El problema de la educación popular

Esto tiene relación con un (puaj) trabajo que estoy haciendo. Durante muchos años me pregunté por que la educación de oficios y la educación técnica no han despegado en Chile siendo que hay demanda creciente de trabajadores especializados y de técnicos. La educación universitaria en cambio es un boom, pese a que las carreras son más largas y muchísimo más caras.

Para mi eso siempre fue un puzzle, aunque hay algo de cierto en que los oficios manuales y técnicos son despreciados socialmente, creo esa no es una explicación completa. En Chile tendemos a atribuir muchas cosas a nuestra indio-sin-gracia, pero eso, aunque tiene algo de cierto es simplista y son otras las causas principales.

Viéndolo desde el lado económico, la mayor oferta de trabajos para trabajadores especializados y técnicos debería crear su propia demanda de estudiantes. ¿Cual es la causa de ls poca demanda de estudiantes y poca oferta de capacitación? Creo que la razón también es económica.

En Arica por ejemplo hay un déficit de trabajadores calificados en construcción. Tengo a la vista el diario de hoy donde dice "Necesitamos personal. Albañiles, carpinteros, elécticos, gásfiter, pintores, soldadores, trazadores". Como no encuentran en la ciudad las constructoras tienen que traerlos del sur y los sueldos para un buen carpintero o albañil son de US$ 800 o más por mes.

Pero ningún instituto ofrece esos cursos por una razón muy sencilla: los que podrían beneficiarse no tienen como pagarlos. Los trabajadores sin calificación normalmente son cesantes ¿como van a pagar? Con la educación técnica hay dos diferencias importantes: para un joven pobre pero que no necesite ganarse la vida, ir a la universidad es gratis. Pero si quiere estudiar para técnico, en la mayoría de los casos se tendrá que meter la mano al bolsillo.

Me podrían decir que para eso el gobierno gasta millones en programas del Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS) para mejorar la empleabilidad, el problema es que esos millones no se gastan, sino que se malgastan. ¿Por que se malgasta la inversión del FOSIS?

Primero porque los fondos que se licitan son relativamente bajos, entonces los capacitadores -OTEC- que ganan las licitaciones son empresas de garage, negocios de sobrevivencia, donde a veces el dueño lleva la contabilidad, hace clases y le ayuda a la secretaria. A ninguna institución grande le interesa participar en esas licitaciones. Los cursos para mejorar la empleabilidad son franciscanos y apenas dejan una utilidadd mínima. Así se ha creado una industria con cientos de "starving schools" que hacen un negocio de sobrevivencia entregando estos cursos. Para el gobierno es políticamente más rentable invertir en asistencialismo directo: regalar bonos, viviendas sociales y subsidios que dan más y mejor prensa.

Pero lo peor no es eso, es el FOSIS quien decide que cursos se darán y sus temarios ¿como lo decide? Según leo en un informe así es como se hace:

“la oferta de cursos se configura a partir de un análisis de la demanda y oferta de capacitación en cada Región, realizado mediante consultas de las direcciones regionales del SENCE con organismos de capacitación, Consejos Regionales de Capacitación (CRC), autoridades regionales y organizaciones gremiales”

Traduciendo el lenguaje burocrático al español normal, esto quiere decir que le preguntan al director regional y este decide los cursos según lo que le indique su "tufómetro". Entonces los beneficiarios, la mayor parte del tiempo son capacitados en asuntos inútiles para los que no encuentran trabajo. O sea se dan cursos pobres y en su diseño la participación de los empleadores es simbólica. Pobres e inútiles.

Conozco ese problema de primera mano, porque hice clases en varios cursos de una OTEC de garage, he ayudado a hacer las licitaciones y conozco bien los presupuestos, nadie se hace millonario capacitando con FOSIS. Además con los años he tenido la alegría de encontrarme con algunas alumnas y alumnos de programas Chile Joven donde hice clase que les fue bien y hoy son profesionales, pero la mayoría sigue igual o peor que antes, porque se capacitaron en algo para lo que no hay demanda de trabajo. Así se botan los millones a la basura, al final nadie gana, ni siquiera las OTEC que solo sobreviven ¿como se puede pensar en un entrenamiento de calidad en esas condiciones?.

Y con los técnicos pasa algo muy parecido respecto de la descordinación de los Centros de Formación Técnica con los empleadores. Me tocó hacer un gran trabajo para el CFT de la Universidad de Tarapacá hace un par de años donde levantamos muchos datos e hicimos montones de estudios, pero recién ahora me doy cuenta de cual es el problema: aparte del asunto financiero el problema fundamental se produce cuando el CFT diseña su oferta de cursos, cometiendo el mismo error del FOSIS.

En este caso la oferta de cursos se decide por incentivos de mercado, pero no del mercado de la oferta de trabajo sino de la demanda de cursos. entonces hay carreras que se ponen de moda y todos compiten ofreciendo cocina internacional, mientras que la oferta de trabajo puede ser completamente diferente. Las empresas y los Centros de Formación Técnica corren por mundos paralelos con incentivos e intereses completamente divergentes.

Por eso en Chile hay un solo nicho al que le conviene la educación técnica, es el de adultos que trabajan y tienen posibilidades reales de ascender con la formación, ellos pueden pagar y están alineados con las necesidades de la empresa, son los únicos.

Por mientras el gobierno malgasta muchos millones en programas inútiles que nunca han mostrado claramente su eficacia, he leído muchas evaluaciones de programas FOSIS y todas usan medidas de cumplimiento formal, nunca se mide ex-post el cumplimiento del objetivo del curso. Ni locos.

Y asustados por los piedrazos y las protestas de los tontos útiles, el gobierno ha optado por la más regresiva de todas las políticas: dar gratuidad a la educación universitaria sin exigir a cambio un rendimiento sobresaliente. Mientras el gobierno sea cobarde y ansioso de popularidad barata -como lo ha sido desde 1990 hasta hoy- el gasto público en programas sociales será derroche, dedicado a los niñitos universitarios, incluídos los tontos y mediocres que jamás debieron pisar una universidad.