"Te lo dije, viejito"
Todavía recuerdo la seguidilla de errores que cometí cuando compré la camioneta Chevy 1500. Debe haber sido el año 2003 más o menos, al comprar un vehículo usado uno se enfrenta a un montón de incertidumbres, es como elegir pareja, cuando al principio todo parece muy bien pero después empiezan a salir los problemas.
La camioneta se veía como una novia perfecta: grande, sólida, andaba bien y se veía razonablemente bien mantenida, había sido de mi buen amigo el doctor Tapia, que la mantenía muy bien, después se la vendió al concesionario del casino del hospital y luego la compré yo. Tenía un solo detalle, el parabrisas estaba astillado, pero eso era lo de menos, me encapriché con la camioneta y la necesitaba con urgencia para tirar la casa rodante que recién había comprado, donde pensaba pasar el resto de mi vida.
Los problemas empezaron cuando me tocó renovar la revisión técnica, no me la dieron por el parabrisas astillado y que diablos, tuve que ir a Tacna a comprar otro. Mi amigo Pepe Drago, que en esos años todavía estaba vivo, me advirtió que tenía un mal presentimiento sobre la camioneta, yo pensé que lo decía porque quería venderme su Econoline y no le hice caso, después, cada vez que a la camioneta le pasaba algo el Pepe disfrutaba diciéndome "viejito ¡te lo dije!".
El motor vortex V6 de 4300 cc, no parecía tan potente, lo que no me di cuenta fue que esas camionetas son increíblemente pesadas, unas masas de fierro que necesitan un motor enorme para moverse y el V6 estaba apenas en el límite inferior. Una de mis primeras pruebas fue llevar tirando la casa a las Presencias Tutelares y subió la Cuesta de Acha sin problemas pero no iba muy sobrada que digamos. Pero fuimos y volvimos sanos y salvos.
Animado por esto, se me ocurrió un viaje más largo ¿por qué no Iquique? Así fue como fui con un amigo, felíz acelerando a fondo para limpiar el motor en la interminable recta de la Pampa del Tamarugal, iba feliz como una perdiz... hasta que se apagó el motor y no funcionó más, fue una de las pocas veces que me he quedado botado en la mitad del desierto. Un amigo ariqueño que iba por el camino nos llevó hasta Huara donde un tipo que tenía una grúa, por una -no muy pequeña- fortuna, accedió a ir a buscarla y remolcarla hasta un mecánico en Pozo Almonte.
Y allí se quedó, hasta nuevo aviso, me fuí a Iquique a hacer mis cosas y al volver el otro día el mecánico me dijo que se había quemado la bomba de combustible, no solo el repuesto era carísimo y había que encargarlo a Santiago, el reemplazo tanbién, porque había que desarmar todo el pickup y sacar el estanque de combustible, donde la bomba iba sumergida. Después de estar una semana pagando hotel en Iquique, llegó el maldito repuesto, así es que me fuí a Pozo a que lo instalaran y traer de vuelta la camioneta a Arica.
El cambio tomó todo el día y salí de vuelta cuando ya era de noche, son 300 kilómetros y como yo estuve muchos años manejando por ese camino lo hacía muy rápido. Deben haber sido las 2 de la madrugada y yo iba subiendo Acha, la última cuesta antes de llegar a Arica, que es un acantilado impresionante que alcanza unos 600 metros por el borde del cerro, pero nada peligroso porque su pendiente es suave. Siempre subíamuy rápido esa cuesta aprovechando la poca pendiente y esa vez iba muy contento, cuando de pronto veo por el espejo retrovisor como un enorme pájaro negro volando hacia atrás, una especie de Batman gigantesco.
Era el cubre Pickup, una gran y pesada pieza de plástico con el tamaño de todo el pickup, que el mecánico se había olvidado de atornillar. Paré en medio de la madrugada, puse las luces de hazard y salí a pie a buscar adonde había caído. No estaba lejos y no se había caído al barranco, estaba justo en el borde así es que como hormiga empecé a arrastrarlo y con mucho esfuerzo lo pude colocar de nuevo. Para sujetarlo le puse unas grandes piedras,porque elgún tonto me había dicho que para "mejorar la aerodinámica en carretera " mejor sacara la puerta trasera del pickup. Em fin,después de muchas peripecias llegué por fin a Arica.
