Desafíos de Piñera 2: recuperar el crecimiento

¿Que pasó con el crecimiento?
Durante el gobierno de Bachelet hubo un desplome brutal del crecimiento, el 2% promedio del período es lo más bajo de cualquier gobierno desde 1990, está a años luz del 7.3% que tuvo durante Aylwin. Por otra parte la deuda pública ha crecido a niveles que pocos años atrás todos los economistas creían inaceptable.

Esto ocurrió por varias razones, probablemente la principal es que se desplomó la inversión, que con su efecto multiplicador es como el corazón que bombea la sangre de la economía, si no tenemos inversión al final nos morimos de hambre, es lo que está pasando en Venezuela y en Cuba por ejemplo.

Otra razón más directa fue la Reforma Tributaria diseñada por un funcionario de tercera línea (Jorrat) con un ministro de hacienda menos que mediocre (Arenas), esta reforma fue tan mal hecha que ha necesitado cuatro mini reformas para tratar de darle sentido y ahora va por una quinta, cada año que pasa se ven peor sus efectos. Como la reforma no funciona los ingresos fiscales fueron mucho menores de lo presupuestado.

La tercera causa del desastre económico fue el aumento explosivo del gasto público, a tasas mucho mayores de cualquier otro gobierno, desde los años de Allende que eso no ocurría, partiendo por la contratación de cientos de miles de empleados públicos con sueldos mucho mayores que los del mercado y con cero aporte a la creación de nueva riqueza. Otras causas fueron la baja del precio del cobre, las malas expectativa y baja confianza, pero son menores que las tres antes mencionadas.

Todo esto fue provocando crecientes déficit fiscales que han sido cubiertos con deuda pública y cuando el endeudamiento no daba para más, a finales de su gobierno, simplemente ocultaron el déficit, diciendo que era del 1.7% del PIB cuando en realidad era del 2.1%. Con esto se derrumbó uno de los pilares más poderosos que tenía la economía chilena que era la "regla del superávit fiscal estructural". Bueno, en pocas palabras esa es la situación en que se está recibiendo la economía.

¿Y qué se puede hacer?
Afortunadamente, en esto Piñera no la tiene tan difícil porque lo primero que se necesita es que vuelva la inversión y el gobierno de Piñera da confianza a los inversores. Pero no basta con eso, cuando hablamos de inversión es sinónimo de inversión minera, la minería es tal vez el único activo con real potencial de crecimiento que tiene Chile para los inversores extranjeros, no porque tenga grandes riquezas naturales porque comparativamente no las tiene, sino porque tiene la reputación que los gobiernos chilenos son confiables y seguros para la inversión extranjera.

Esa confianza, en enorme medida es una herencia de los años ochenta y con el tiempo los sucesivos gobiernos políticos la han ido erosionando, con codicia fiscal y medidas estúpidas como fue el royalty minero, entre muchas otras. El poder que han alcanzado las ONGs ambientalistas y la cobardía de los gobiernos para contenerlas es otro peligro  que tenemos. Detrás de los ambientalistas está lleno de políticos disfrazados que tratan de sacar provecho personal, aún a costa de arruinar una región. Un ejemplo de pizarrón de estos miserables es nuestro diputado Mirosevic, que llegó al parlamento con la más estúpida de las banderas: "No a la termoeléctrica del Cerro Chuño", así fue como la gente tonta e ignorante, compró el embuste y votó por él.

Nueva inversión minera es clave para enriquecernos, desde que se implementó el maldito (e inútil) royalty no hemos tenido grandes proyectos nuevos, esa debería ser una advertencia estruendosa para nuestros políticos, pero vaya uno a hacerles entender. Sin inversión minera no hay desarrollo y de seguir así solo nos espera más y más decadencia. Urge denunciar el Convenio 169 de la OIT así como eliminar las trabas burocráticas que dificultan la inversión. Los temas ambientales deben ser estudiados y decididos solo por criterios técnicos. Los activistas, por más que griten y tiren piedras no deben tener ningún poder de decisión sobre los proyectos. Ninguno.

