Garay es la punta de un iceberg

 

Estuve leyendo sobre la forma del soneto y se me ocurrió empezar a practicar ahora mismo, ayer subí mi ópera prima al Facebook, misma que copio acá mismo para deleite y gozo de los espíritus sensibles.

Al candidato que se acercó a pasarme propaganda
(Cuasi soneto)

Próximo el día de las elecciones
tomo café, viendo pasar la gente
juego con la cuchara, indiferente
disfruto mis eternas vacaciones

Se acerca hacia mi un candidato
luego otro, atildado y elegante.
Nunca pensé ser yo tan importante
siendo objeto de semejante trato

¡Idos al demonio, so ladrones!
¿hasta cuando molestais a este piojoso?
soportaros me hincha los cojones

¿No os dais cuenta, tus ridículos afanes
no me harán caer en el gambito?
¡vade retro, so palurdos y gañanes!

La estructura del soneto clásico es de 14 versos exactos, distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. Los versos deben ser endecasílabos (11 sílabas) y la rima puede ser variable pero la más clásica es: A-B-B-A para los cuartetos y C-D-C para los tercetos. El mío es un cuasi soneto porque los versos no son estrictamente endecasílabos, pero estoy trabajando en eso.

El proceso de escribir un soneto es divertido: primero se parte con una idea sobre cualquier tema, en mi caso la "inspiración" fue cuando me tomaba un café en el centro con Tito Torres y se me acercaron dos candidatos de cuyo nombre no quiero acordarme. Esa idea se debe traducir en los 14 versos endecasílabos arreglados de la manera de soneto, es divertidísimo tratar de encontrar las palabras sin perder el contexto del contenido. Cuando me aburra de los sonetos tal vez me anime a la terza rima, ya me imagino las entradas de este Club de Ociosos escritas en Terza Rima. En fin, mejor pasemos a otro tema menos ocioso.

Hoy me levanté más tarde que de costumbre y pude comprobar -en camita- que esos dinosaurios de la televisión abierta llamados matinales siguen sobreviviendo, claro que pasan por una decadencia espantosa. Si en los años ochenta eran chabacanos con el tiempo se han puesto cada vez peor, cuando uno ha dejado de verlos durante años se puede dar cuenta. Que espectáculo, bueno, el caso es que todos estaban enloquecidos con el mismo tema: la presunta estafa y fuga de Rafael Garay, el economista que solía ser el gurú en esos mismos programas.

Hoy todos de los panelistas -un trabajo muy raro, donde aparecen toda clase de esperpentos- hervían de santa indignación ante el mismo que hace unos pocos días presentaban como uno de los sabios más grandes del país. A propósito, pensaba que estos matinales son como Nicolás Copano: un espejo del Chile chanta que siempre ha existido, pero que hoy es más chanta, empoderado, asertivo y orgulloso de si mismo. Esta asertividad chanta se parece mucho al orgullo flaite, al orgullo gay o el orgullo del hincha: gente que se siente orgullosa no de sus logros sino de sus defectos, de sus anomalías o sus complejos.

La cosa es que al matinal llevaron a un psicólogo criminalista para que describiera las características del sujeto, con lujo de detalles, de la manera más truculenta y pintoresca posible. El consenso fue que se trataba de un psicópata, un manipulador que disfrutaba engañando y traicionando a la gente y mientras más hablaban, más rasgos de esa psicopatía iban apareciendo ¡descritos por los mismos que pocos días antes le daban cámara y lo escuchaban embobados! Más bien creo que es un sociópata.

Yo ubicaba a Rafael Garay por Twitter y YouTube. Desde el primer momento, cuando apareció como "director de estudios" de Felices y Forrados me di cuenta que se trataba de un timo, incluso el año 2013 escribí la entrada Cada día se levanta un gil alertando sobre el asunto, es impresionante que gente tan burda haya cautivado a periodistas, profesionales universitarios cuyo supuesto deber es estar bien informados y tener un mínimo de sentido común al dar cámara a alguien.

Rafael Garay es la punta de un tremendo iceberg de sociópatas que se pasean por los canales de televisión dando cátedra. Todos hablan sobre los mismo: como ganar sin poner ni uno, como forrarse sin ahorrar ni invertir, o haciendo algo tan simple como votar por ellos para diputado, senador o presidente. El iceberg sumergido de chantas es enorme, hay tipos con doctorados reales como French-Davis, Zahler, los hermanos Parisi, Manuel Marfan o el inefable Arenas, otros con estudios más o menos cuestionables como el propio Garay y otros ingenieros comerciales como Sergio Fernandez, Gonzalo Duran que se hacen llamar "economistas". En fin, es una lista enorme.

Los estafadores o sociopatas no solo están en el mundo de las finanzas, abundan en la política ¿Qué otra cosa son Guirardi, Navarro, Quintana, Tellier o Mesina? Y me callo los de derecha para no ofender a algunos amigos. Siempre han existido, los que viven pegando sablazos y se aprovechan de la confianza para dfrudar a los amigos, eso no es nuevo ni tiene nada de raro.

Lo nuevo es que hoy -por fin- llegaron a posiciones de poder. Son rostros de la telvisión, periodistas vendidos, economistas que se hacen pasar por gurus y siendo simples timadores ¿Garay es un caso único? Para nada. Solo con nuestra increíble hipocresía podemos creer eso: está repleto. Y entre todos se ayudan, llegan a ministros, a directores de servicio y a autoridades en la fiscalía y las cortes, todos apoyados por "periodistas" que son pájaros de la misma pluma. Una mano lava a la otra, el poder está copado de esos. Creo que por primera vez desde que tengo recuerdo, lo normal es que los puestos de poder político, económico y jurídico están tomados por los sociopatas y las personas normales con poder son una rara excepción.

Fue un proceso largo que recién ahora está explotando, la gente común no se da mucha cuenta y le creen al último rostro que ven en la tele o al chiflado que ponen de moda como analista, economista o lo que sea. Pero los ciclos del descrédito son cada vez más cortos. ¿Cuanto duraron tipos como los Parisi o el propio Garay? Marco Enriquez Ominami se sostuvo por unos años, hasta que terminó desacreditado igual. Porque los sociopatas son por naturaleza inestable, su ambición no tiene freno y ni siquiera en La Moneda se sienten conformes, es una especie de sed ilimitada de poder, manipulación y engaño.

Yo pienso que este es un efecto del igualitarismo. Duante muchos años se viene atacando a la meritocracia y empodrando a los pobres diablos. Cuando había meritocracia en Chile llegar al poder era muy difícil, solo se podía llegar después de años de trabajo duro y eso actuaba como un filtro. Hoy cualquiera puede, cualquiera tiene una profesión universitaria, un master o un doctorado. Peor todavía, puedes mentir, atribuirte una profesión que no tienes y no pasa nada. Por eso estos pajarracos odian la meritocracia, no es que tengan alguna predilección por los más débiles, sino que saben que destruyendo el mérito cualquier pobre diablo, especialmente ellos y su familia, pueden hacerla. Y la están haciendo, ahora mismo.