A todo esto el gasto de combustible era desquiciante, rendía tres o cuatro kilómetros por litro y cuando manejaba me parecía ver como bajaba el indicador, el tanque de gasolina era de 200 litros y en el viaje a Iquique me gasté casi dos estanques, un 20% de lo que me había costado la camioneta. Mi amigo Pepe no se cansaba de decirme "¿viste viejito? ¡te lo dije!". Irritado por todos los problemas eso me llevó a tomar otra pésima decisión: cambiar el motor por otro petrolero, mas chico.
Si pusiera todos los problemas que esto me trajo tendría para llenar un libro. EL mecánico que me hizo el cambio era pésimo y dejó innumerables cosas mal hechas, al cambiar elcardan adapto otro que era más largo ¡lo cortó y lo pegó con remaches! Obviamente cuando saqué la camioneta camino a Tacna el cardán se hizo pedazos en la mitad del camino, tuve que pagar para que me remolcaran, tuve que mandar a hacer un cardán nuevo, uff, prefiero ni pensarlo.
Cada decisión que tomaba con la camioneta salía mal, el motor que compró el mecánico estaba pésimo y al poco tiempo con mi vecino Arturo tuvimos que desarmarlo y hacer el ajuste completo, me costó más o menos lo que me había costado la camioneta originalmente "lo barato cuesta caro" me decía el Pepe, ocultando apenas la risa. Toda esta seguidilla de desgracias culminó cuando me quedé colgando por el borde del Morro, hasta salí en el diario local
Las malas decisiones
Comparando con mis amigos y conocidos, creo que no he tomado demasiadas decisiones equivocadas, al menos no recuerdo ninguna de la que me sienta furioso, triste o muy arrepentido y de todas mis equivocaciones he terminado vivo y sacando algo bueno.
Ahora ando complicado por un error que cometí hace varios años atrás. Las cosas buenas que uno hace solo a veces tienen recompensa, pero los errores se pagan, todos, al contado o al crédito. Lo conversaba con una buena amiga y me dijo cosas que ya sabía, pero siempre es bueno escucharlas de otra persona. Me sugirió que me acordara de cosas malas que me habían pasado antes y que mejor que acordarme de la camioneta, santo remedio.
En momentos difíciles hay que calarse y aguantar el chaparron, voy a salir fortalecido y cuando se termine mi mala suerte me voy a reir y me sentiré orgulloso, como cuando me acuerdo de la camioneta y muchos otros problemas que he tenido. Lo único importante es que los problemas no nos aplasten. El lagarto siempre genera otra cola
NULLA DIES SINE LINEA. Filosofía barata, historias, historietas, moralejas, chamullos, relatos absurdos, la vida de un vago, cosas de Arica, literatura, música, pornografía, política, física, cocina regional, minas, copete y cosas por el estilo. The awesome, absurd and often bored adventures of our Man of Mystery in Arica, from the trenches, in the Northern Front. Sacar a mil, sacar a mil. Streams of brilliance often spring from boredom. "Be yourself, but bigger"
Es el costo hundido, en teoria esta hundido y no influje en decisiones futuras, pero obviamente no es cierto en el mundo de real. El primo Kahneman y otros se lucen con experimentos que muestran como nos dejamos arrastrar por lo "ya invertido y que no podemos perder"
ResponderBorrarEn chilito por ejemplo nos condenamos con el transatiago: 6.000 millones de dolares directos y otro tanto en costos indirectos y creciendo, y probablemente para siempre o al menos mientras no haya transporte autonomo
Claro, también hay un cuento chino donde entra un tigre a un lugar donde hay varias personas, entonces un valiente toma al tigre de la cola para evitar que el tigre, que persigue furioso a la gente, se los coma. Bueno, la cosa es que llegado un momento el ttigre se va vuelta y se come al que lo esatá sujetando.