Y no hay mucho más que hacer
Dudo que el gobierno pueda hacer mucho más que facilitar la inversión minera en nuevos proyectos, que es lo único que puede subir nuestro PIB en un par de puntos, todos los demás sectores están más o menos tocando techo, veamos por orden de importancia: salmonicultura, frutas y hortalizas, celulosa, vinos, etc. todos son sectores que tienen poco espacio para crecer porque se trata de mercados maduros, en cambio la minería tiene un potencial de crecimiento importante si es que recuperamos nuestra reputación de "país bueno para invertir".

Está lleno de países con más recursos mineros que nosotros, Bolivia es un ejemplo característico pero ¿quien va a querer invertir allá? A Chile le tomó décadas armar una reputación de país serio y seguro, aunque fue muy dañada en los últimos cuatro años todavía está bien colocada en América Latina.  Pero ahora no corremos solos como en los ochentas, Argentina, Perú y próximamente Colombia nos van a disputar la inversión extranjera, tendremos que competir duro para conseguirla.

¿La pequeña y mediana empresa? Solo tiene valor como fuente de empleo, pero económicamente no pesa nada, su creación de nueva riqueza es a nivel de subsistencia y tiene una mortalidad altísima. Eso no tiene remedio, es estructural y subsidiarla no será ninguna ayuda para ellos, todo lo contrario, los arruinará más rápido, es muy importante como proveedor de puestos de trabajo de subsistencia, pero económicamente pesa menos que una pluma de ganso.

La tarea
Debería formarse un consenso político transversal en el país sobre la importancia de la inversión extranjera, especialmente en el sector minero. Ha sido probado mil veces, sin esa inversión seremos pobres como Bolivia, Cuba y Venezuela o mediocres como son hoy Mexico, Argentina (todavía), Perú y Colombia. Chile se enriqueció con esa inversión, no cobrando altos impuestos sino todo lo contrario.

Años atrás llevé a unos alumnos del MBA de Lima a una visita a la planta de la minera Doña Inés de Collahuasi. Cuando estuvimos en Iquique preguntaban asombrados cuanto era el "canon" que pagaban las mineras por la cantidad de edificios y grandes construcciones en la ciudad, se quedaron asombrados cuando les dije que no pagaban ni un solo peso, toda la prosperidad que veían era por enriquecimiento de los privados: trabajadores de mineras y contratistas.

Sobre las cuentas fiscales, cada punto que sube el PIB en Chile, significan ingresos al fisco por 700 millones de dólares aproximadamente, el déficit que mantuvo oculto el gobierno Bachelet hasta último minuto equivale a algo más de 1.000 millones de dólares. La primera prioridad es recuperar el crecimiento y llegar, en el mediano plazo, a un crecimiento del 5% al 7% o más como fue en nuestra década dorada 1986-1996. Eso se puede conseguir con inversión extranjera en el área donde tenemos potencial y ventaja comparativa.

La inversión debe ser lo primero, todos los proyectos que se presenten deben hacerse, todos, es una estupidez máxima rechazar proyectos como ocurrió con Dominga, porque la tecnología evoluciona y no vamos a tener para siempre esta ventana de oportunidad de buenos precios de los minerales. En particular el cobre hay que explotarlo aceleradamente, todo, antes que el grafeno y otras tecnologías lo dejen tan obsoleto como quedó el salitre.

Los problemas ambientales están para solucionarse, prácticamente todos tienen solución técnica adecuada, el problema es que se meten los políticos wannabe que tratan de hacer carrera y agitan con "el cuidado al medio ambiente" desde la más completa ignorancia. Esos basuras no deben tener ningún otro poder más que quedarse roncos gritando y reclamando. Los reclamos de los ignorantes no deberían valer nada en una sociedad educada como nos preciamos de ser.

El problema del crecimiento tiene solución, no es fácil porque primero hay que alcanzar un consenso, pero de todos los desafíos que tiene Piñera, este es el más fácil de cumplir.