Robots y autos voladores

Hace un tiempo, Bill Gates, a quien admiro por su gran visión en temas de tecnología, decharó que los empresarios que usen robots deberían pagar impuestos adicionales por las utilidades adicionales que se crean al usar robots en lugar de personas. En sus propias palabras

"Sin duda, habrá impuestos relacionados con la automatización. En este momento, si una paersona hace un trabajo valorado en US$50.000 en una fábrica, ese monto es sometido a impuestos sobre la renta, impuestos de la seguridad social y todas esas cosas. Si un robot viene para hacer el mismo trabajo, pensarías que habría que ponerle un impuesto del mismo nivel"

La idea es que -por ejemplo- si el dueño de una empresa de taxis en el año 2030 puede tener su flota con autos que se conducen solos, algo que es muy factible técnica y económicamente, esos choferes que perderán su "puesto de trabajo" deberían recibir una sueldo mínimo garantizado, sin hacer nada, como indenmización y este ingreso lo pagaría el estado con el impuesto adicional recaudado de las empresas que usan robots. Leo en Wikipedia:

"La Renta Básica Incondicional (RBI), también llamada Renta Básica Universal, Ingreso Ciudadano, Universal Demogrant​ o Basic Income,​ es una forma de sistema de seguridad social​ en la que todos los ciudadanos o residentes de un país reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones, ya sea desde un gobierno o alguna otra institución pública, además de cualquier ingreso recibido de otros lugares. La recibe todo miembro de pleno derecho o residente de la sociedad incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma, independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quién conviva".

O sea, si se implementa en nuestro país, cada chileno desde el billonario Andrónico Luksic hasta el desempleado Tomás Bradanovic recibiríamos mensualmente una suma de dinero sin condiciones. Digamos -para no ser mezquinos- unos 500 mil pesos, todos los meses.

Supongamos que Guillier gana las próximas elecciones, algo que no es imposible, y trae de vuelta al ministro Arenas en Hacienda y a Jorrat en la Dirección de Presupuestos, otra cosa que tampoco sería improbable, y que con la conocida audacia intelectual de ambos encontraran la manera de financiar  una medida de este tipo ¿que pasaría? Si solo un grupo recibiera esa plata, por lo menos durate un tiempo, eso significaría un aumento en el poder adquisitivo de esas personas, pero si todos la reciben el efecto neto sería cero, porque no está entrando más riqueza a la sociedad, solo más papeles.

La verdad es que algo parecido se intentó en Chile, hace décadas. Los que hoy peinamos canas -en el pelo que nos queda- recordamos que al asumir Allende dobló el sueldo de los funcionarios públicos y aumentó todavía más el sueldo de los profesores. El año 1971, que fue el primer año en régimen de la Unidad Popular, vivimos en la Isla de la Fantasía, con un crecimiento histórico. Esa fiesta no alcanzó a durar hasta fin de año porque como la mayoría de los precios estaban fijados por ley se produjo de inmediato el acaparamiento, la escasez y el mercado negro. Obviamente los palurdos le echan la culpa -hasta el día de hoy- a los malvados, enemigos del proceso revolucionario, pero la explicación económica es tan sencilla como la tabla del uno. En fin, se podría escribir mucho sobre eso pero no es muy interesante, basta decir que es una idea estúpida.

Lo mismo la idea de los "impuestos a los robots" que propician Gates, Zuckemberg y Elon Musk entre otros iluminados. Para que un impuesto a la automatización pudiese funcionar se necesitaría un gobierno mundial, cosa que -gracias a Dios- estamos muy lejos de alcanzar todavía. La razón es muy sencilla: si se pone impuesto a los robots en Estados Unidos por ejemplo, China, Rusia o cualquier otro país más avispado ofrecería a las fábricas establecerse sin ese impuesto: aunque pierdan ingresos fiscales ganarían todo, porque todos irían a producir donde no hay impuestos específicos.

Es es la razón por la que los impuestos específicos son cada día más difíciles de sostener, por eso los aranceles de importación y otros impuestos tienden a desaparecer en el mundo. Es lo que no llegó jamás a emtender Bachelet cuando aprobó su reforma tributaria que iban a "pagar los ricos", lo que produjo que los ricos se llevaron su inversión a Perú y otros países con líderes más inteligentes. La riqueza habla fuerte con los pies y se manda a cambiar en cuanto ve malas caras.

Pero volviendo a lo principal ¿cual será el efecto de la masificación de los robots? Eso no lo sabe nadie exactamente y la mayoría de las proyecciones actuales de los expertos y visionarios con seguridad serán tan ridículas como las de los años 50 cuando pronosticaban autos voladores y robots idénticos a seres humanos haciendo el servicio doméstico y tomando decisiones por nosotros. Esas cosas pasan porque la gente proyecta desde lo conocido, tiran línea con una regla y siempre se equivocan.

Leo en la revista Economía y Sociedad, que es el pozo de donde saco las mejores ideas, el artículo "El Futuro del Trabajo (3)" de Jerry Kaplan, que empieza así:

¿Harán los robots todo mejor que nosotros? Si la inteligencia artificial es ya tan hábil que puede manejar un auto, identificar una cara, ganar al campeón mundial de Go y detectar células cancerosas, ¿no sería capaz de hacer prácticamente todo lo que una persona puede hacer?

 No, No, porque todas esas tareas están muy lejos de reemplazar a la inteligencia y sensibilidad humanas. Todas esas tareas tienen en común lo que se conoce como "deep learning": máquinas y robots diseñados para encontrar a gran velocidad patrones comunes entre una gran cantidad de datos (...) La inteligencia artificial no es una amenaza a la primacía de la inteligencia humana. Los robots no son persona mecánicas.

Recuerdo que el Gobierno japonés gastó billones en los años ochenta en una gigantesca iniciativa destinada a ser pioneros en inteligencia artificial. Resulta que la inteligencia artificial no existe ni puede existir: lo que conocemos como "inteligencia" es la capacidad de tomar decisiones en situaciones difíciles, inciertas, hasta un perro puede tomar buenas decisiones cuando el cálculo de costos y beneficios es posible, para eso sirven muy bien los robots y son mucho mejores que nosotros -y que los perros- en eso.

El valor -y la riqueza asociada al valor- cambian en la medida que algunas cosas dejan de ser escasas. Antes que existieran las calculadoras la habilidad de hacer operaciones matemáticas básicas con rapidez, mentalmente o por escrito, eran fundamentales para un ingeniero. Hoy no valen nada, son solo una curiosidad, para efectos prácticos es como dominar el código Morse. Lo valioso está cambiando desde hace tiempo hacia las habilidades intuitivas, estéticas y otras por el estilo,

La automatización ya está bajando los costos de producción y eso es lo que nos está haciendo más ricos, sin que nos demos cuenta. No necesitamos ningún maldito sueldo asegurado por el estado y que supuestamente tendríamos que pagar nadie sabe como, porque solo un idiota contribuiría en una sociedad donde todos tienen derecho a recibir sin mover un dedo. A medida que las sociedades se sigan enriqueciendo, como está ocurriendo ahora, será cada vez menos necesario pagar impuestos, porque muchas funciones que hoy promete -y no cumple- el estado, podrán ser pagadas por nuestro propio bolsillo porque costarán nada o casi nada. La reducción brutal de costos es el verdadero milagro de la tecnología.