ResponderBorrar"Hay que saber cuando soltarle la cola al tigre" es la moraleja, o sea saber cuando hacer la pérdida
parece que no hay hombre que no toma decisiones irracionales con el auto. yo por ahí tengo mi camión de 380 caballos pudriéndose con el polvo. lo único racional que hice en este asunto fue comprar un kia morning, el auto perfecto para moverse en una ciudad. con 5 lucas ando toda la semana y muchas veces sobra. con el tanque eran 50 lucas.mover tanto fierro ya no tiene sentido.
ResponderBorrarAnónimo, lo que pasa es que con un auto la decisión se toma siempre en estado de incertidumbre o conocimiento incompleto. Tengo un amigo cuya costosa camioneta 4x4 Chevrolet, comprada en concesionario 0 km, después de gastar una fortuna en las mantenciones oficiales, a los pocos meses despues de vencer la garantía se le arruinó sin remedio la caja automática de cambios, casi tan costosa como un buen auto de segunda mano.
ResponderBorrarA veces esas decisiones resultan muy bien como tu Kia Morning, o muy malas como tu camión, a mi me ha pasado exactamente lo mismo, he tenido hautos buenos y nobles como el VW escarabajo, el Colt de la Pilar, el Honda CRX y el actual Toyota Vitz, han sido joyas, pero también otros horrendos que les parece seguir una maldición, como la "pulga maldita" Suzuki y la camioneta Chevrolet que fuern compras horrorosas.
Claro, uno después siempre encuentra las "razones" de por qué fueron malas compras, pero eso es siempre ex-post, en el momento se toman decisiones con información incompleta o simplemente por calentura. Se parece mucho a la elección de pareja, uno solo se da cuenta mucho tiempo después como fue la decisión, porque el caracter, igual que las fallas del auto, solo se va conociendo con los años!
Ojjjj...media salvadita con la camioneta, en todos estos años creo que no habia leido esa historia.... parece que todos alguna vez hemos pagado el noviciado con un automovil.. y eso de calentarse con las cosas pucha que hace dificil el no equivocarse , yo en mi primera compra fue un subaru legacy que se lo compre a un concuñado mecanico..impeque el auto, la unica pana que me dio fue un radiador roto , despues se lo vendi a mi hermano chico...lo hizo mierda y hoy me da pena verlo pero es sigue siendo un excelente auto y ronronea como nuevo año 1994 full equipo , mi segunda compra fue un asco ..me calente con una pick up fiat forino para según yo ir a tirar fletes los fines de semana e ir a la pega en la semana,carne de perro la maquinita pero estaba que se desarmaba.. asi es que se la vendí a mi concuñado mecánico que la queria para ir a comprar repuestos y como minigrua...cuando la desarmo tuvo que meterle harta plata... y finalmente se la vendio a otro tipo de region yo creo que se si se quemo los dedos , despues del legacy el año 2012 fui por otra subaru ... una forester 1998 que es la que tengo actualmente...impeque la maquina, en todos estos años ha pasado la revisión tecnica soplada a lo mas un par de rechazos por luces, eso si cuando me toca algun cambio de repuestos sale duro pero la maquina a 6 años de haberla comprado sigue dando satisfacciones.
ResponderBorrarEstuve viendo a la pelada con la guadaña muy de cerca, no es primera vez, me ha pasado como tres o cuatro veces más pero hasta ahora he zafado. Mala hierba muere de viejo.
ResponderBorrarLas revisiones técnicas son mi pesadilla, con la camioneta yo tenía que pagar coima casi todos los años y era algo que me desagradaba mucho, ahora prefiero gastar mucha plata pero que el auto pase OK por todas las pruebasm cuando me compré elToyota cambié el criterio, menos mal que el autitoha salido bueno y no tan caro en reparar
Tremenda historia la de la camioneta. Me la leí toda y ahora que la vi destrozada... hasta me dio pena. tanto esfuerzo en repararla y que se pierda en cosa de segundos.
ResponderBorrarEn fin, quedará solo para el anecdotario.
Yo me alegré mucho cuando la vi hecha pedazos. Al final fueron años de gastos y malos ratos, muy pocas veces la disfruté realmente
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