Las reformas impopulares: 1 Educación

Las últimas reuniones de Bachelet con "Felices y Forrados" y los cabecillas de "No más AFP" justo después que reconoció públicamente que volver a un sistema de pensiones de reparto no es viable, muestran la desesperación por recuperar una popularidad perdida. Igual como Sebastian Piñera en su momento, Bachelet debe estar pensando que la gente que salió a marchar contra las AFP le podrían devolver los niveles de aprobación que elguna vez llego a tener. Yo creo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que Bachelet vuelva a ser popular, en mi opinión ya perdió su encanto de manera irrecuperable.

Aunque su reacción frente al asunto de Caval pudo haber tenido un efecto detonante, la impopularidad tiene bases mucho más profundas y va creciendo de manera imparable por una serie de decisiones políticas que ya tomaron una cierta dinámica y ya son imposibles de detener. Estas decisiones son las reformas, que en la imaginación de Bachelet y sus orejeros son "el legado" que supuestamente va a dejar su presidencia.

Desde la llegada de los políticos al poder en 1990, se habían hecho unas cuantas reformas estructurales. todas han resultado fracasos estruendosos, partiendo por la Reforma Procesal Penal hasta el Transantiago. Cada reforma ha fracasado ¿que les hizo creer que las suyas iban a resultar? Al menos las reformas anteriores tuvieron certo apoyo al principio, ahora ni eso, son impopulres desde antes que empiecen a funcionar.

La reforma a la educación tiene dos objetivos estratégicos: el primero es terminar o perjudicar gravemente a los colegios particulares subvencionados, el segundo consiste en masificar la educación universitaria haciéndola gratuíta para las universidades del Consejo de Rectores, mayoritariamente estatales, lo que se debería traducir en la desparición o perjuicio grave para las universidades privadas.

Detrás de estas dos reformas hay grupos de interés especial que las han manipulado y las vienen digitando desde que Bachelet llegó al poder. El primer grupo son los profesores mnicipalizados, empleados estatales inamovibles que ven con terror que los establecimientos municipalizados se vacían día a día, porque los alumnos se cambian a la educación particular subvencionada. El segundo grupo de interés son los profesores contratados en universidades estatales, que se están haciendo millonarios con la repartición indiscriminada de millones fiscales, que también ven con alarma como las universidades privadas paulatinamente les van quitando alumnos. Competir y esforzarse por mejorar es algo que odia todo empleado fiscal.

En mi opinión esos son los verdaderos motores de las reformas, las cantinfladas de Fernando Atria en base a sus lecturas mal digeridas solo son excusas para enbaucar a los alumnos y apoderados ingenuos, que cada vez son menos como muestra el gráfico de opinión que encabeza esta entrada.

No hay país en el mundo que haya implementado las ideas de Atria tal como las expone. Especialmente los países "progresistas" son los que más énfasis ponen en el rendimiento y meritocracia como base de la admisión a los sistemas gratuítos estatales. El financiamiento gratuíto de la educación superior sería ridículamente fácil de implementar: bastaría con que se filtre solo a los de mejor rendimiento como se hace en todo el mundo.

Decir que "la educación es un derecho" es una estupidez que tiene muchas consecuencias inesperadas: de partida obliga a eliminar toda clase de selección en los colegios, algo de eso se está intentando al pretender que los alumnos ingresen por un sistema de "lotería" a los establecimientos.

El resultado de estas ideas ya está dando frutos como la destrucción académica y de formación personal en el Instituto Nacional y otros colegios fiscales emblemáticos. Además de egresados académicamente mediocres hoy se tiene que son una fábrica de fracasados, quejumbrosos y politizados igual como en los setentas.

No hay nada más fácil que destruir un colegio. Yo vi el proceso comparando lo que era el Liceo Valentín Letelier en los años sesenta con lo que es hoy, esa misma historia se está repitiendo ahora de manera masiva en el Instituto Nacional, el INBA y todos los colegios emblemáticos de Chile, que fueron fábricas de alumnos exitosos seguros de si y orgullosos, los convirtieron en fábricas de fracasados y resentidos sociales.

Gente bruta, como Atria y otros seudo intelectuales -mediocres que consiguieron sus títulos y becas gracias al activismo político- para ellos esta destrucción de los colegios emblemáticos no es una tragedia. Por el contrario, su visión es la de una educación igualitarista y mediocre donde los estándares se bajan al mínimo común denominador y el único mérito que se reconoce es la capacidad de movilizar gente para fines funcionales a la política del gobierno. El objetivo de esta educación es formar operadores políticos porque eso es lo único que se premia, la inteligencia y disposición al trabajo duro se castigan implacablemente: todo para el activista, nada para el buen estudiante.

Yo pienso que esta es una idea que repugna a la mayoría de los chilenos, que pensamos que el propósito de estudiar es ser los mejores. Estudiamos para diferenciarnos de los demás, nunca para igualarnos porque si somos iguales el estudio no tiene ningún valor: solo lo escaso es valioso. Un buen ejemplo, casi único, es lo que pasa en Cuba, el país con mayor gasto per cápita en educación de América Latina, repleto de médicos de mentira, físicos nucleares de mentira y toda clase de seudo profesionales dedicados a ordeñar vacas o manejar taxis.

Yo creo que estos teóricos de la educación igualadora, a la chilena porque en ningún lugar del mundo existe, es algo tan absurdo que terminarán siendo los tipos más odiados, una vez que toda esta fiebre de estupideces termine -como tiene que terminar,- con un gigantesco fracaso. Especialmente antipática es la hipocresía que ostentan, porque cada uno de estos brutos se cuida bien de mandar a sus propios hijos a los colegios particulares más caros del país. No hay excepción a esta regla.