Tristeza nao tem fim

Aquí me tienen, Sentado en el escritorio y apabullado por una montaña de papel que amenaza con aplastare ¡que triste es la vida del pobre! coloco el laptop en una posición favorable para robar algo de señal wifi, encima de los archivadores, prendo el equipo y comienzo a contarles cualquier tontera que se me ocurra en este feo día de diciembre.

Seguramente ya lo han notado, hoy amanecí con los monos, la malhumorina inunda mi pobre cerebrito y todo se confabula para empeorar mi mal genio, que macana más grande, si tuviera un peso por cada problema ya sería millonario. En fin, mejor cerramos la sección quejas y lloriqueos para entrar a naderías. 

Cada día me escriben desde afuera personas diciendo que piensan venir a vivir a Arica: una familia de Georgia, unos amigos de Texas, otro amigo de Dominicana, otro de Alaska, Chuck me dice que felíz se volvería si encuentra algo en que ganarse la vida acá. Yo trato de ser objetivo y no entusiasmarlos demasiado, aunque mi opinión es muy parcial: dudo que exista un lugar mejor para vivir en el mundo. 

Pero es un asunto muy subjetivo, a alguien que le gusta ir a conciertos, aficionado al teatro o la vida nocturna vivir en Arica le parecerá una trampa infernal, la capital mundial del aburrimiento. Incluso los que vienen dispuestos a aburrirse se pueden molestar por cosas como los perros vagos, la deficiente recolección de basura o la informalidad de las personas. Arica no es para todos y por eso siempre les recomiendo venir  por un par de semanas, si soportan el shock inicial es porque Arica es un buen lugar para ellos. 

Las mejores cosas de la ciudad son muy difíciles de explicar con palabras y no se ven a primera vista: la ausencia de clases sociales, por ejemplo, es algo muy raro que solo he visto acá, o la cantidad de gente que solo camina por el Paseo 21 de Mayo en las tardes, la costumbre de ir a dar una vuelta, a la playa o adonde sea sin ningún propósito son cosas muy ariqueñas. A diferencia de algunos lugares que al principio gustan mucho y después van desilusionando, con Arica pasa al revés, va gustando más con el tiempo.

Hoy paso a buscar al Green Monster, al que le hicieron una cirugía de cuerpo y alma: reparación del alternador, cambio de retenes de aceite, desarme y limpieza del carburador, cambio de cables de bujía, cambio de filtros, aceite y refrigerante, en fin, el motor ronronea como un gatito y el tapiz está nuevo, son las dos cosas buenas, todo el resto es un desastre, especialmente el óxido, cuando sea grande lo voy a re-re pintar.

Ahora tengo que moverme para sacar los papeles: revisión técnica, seguro, permiso de circulación, en fin, como dijo Marylin: tristeza não tem fim, felicidade sim..