Prestigio académico: el caso Universidad Arturo Prat

¿Por que la Universidad Arturo Prat marca tan bajo en los rankings nacionales de calidad? En el Ranking de Calidad de Docencia de El Mercurio año 2014 aparece penultima a nivel nacional, solo superando a la Universidad ARCIS, ligada al Partido Comunista. Tal vez algo ande mal con los rankings, conozco a algunos profesores y varios egresados de la UNAP y no son peores que los de la Universidad de Tarapacá, que está muy por arriba en el ranking, los planes de estudio y bibliografías de las carreras son prácticamente los mismos ¿Cual es la diferencia? ¿Que tiene mal entonces la Universidad Arturo Prat?.

El problema es que algunas universidades se han manicurado para marcar alto, mientras otras no lo han hecho. Podríamos decir "Parecer Antes que Ser". Eso explicaría por que universidades como la de Talca o La Frontera quedan por encima de la Universidad Técnica Federico Santa María, que tiene una historia de muchos años de preocupación fuerte por la calidad de su docencia.

Como se hacen los rankings y como se falsean: las cuatro dimensiones
Una de las cosas que me quedan claras de estos ranking es que resulta muy fácil falsearlos, por ejemplo por calidad de docencia la miden con cuatro dimensiones: Estudiantes, Académicos, Proceso Formativo y Gestión Institucional.

La dimensión de Estudiantes es simplemente el porcentaje de alumnos con mayor puntaje en la Prueba de Selección Universitaria ¿Que mide realmente ese índice? No es una medición de calidad, pues los estándares de la PSU bajan cada año, en realidad lo que miden es la imagen de marca de la universidad, que hace que ciertos alumnos prefieran ingresar a ella. Es un índice que solo mide imagen y perjudica notoriamente a las universidades regionales, donde los promedios PSU son consistentemente más bajos.

La dimensión Académicos mide el porcentaje de profesores con más de media jornada, lo que es burlado fácilmente mediante la contratación masiva de profesores a honorarios, que son los que mayoritariamente hacen las clases de pregrado sin aparecer en ningún índice pues formalmente "no existen" en la institución. Otro componente de ese índice es la cantidad de profesores con doctorado, que también se presta para engaños, porque la formación de los doctorados tiene una diversidad enorme: desde los doctores "por correspondencia" que solo presentan trabajos por correo electrónico y después de un año y medio van a defender la tesis (sistema muy popular en universidades españolas) hasta doctorados presenciales de cinco o más años, que son los menos. Para el índice todos cuentan como doctores por igual, y no es difícil imaginar que tipo de doctorado tiene la gran mayoría de los profesores.

La dimensión Proceso Formativo es también fácil de distorsionar. Uno de sus componentes es el porcentaje de alumnos por profesor con más de media jornada, un índice distorsionado por la existencia de profesores a honorarios. Otro componente son los años de acreditación por carrera, proceso similar a los de control de calidad ISO, pero llevado a cabo por una comisión con los problemas que todos sabemos (siempre me he preguntado por que en lugar de acreditación no exigen mejor una cerificación ISO, sería mucho más serio). La tasa de retención y los años promedio de duración real son los otros dos índices que han resultado en que las universidades bajen su exigencia hasta niveles increíbles.

La dimensión de Gestión Institucional mide los años de acreditación de la institución y el gasto por alumno. En universidades estatales que no necesitan generar íntegramente sus propios recursos, el gasto por alumno se puede elevar al infinito, simplemente otorgando sueldos astronómicos y regalías a los profeosres titulares, que son los que tienen mayor peso en el voto para elegir al rector.

Parecer antes que ser
Los rankings, tal como los procesos de "aseguramiento de la calidad" trienen un efecto negativo en la calidad como en todo el sistema de educación superior. Eso es -en parte- por el deseo de todos los gobiernos de controlar el sistema según sus propios intereses y -por otro lado- culpa del arribismo tan característico de los chilenos, que queda muy bien ilustrado en el sketch de Plan Z que aparece en esta entrada.

Resulta que nos basta con la apariencia. Da lo mismo ser un burro que un gran profesor, lo importante es ser un burro que estudió en una universidad de prestigio, que está alto en los rankings.  Esto desata la carrera por las universidades para falsear los índices de modo de ser universidad de mentira, pero con buen nombre. Las universidades que están en el segmento medio, con ubicación relativamente buena en los rankings tienden al inmovilismo y la mediocridad, creo que son las que están en la peor posición.

Hay otras, como la Arturo Prat, que ni siquiera han tenido visión o capacidad para manipular sus índices y se han estancado en el fondo de la lista pese a no ser objetivamente peores que muchas que marcan más alto. Esas universidades son fuertemente castigadas por el arribismo y clasismo, especialmente sus alumnos y se crea un círculo viciosos que perjudica a todo el sistema, se premia la mediocridad y se aplasta a los que marcan bajo. Yo creo que la UNAP tiene mucho potencial para mejorar, tiene casi de todo pero le falta un liderazgo con un poco de viveza criolla o -mejor aún- que la haga mejorar en los rankings con buenas artes, para que sea realmente una mejor institución, no solo un mejor puesto en la lista.

Como arreglar la UNAP
Un liderazgo correcto podría hacer subir a la UNAP sin demasiado esfuerzo. Lo primero que debe hacer es una "doctorización" de sus profesores, por las buenas (en programas reales de largo aliento) o por las malas (en programas de universidades españolas u otros por el estilo), ese es el comienzo de todo. Con eso mejoran la acreditación de sus carreras y solucionan de un solo tiro las dimensiones Académicos, Proceso Formativo y Gestión Institucional, que están muy ligadas al porcentaje de doctores.

Para la docencia de pregrado llenarse de doctores es bastante inútil, puede ser hasta nocivo, pero que diablos, las cosas están así y hay que hacerlo, me extraña que todavía no se hayan dado cuenta de algo tan obvio. Además ahora que levantamos una silla y aparecen diez doctores no debe ser muy caro contratarlos a jornada completa, podrían pagarles bastante menos que en otras universidades ahora que viene la crisis de la minería. Bah, cuando quieran -y por un precio razonable- voy a darles una asesoría, creo que están en una posición interesante, donde pueden convertir la crisis en oportunidad. ¡Llame yá! Nuestras operadoras lo estarán esperando.