La fuerza del sol

El Carnaval Con la Fuerza del Sol empezó ayer y van a estar bailando día y noche hasta mañana, el centro de la ciudad está cortado y estiman que son unas 100.000 personas quienes ven a los aproximadamente 10.000 bailarines, de Arica y desde todo Chile, así como del Perú y Bolivia. Se trata del carnaval más masivo en Chile y el tercero de Sudamérica (supongo que el primero es Río y el segundo debe ser Oruro).

Años atrás, conversando con una chica, me contó que bailaba en el carnaval, yo le dije que como espectáculo me parecía medio aburrido, monótono, en fin. Entonces ella me dijo que claro, mirarlo no tiene ninguna gracia, los que en realidad se divierten son los que bailan. Y me empezó a contar como pasaban todo el año entrenando, las intrigas, celos y peleas dentro de cada "fraternidad", el sacrificio de los que viajaban y todo eso, solo por el placer de pasar cinco minutos frente al jurado. Me lo contó tan bien que pensé que había material para hacer una novela, o una película de primera. Pero nunca pude describirlo como me lo explico esa vez, y nunca más volví a verla.

No se de donde sacaron esa cifra de cien mil personas, sería la mitad de la ciudad incluyendo bebes y ancianos, no se, puede ser. La cosa es que los hoteles se repletan esta semana, son los mejores días del año porque solo con los bailarines queda copada una buena parte de la capacidad hotelera. En Arica siempre han habido carnavales, lo mismo que en Tacna. Cuando yo llegué a la ciudad por primera vez, en 1969, todavía se jugaba a la challa en las calles, donde tiraban desde los techos bolsas de agua con harina a la gente que iba pasando.

Era muy divertido verlo, pero no tanto recibir una de esas bolsas que a veces no traían precisamente agua pura. Los carnavales son una costumbre colonial en Chile, se juega desde antes de la independencia y una de las primeras medidas de Bernardo Ohiggins, al llegar al mando como primer director supremo, fue prohibir los carnavales junto con los títulos de nobleza.

Esta prohibición se explica porque los carnavales fueron siempre fiestas del desenfreno, donde junto con jugar y celebrar, la gente se solía emborrachar y terminaba todo en gigantescas trifulcas, todavía ocurre así en muchos pueblitos de la precordillera, donde los carnavales son sinónimo de bacanal. Sobre todo el carnaval es una fiesta donde el pueblo se toma el desquite contra la autoridad y los poderosos, no respetando ninguna ley más que divertirse. Buscando de donde salen, leo que

"El origen de su celebración parece probable que esté en las fiestas paganas, como las que se realizaban en honor a Baco, el dios romano del caos, la fiesta y el vino, las saturnales y las lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del toro Apis en Egipto.

Según algunos historiadores, los orígenes de esta festividad se remontarían a la Sumeria y el Egipto antiguos, hace más de 5.000 años, con celebraciones muy parecidas en la época del Imperio romano, desde donde se expandió la costumbre por Europa, siendo llevado a América por los navegantes españoles y portugueses a partir de fines del siglo"

O sea los carnavales son herederos de las antiguas bacanales, alguna vez leí sobre la antigua costumbre de nombrar al loco o al tonto del pueblo como "rey por un día", ese día de carnaval él gobernaba concentrando todos los poderes y la autoridad, la gente se burlaba de los poderosos durante todo ese día y lo pasaban muy bien. Al día siguiente todo volvía a la normalidad "cada cual es cada quien" y el rey por un día era ejecutado. Que costumbre más hermosa, nunca debió haberse perdido.

Años atrás, a propósito de este carnaval yo mandé mi columna al diario La Estrella de Arica donde puse que deberíamos aprovechar para hacer como en los tiempos antiguos, que el alcalde, intendente y todas las demás autoridades fuesen por un día objeto de burlas de toda la ciudad, para que de ese modo nosotros, los de la plebe, nos tomásemos una pequeña revancha de todos los abusos, injusticias y prepotencias. No recuerdo por qué no la publicaron y yo no seguí mandando textos al diario. Un cacho menos.