¿En qué estás pensando?

¿Se han fijado esa frase rara que aparece en la timeline de Facebook? No veo que le puede importar a alguien en qué estoy pensando, esa es la clase de pregunta que a veces hacen las mujeres, cuando un tipo se queda callado, en fin, a mi no me hace maldita gracia.

En el universo de información que es Internet la mayoría de nosotros hemos estado construyendo una imagen virtual, un avatar a partir de las cosas que publicamos. Es decir, soy yo físicamente en mi entorno personal, pero también soy yo en el entorno de las comunicaciones de Internet, en las redes sociales. Ahora con las capacidades de almacenamiento e indexación que existen, debe resultar más o menos sencillo hacer perfiles psicológicos muy completos de casi cualquier persona, a partir de sus conexiones y opiniones.

Incluso los que no participan en redes sociales, se podría conseguir acceso a todos los correos electrónicos que ha enviado y recibido una persona en su vida, entre las condiciones de la cuenta Google -que todos aceptamos casi sin mirar- les damos permiso no solo para tener acceso a los mensajes, sino para indexar sus contenidos. Así pueden escoger y recuperar sin problemas todos los mail donde hemos recibido y escrito sobre un tema político por ejemplo. Es una gran herramienta para perfilar personas, sin necesidad de escarbarles las bolsas de basura.

A mi no me inquieta la falta de privacidad, aunque siempre hay que tener cuidado con lo que uno escribe o publica. Años atrás yo subí una foto de mi cédula de identidad. Resulta que la descargó un tipo que se dedicó a estafar a la gente, abriendo una página de Facebook con mi nombre. De tiempo en tiempo me citaban a declarar en la Policía de Investigaciones por culpa de mi descuido y del sinverguenza.

Pero esta falta de privacidad tiene siempre dos caras, me averigué parte del nombre del estafador, con eso me fui a la página de rutificador y encontré enseguida sus datos personales, incluyendo la dirección de su casa:

Como yo soy curioso, encontré muchos otros datos de don Gariz en Internet, las ciudades donde había estado, el nombre de sus cómplices con que había trabajado, las veces que había estado preso y por qué en fin, muchos detalles que redacté cuidadosamente, luego me fui con eso al Ministerio Público a poner una denuncia por suplantación de identidad y estafas reiteradas. Obviamente que los vagos de la Fiscalía jamás dieron señales de vida y ni siquiera me llamaron a declarar. Y el malandra debe seguir estafando gente usando mi nombre.

Si bien existen muchas herramientas tecnológicas y una enorme cantidad de información disponible, siempre es necesaria inteligencia humana para separar la paja del trigo y darle una estructura a la información a la hora de perfilar a alguien con la información obtenida desde Internet, los robots pueden hacer la obra gruesa, pero se necesita un trabajo fino y metódico para poner todo en contexto como una pieza de información coherente. Creo que ese es un trabajo que yo podría hacer muy bien, si no fuese por mi aversión al trabajo.

La información que existe acerca de cualquier persona en Internet es enorme, casi todos alimentamos las redes sociales con nuestras opiniones y preferencias todos los días durante años y así, sin querer, estamos alimentando un repositorio sobre nosotros mismos con muy pocos o ningún filtro consciente.

Teleprogramadores
A propósito de eso y de mi alergia al trabajo, yo tuve hace años la idea, no muy afortunada, de publicar mi currículum y a pàrtir de eso, de tiempo en tiempo me llegan ofertas para postular a esa actividad inmundo que empieza con "T" y que no nombraré para evitar ser grosero. En particular me han llegado varios mail de la empresa Turing Remote Developers ofreciendo que mande mi currículum para contactarme con grandes empresas de software que están tercerizando el desarrollo de sus productos.

Curioso, me fui a ver la página y, para permitirme entrar el currículum, hacían primero una prueba de código en Java Script, yo nunca he usado ese lenguaje pero la pregunta era bien sencilla -un algoritmo para escoger el número mayor de una lista- así es que la contesté sin problemas. Claro que yo no escribo código desde hace más de 10 años -bastante más- y aunque no es nada de otro mundo, el solo pensar en ponerme al día me da flojera. 

Y el otro problema -el principal en realidad- es que no necesito trabajar al menos por ahora, y estoy muy contento sin hacer nada todo el maldito día. Estoy tan flojo que a veces hasta se me olvida escribir la entrada en este Templo del Ocio, así es que Google, Facebook y los demás no correrán el riesgo sufrir por mi incompetencia como empleado.

Pero el asunto me dejó pensando y creo que eso de remote developers es un invento extraordinario ¿cómo no se les había ocurrido antes? Los programadores en Silicon Valley deben costar una fortuna, he leído que los sueldos son entre 70 y 120 mil dólares al año, más leyes sociales y beneficios. En lugar de eso es mejor contratar programadores "por tarea" para tareas específicas, eso produce ahorros gigantescos a la empresa.

Y los programadores de todo el mundo trabajan en la más completa igualdad de oportunidades, no importa en que universidad hayan estudiado, donde vivan, nada, la cancha de entrada es absolutamente pareja y global, si son capaces de hacer el trabajo les pagan y si no chao, nada de malditos contratos ni nada. En los viejos tiempos el programador debía ser muy inteligente, hoy es un trabajo mecánico donde más bien se necesita ser metódico, ordenado y meticuloso, cuanquiera puede programar, ni siquiera se necesitan muchos conocimientos de nada. Me parece que es un cambio genial donde todas las partes ganan.