Muerte, llévame a mi

Anoche, en la regada parrillada con mis amigos el tema de conversación era la muerte, la lista de amigos muertos crece cada vez que nos juntamos y nuestro pasatiempo favorito ahora es apostar a quien le tocará ser el siguiente. En el grupo de amigos hay dos bloques, yo, junto con el arquituerto y Prati estamos entrando en los sesentas (en realidad los tres tenemos la misma edad: 59 años), mientras que los demás veteranos se van acercando a los setenta ¡que viejos están todos mis amigos! bueno, eso lo dije cuando cumplí 46, o sea más de diez años atrás.

No llegamos a ninguna conclusión, pese a que en la mesa habían mentes brillantes como el gran Tito Torres y el jote "lo se todo" Viera, bueno, en realidad llegamos a la conclusión de que nada de lo que hemos hecho y vamos a hacer importa un carajo y que debemos beber alcohol en abundancia mientras nos quede vida. En eso hubo un total acuerdo.

La mayor expectativa de vida que tenemos a partir del siglo XX pone a la gente más nerviosa ante la idea de morirse, a muy pocos les hace gracia, en verdad la mayoría miran la posibilidad con cierto espanto. Antes era muy raro que alguien llegara mucho más allá de los sesenta y tantos, las personas se morían mas en accidentes (la vida era más peligrosa), por infecciones o ataques de algún tipo, ahora que la gente vive más empiezan a aparecer enfermedades más desagradables como el cáncer que "ayudadas" por la medicina moderna nos pueden mantener uno o dos años agonizando. Por eso lo que más me incomoda es la idea de enfermarme con plata y que todo se vaya en servicios médicos, mejor cuando llegue la hora, eutanasia con un buen atracón de heroina y chao.

Mejor a otra cosa, total, yo lo he pasado bastante bien y si me muero mañana no me puedo quejar, además nadie depende de mi, al contrario. Sobre los amigos muertos bueno, se murieron nomás, ya nos tocará a cada uno de nosotros, eso es seguro.

¿Que tendrá en el cerebro alguien que compra un automovil 0 Km? en un solo año el vehículo sufre una desvalorización brutal, queda amarrado a contratos de mantención y "garantía" que parecen diseñados por Al Capone y la ley del consumidor protege a todos menos al que se compra un auto: traten de devolver un auto nuevo dentro de los primeros seis meses, tal como se puede hacer con cualquier otra compra, verán como les va. Creo que no existe en Chile un sistema más mafioso y abusivo que los concesionaarios oficiales automotrices.

Esto a proposito de la noticia sobre Carlos Alfaro (¿será priente mio?) que anda con su vehículo con los carteles “Mi Mahindra es una decepción, 1.900 km y falla, no tiene garantía ¡Esto no tiene nombre!”, “Mi Mahindra pura pinta”, “soñé con ser como el Chaleco López y terminé como chaleco de mono”.

La empresa concesionaria, vinculada a Gildemeister, le salió al paso con un aviso en el diario acusándolo de "mal conductor" y estupideces por el estilo, pero buena parte de la culpa la tiene el propio comprador. Si es estúpido comprar un auto 0 Km, comprar uno marca ¡Mahindra! made in Bombai es el colmo de la tontera, por decirlo suavemente. ¿Que no sabe que los estandares de calidad hindues andan por el suelo? ¿no ha visto nunca una película de Booliwwod? En fin, el lema del vendedor es que todos los días se levanta un gil, solo tiene que encontrar el suyo. Ah, Mahindra, eso no quita el nivel de impunidad y abuso de las concesionarias, bien por Alfaro en eso, que siga en campaña  porque Mahindra es una basura, solo la información y el desprestigio evitarán que sigan estafando a la gente.

Otro día sin nada muy interesante que comentar, a ver si cuando vuelvo llego más ocurrente, por mientras, es lo que hay nomás.