Una historietas de la Edad Media

Una breve post data. No me puedo despegar de los temas de la Edad Media, así es que los seguiré aburriendo con mis lecturas en lugar de escribir sobre la cochina política y otros temas pedestres como la necesidad de dinero y el horroroso trabajo. Seré breve esta vez, solo colocaré un par de cosas que estoy leyendo en un libro contemporáneo sobre el linaje de la familia Fernandez de Córdova.

Como se llegaba a ser noble
Bueno, como ya dije antes, la manera de ascender a la nobleza era hacerle alguna clase de favor al rey y este recompensaba con un título. El escalafón más bajo en el camino a la nobleza era ser caballero, es decir, cualquiera que pudiese costear -de su propio bolsillo- un caballo y las armas para ir a la guerra, así como su propia mantención. El caballero era entonces una especie de soldado freelance, que juraba fidelidad a algún señor y peleaba bajo su mando.

Un dato curioso es que existían incluso "caballeros villanos", es decir gente de la villa sin ninguna relación con la nobleza que juntaba algo de plata y se compraba el caballo y las armas, según leo

Se lograba la categoría de Caballero al poder costear, del propio peculio, un caballo y las armas necesarias. A la tercera generación de ser Caballero, se adquiría la condición de Hidalgo. Durante la reconquista tuvieron un papel importante –sobre todo en las luchas fronterizas- los “Caballeros villanos” (lo que hoy suena a contradicción), campesinos que habían adquirido caballo y armas.

Pero “hasta al más humilde pechero se le dispensaba el honor de ser Hidalgo si era capaz de tener siete hijos varones sucesivos, aunque el pueblo lo embromase diciendo que era “hidalgo de bragueta”-Casadas, Monjas, Rameras y Brujas-pág. 106-Manuel Fernández Álvarez-Espasa Forum-2002
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Por bragueta (palabra poco conocida en Chile) supongo que se refieren al marrueco del pantalón. Es decir que la movilidad social era posible hasta cierto punto, pero se requerían ciertas cualidades: mostrar mucho valor en el combate, una fidelidad absoluta al punto de dar la vida por su señor y un apego estricto a las reglas del honor. Con eso y un poco de suerte, hasta el perejil más mísero tenía, al menos teóricamente, la posibilidad de llegar a ser noble.

El simpático Carlomagno 
La historia de Carlomagno también tiene sus cosas divertidas. Un personaje poco conocido pero fascinante era su padre Pipino apodado "el Breve", pues medía solo 1.37 metros,.era hijo de Carlos Martel  y nieto de San Arnulfo, poderoso obispo de Mentz ¡los obispos tenían hijos entonces!.

Lo que a don Pipino le faltaba en estatura, le sobraba en pachorra, llegando a ser mayordomo  de la Corte  de Austrasia. El cargo de mayordomo era equivalente al de primer ministro y a poco tiempo -como el rey era un inútil- Pipino era el gobernante de facto. Sigo leyendo

Cierto día de 741, el Conde Caribert de Laon, vio llegar a su gran casa una tropa de caballeros encabezada por Pipino, al que invitó a comer, con asistencia de su bella hija Bertrade (“La del pie grande”, por tener uno mayor que el otro). Pipino explicó al Conde que Bertrade le gustaba y que pensaba llevársela, a lo que Caribert accedió, encantado de tanto honor Pipino era bajito pero lanzado y eficaz y, según la crónica, aquella misma noche “ ils travaillaient à la naissance de Charlemagne”

Como ven, nuestro enano amigo no andaba con chicas sin mucho trámite , esa misma noche ¡Estaban trabajando en el nacimiento de Carlomagno! Pipino se enamoró perdidamente de la "pié grande" y un par de años más tarde se casó con ella

Bertrade era ambiciosa y logró que, en 744, Pipino se casara con ella y que se dirigiera al Papa Zacarías pidiéndole que le reconociera como Rey de los Francos. El Papa aceptó, diciendo que “Debe ser Rey el que ejerce la realidad del poder”.De esta manera, Childerico III se convirtió en el último Rey Merovingio y Pipino III, en 751, en el primer Carolingio

Carlomagno salió grande y bien parecido, tal vez Pipino tuvo ayuda en su fabricación, porque como es sabido "de los cuernos y de la muerte no hay quien se salve"

Carlomagno, Rey de francos y lombardos y Emperador del Sacro Imperio Romano (748-814). Reinó
durante 43 años en estrecha colaboración con el Papa, se atribuyó la defensa de la cristiandad y del antiguo Imperio Romano y se intitulo “Rey por la Gracia de Dios” (lo que era novedoso). “Su estatura imponente, su larga barba , su vigor, su capacidad de trabajo han llegado a ser legendarios. Imponía el respeto por su dignidad y el afecto por su cordialidad”

Carlomagno quería ser Emperador, pero no le convenía, políticamente, tener que agradecérselo al Papa, por lo que pensó en casarse con la Emperatriz Irene. Pero el Papa, León XIII, le invitó a asistir a una solemne ceremonia religiosa, le hizo arrodillar delante del Altar y le pidió que rezara. Carlomagno, que era muy piadoso, así lo hizo, pero de pronto notó algo pesado, redondo y frío sobre su cabeza y se enderezó aturdido: ¡El Papa le había coronado Emperador por sorpresa!. Tuvo cinco mujeres legítimas (Himiltruda, Deseada, Hildegarda, Fastrada y Liutgarda) y otras cuatro complementarias, “lo que la Iglesia consideró una manifestación de intemperancia”.

Repudió a sus dos primeras esposas, luego conoció y se enamoró perdidamente de Hildegarda de Vinzgau, ¡de solo 13 años! a quien pusieron en su epitafio "sus encantos no tenían ningún rival entre las hijas de los Francos" tuvo con ella cuatro varones y cinco hembras, uno de sus hijos, Louis I "el Pío" fue mi abuelo 28º. Que entretenida historia, sigo leyendo.

Cuando murió Liutgarda (su última mujer legítima), Carlomagno, que adoraba a las mujeres, decidió no volverse a casar y recurrir a las concubinas que, además de la utilidad evidente, tenían otras importantes “funciones, que eran, más o menos, las que ejercen ahora los ministros de Hacienda, de Interior y de Justicia (¡No está mal!). El Emperador, que toda su vida había demostrado una virilidad poco común, se convirtió, en su vejez, en un verdadero libertino. No podía ver a una guapa chica sin entregarse a chocantes impudicias” 

Que abuelo tan castizo, ¡como me gustaría poder estar a su altura!