Bolivia y Chile

El caso de Bolivia
El año 2006 se instala en Bolivia la Asamblea Constituyente que se había formado para definir la nueva constritución, durante nueve meses se estuvo redactando pero no había quorum para aprobarla, incluso la legalidad de la asamblea era impugnada por la oposición. El partido de Evo Morales terminó redactándola a su gusto en un cuartel y luego en un local de la lotería y por la fuerza de sus "movimientos sociales" finalmente la impuso. El año 2009, logró ratificarla en un referendum con 61,43%. Esta constitución prohibía la reelección del presidente y vicepresidente por más de dos veces de manera contínua.

Evo ya había sido presidente desde 2005, así es que constitucionalmente podía ser presidente -según su interpretación- por dos períodos consecutivos más, hasta 2020. Pero ahora que se acerca 2020 no quiere dejar el poder y llamó a un plebiscito para poder hacerse reelegir de manera indefinida. Perdió el plebiscito en 2016, pero Evo no quedó contento y abrió una queja ante el Tribunal Constitucional pidiendo la derogación de las normas que impiden su elección indefinida, cosa que este tribunal, nombrado por él mismo, aceptó de inmediato.

Por las buenas o por las malas
El caso de Bolivia muestra procedimientos muy conocidos acá en América Latina: el caudillio que pierde el apoyo popular pero usa a sus subordinados para mantener una apariencia de democracia, donde las elecciones populares dejan de determinar el camino político que seguirá el país, todo queda en manos de "el proceso de cambio" determinado arbitrariamente por el caudillo.Es algo que ocurrió con éxito en Cuba y en Vernezuela, mientras que en Argentina, Bolivia , Ecuador y Brasil pudo ser abortado al perder las elecciones en medio de escándalos de corrupción.

En Chile Fernando Atria, quien fue el principal asesor de Bachelet en su segundo gobierno, ha dicho "El problema constitucional tendrá que resolverse por las buenas o por las malas" y esto no es otra cosa que lo mismo que ha hecho Evo Morales en Bolivia, o lo que hicieron Maduro, o Fidel para obtener el poder vitalicio: rompiendo la ley y actuando de hecho por medio de martingalas y ficciones jurídicas.

"En Chile no pasan esas cosas"
Es algo que vengo escuchando desde que era chico. Claro que en Chile si pasan esas cosas y otras peores porque tenemos ladrones, gorilas sin uniforme, oportunistas e hipócritas como en todo el mundo. Eso de creernos mejores porque nos ha tocado una mejor clase dominante, es solo un asunto de suerte, no tiene nada que ver con la raza o el carácter de los chilenos que es tan diverso como en cualquier otro país bananero.

Las elecciones de 2009 y su diferencia con las de 2017
Los resultados de las elecciones en primera vuelta de 2009 en porcentaje son similares a los de 2017: Piñera sacó 44,1%, Frei Ruiz-Tagle 29,6%, Enriquez Ominami 20,1% y Jorge Arrate 6,2%, resultó que no se traspasaron los suficientes votos de Ominami (independientes) y Arrate (Comunistas)  para Frei Ruiz Tagle y así Piñera ganó la elección con un 51,6%

La diferencia es que en el 2017 pasaron a segunda vuelta Piñera y Guillier. Los votos de Piñera y Kast suman 44,5% o sea que Piñera necesita al menos un 5,6% adicional para ganar por un punto. Para que gane el bacheletista Guillier tendría que arrastrar todos los votos de independientes de izquierda (Sanchez) y todavía le faltaría un 2,3%. En el papel parece más difícil para Guillier, pero ninguno de los dos candidatos la tiene fácil.

Elección apretada y cambios profundos
La elección está bastante incierta, pero a diferencia de 2009, lo que se está jugando ahora es la implementación de un proceso "bolivariano"  de toma del poder a largo plazo, que viene buscando una vanguardia desde hace varios años. Esta vanguardia no es ideológica sino más bien retórica, su interés por el poder es -a mi modo de ver- un asunto personal para obtener mayores privilegios económicos.

Chile no es ni será Venezuela, ni Bolivia, es cierto, pero la razón es que la vanguardia no tiene ni un líder creíble, esa es la diferencia con esos países, en todo lo demás el proceso chavista, masista o fidelista es idéntico en los objetivos: tomarse el poder y forrarse de plata. Por eso la prioridad que dan a la asamblea constituyente: es la llave para mantenerse en el poder sin depender de los resultados de las elecciones.Un cambio constitucional también permitiría echar mano a los fondos de pensiones de lso trabajadores, como lo hicieron en Argentina. Esas dos reformas están en los programas de Guillier y sobre todo del Frente Amplio, quienes serían soporte fundamental de su eventual prtesidencia. Esto ya lo escribí antes, solo lo repito para que no se olviden.

Bolivia y Chile
Así, una de las alternativas en Chile para las elecciones del próximo domingo es seguir el camino boliviano, solo que no tendremos un Evo Morales porque esto se hará a la chilena: elegiremos a un monigote tonto para después quejarnos e insultarlo, tal como hicieron con Bachelet en las elecciones pasadas, mientras tanto la vanguardia de vivos se forran por los prósimos cuatro años intentando eternizartse.

También existe la posibilidad que en la segunda vuelta vote más gente que en la primera y que el miedo al chavismo mueva a gente que no votó en primera vuelta a votar por Piñera, ambas opciones están abiertas, esto ultimo ocurrió en 1958, cuando salió Jorge Alessandri y en 1964 cuando salió Frei, ambas veces por miedo a Allende. Recordemos que hay una abstención alrededor del 50%.

La falta de liderazgos políticos es buena y mala al mismo tiempo, es mala porque nos lleva a estas elecciones donde tenemos que elegir entre el cáncer y el sida, pero es buena en el sentido que no tenemos esperpentos como Evo Morales, Perón o Hugo Chavez. En ese sentido es cierto que no seremos como Venezuela, en lo demás, vamos por el mismo camino.