Obras Públicas, pagos por trabajos inexistentes en Gendarmería y para que sigo con la lista, que seguramente los aburriría. Que gobierno más chanta el que tenemos, desde la presidenta hacia abajo, es como si al loco Vadulli lo pusieran de ministro, increíble.

Los pequeños abusos fiscales son una anécdota, recuerdo a mi tío Arturo que era Director de Bienes Nacionales, una vez salimos en la camioneta fiscal a Buin muertos de susto, no nos fuera a ver un carabinero. En esos años todos los autos fiscales tenían un vistoso disco a cada lado ostentando su condición de vehículo de trabajo. La camioneta fiscal siempre fue un privilegio "el que toca ministerio no toca camioneta, el que toca camioneta no toca ministerio" decía ese gran filósofo popular que fué el presidente Ibañez, nadie se ha extrañado demasiado porque una autoridad abuse un poco del vehículo de cargo fiscal.

Excepto ahora, que llegó la fiebre moralizadora a La Moneda, una fiebre muy sui-géneris porque al mismo tiempo que echa a los que gastaron unos pocos pesos de bencina, protege con todo el aparato del estado a los grandes ladrones, a los barones-bandidos de la política. Que espectáculo más triste y falso, burdos, desfachatados, carepalo, bah, para que me amargo, tengo mejores motivos para avinagrarme.

La verdad es que no me molesta que roben, como decía Lilian está en la naturaleza humana sacar ventajas cuando se puede, especialmente si se está amparado por ese enorme poncho de inmunidad que implica ser autoridad en Chile, yo los comprendo perfectamente y no los critico por eso. Seguramente yo haría lo mismo si pudiera. Pero creo que no tendría estómago para ser tan chanta para encubrir y tan burdo para inventar formas de sacarme la responsabilidad de encima: vivtimizandose porque son mujeres, o aimaras, cortando cabezas por nada para ocupar la agenda pública y distraer la atención de la gente. La verdad es que no me da rabia que roben sino que sean tan pobres diablos, tan rascas.

Bah, ya me aburrí de despotricar, mejor me voy un rato al Rapa, nos vemos.