El ocaso del estado empresario en América Latina

Estamos de cumpleaños y lo estoy celebrando como corresponde con una cerveza. En realidad no es mi cumpleaños sino el de mi laptop, un Lenovo 3000 VT 100, que cumple hoy exactamente 11 años de vida, desde que mi buen amigo Stephen Gutchneck me lo mandó desde Estados Unidos, el año 2005, cuando me reclutó para IP Coast, donde me aburrí de hacer desastres. Sthephen me ofreció un trabajo para el que yo era especialmente inepto, se lo advertí, pero igual me bancó ese tremendo amigo.

El Tomás Jr me hace bromas por mi tacañería porque todavía me resisto a cambiarlo, pero ya es como un viejo amigo. Con el he escrito miles de entradas para este Templo del Ocio -tantas que tuve que cambiar el teclado- y corre Windows 10 sin ningún problema pese a sus escasos 2 GB de RAM ¡pensar que en su época era un equipo astante avanzado! Tengo dos discos duros que voy alternando cada cierto tiempo, porque se calientan como planchas, pero igual funciona sin problemas y espero seguir igual los próximos 11 años ¿por qué no?.Es tan viejo que me da lo mismo si se le vuelca el jarro de cerveza encima del teclado, eso es algo que me encanta. Pero vamos al tema de hoy

El ocaso del estado empresario
Hay algo que va más allá de los cambios políticos en América Latina, con el fracaso ya notorio del Socialismo del Siglo XXI. Es algo que precedió y en cierto modo detonó el descontento político y la desilusión de la gente: el fracaso de las grandes empresas estatales.

Pdvesa; Petrobras; Pemex; YPF argentina; YPFB: Petroecuador/Flopec, todas quebradas o al borde de la quiebra. solo por nombrar las de hidrocarburos. Estas empresas son muy especiales y un buen ejemplo que muestra lo que viene para las empresas estatales en el futuro. El petróleo y el gas natural son los ejemplos más cercanos a la perfección como commodities (bienes imposibles de diferenciar, sujetos a precios mundialmente uniformes). Supuestamente las ecuaciones de equilibrio de la macroeconomía deberían ser aplicables y predictivas para sus precios. Por desgracia la prosaica realidad se rie de esas ecuaciones y curvas, los precios de los commodities son casi tan inciertos como los de los demás bienes.

En América Latina existe una demanda creciente por hidrocarbros que no se puede suplir con la producción interna: el petróleo y gas que se produce en la región es bastante menos que el que se consume así es que todos somos importadores netos.

Existen dos grades modelos en nuestra región: el de las grandes empresas estatales que dominan los mercados nacionales como es el caso de Venezuela, Bolivia y Brasil. Modelos mixtos predominantemente estatales como Argentina o Mexico y finalmente modelos mayoritariamente privados como Chile, Perú y Colombia.

En los años 50 o antes, comenzó la inversión, exploración y explotación principalmente por empresas Americanas. En los 60s-70s vinieron los gobiernos revolucionarios y "nacionalizaron" (eufemismo para la expropiación o robo) haciéndose cargo para cosechar los frutos de la inversión sin haber sembrado. Algunos países como Chile, revirtieron esas expropiaciones en los 80s dando espacio para la vuelta de empresas privadas, mientras que otros siguieron con el modelo de estado empresario.

Ese modelo de "sectores estratégicos" operados por un estado empresario, que las robó a quienes invirtieron al principio, es el que está colapsado. En el fondo de los problemas de Brasil está Petrobras, en los problemas de Venezuela está Pdvesa y así sucesivamente, es el modelo de estado empresarioo el que fracasó primero y ha llevado luego a los fracasos políticos que vemos ahora. Tomó muchos años, pero finalmente el modelo se derrumbó tal como el Titanic, no le tomará mucho tiempo irse al fondo.

Creo que esto es mucho más importante que cualquier discusión ideológica sobre socialismo o lo que sea, como bien comentaba mi prima Cecilia que vive en Brasil, a la gente no le importaba nada de la corrupción o el mal gobierno mientras tuviese los bolsillos llenos, pero apenas empezaron los problemas económicos graves, la gente se empezó a interesar en la política, porque, como dice la sabiduría popular, por la plata baila el mono.

Los intelectuales y analistas se quiebran la cabeza haciendo especulaciones sobre los movimientos sociales. Los sociolocos escriben montañas de libros y artículos tan inútiles como arificiosos, pero la verdad es que al populacho le dan los mismo el socialismo, capitalismo o lo que sea: lo único que calcula es "como estoy yo, como voy yo aquí" y cuando las malas políticas empiezan a deteriorar la economía de las personas, estos encienden la pira y empiezan a marchar con antorchas par quemar a los que gobiernan. Eso pasó con Allende -lo recuerdo clarísimo- y es lo que le está pasando a Maduro, el imbécil, ahora mismo.

Yo creo que viene un cambio mucho más importante que la mera política, retórica o ideologías: es el estado empresario el que está agonizando y eso transformará muchas cosas. Chile fue el primero en el mundo, durante los años ochentas guiado por las políticas ideadas por los chicagos: Bardón, José Piñera, Buchi. Esos fueron los adelantados, lo vieron con más de 30 años de anticipación. Luego en Inglaterra Tatcher -después de una histórica victoria contra los sindicatos- terminó con las empresas estatales de carbon, de allí siguió prácticamente todo el mundo, pero en Chile comenzó todo esto, no hay que olvidarlo.

Las empresas estatales deben desaparecer del palneta, el estado debiera tener prohibido ejercer actividades empresariales y hay muchas razones para eso. Pero más importante que todas las razones es el fracaso estrepitoso que ha traído miseria a varias generaciones en todo el mundo. Eso está terminando con estas empresas, la propia gente está cada día menos dispuesta a aceptarlas.

Los contratos por venta de gas natural o de petroleo, nunca más se harán entre ministerios. Serán empresas privadas que, tratando de sacar el mejor provecho para si mismas, se verán obligadas a funcionar de manera eficiente y competitiva. Y cuando las empreas son más eficientes se genera más riqueza y todos nos beneficiamos. Por lo menos ya se ha visto que el estado empresario significa miseria para todos y eso no es ideológico, sino una experiencia directa. Si a alguien le queda alguna duda, que se de su vueltecita por Cuba y pregunte nomás.