Las advertencias apocalípticas.

Hacía como un mes que no salía a la calle, cuidando a mi querida suegra tuve mi propia cuarentena y no asomaba ni la nariz fuera de casa pero hoy me junté en el Café del Mar con un amigo de hace más de 30 años que se vino para Arica y acá anda feliz y contento, que gusto más grande compartir un rato con un buen amigo.

Claro que me duele el alma ver como está el centro, las calles de mi querido pueblucho parecen de un país en guerra con los muros rallados y repleto de ambulantes en la calle. Que desgracia más grande, nunca vi a Arica tan fea como ahora, habrá que acostumbrarse hasta que todo cambie, nada malo dura para siempre.

Los últimos años buenos de la ciudad fueron los ochentas, con el boom del contrabando hacia Tacna cuando el comercio bullía, pequeños comerciantes que antes vendían en la calle se hicieron millonarios, algunos en dólares, la ciudad estaba limpia y bonita, en fin. Eso duró hasta fines de los noventas más o menos, después empezó la decadencia y los últimos años ha sido una hecatombe. En fin, no hay mal que dure cien años... ni huemul que lo aguante.

¿Hasta cuando tendremos que soportar a la tracalada de inútiles, mediocres y sinverguenzas que nos mal gobiernan? Bueno, las mayorías electorales son estúpidas en todas partes pero en Arica parece que tenemos el record, no he conocido brutos mayores que los votantes ariqueños, aunque veo Recoleta o Valparaíso y entro en duda donde estarán los peores.

En fin, a otra cosa antes que me haga mala sangre. Leo que Stuart Kirk, director global de inversión del Hongkong and Shangai Banking Corporation, dictó una conferencia llamada "Por qué los inversionistas no deben preocuparse por el cambio climático", en un evento del FT Moral Money, entre otras cosas dijo:

"Las advertencias apocalípticas, insustanciales, estridentes y partidistas son SIEMPRE erróneas"

"Los locos llevan décadas advirtiendo sobre el problema del efecto 2000 y de otras calamidades"

"No importa si Miami está 100 metros bajo el nivel del mar dentro de 100 años, Amsterdam ha estado seis metros bajo el agua durante años y es un lugar muy bonito,. Nos las arreglaremos (...) los seres humanos somos espectacularmente buenos a la hora de manejar los cambios" 

Todas estas opiniones, que yo comparto junto con mucha otra gente con capacidad para pensar y evaluar de manera independiente, causó una histeria colectiva en el establishment financiero y seudo científico. De inmediato Kirk fue clasificado como un peligroso negacionista del cambio climático, abrieron una "investigación" en su contra y fue suspendido de su cargo. Esta reacción típicamente fascista de atacar a cualquiera que se aparte del mainstream se usa para intimidar y aplastar cualquier duda sobre los consensos y las verdades oficiales.

Lo cierto es que en los medios se usa cada vez menos expresiones como "calentamiento global" o "efecto invernadero", porque son efectos que nunca pudieron probarse con claridad. En cambio ahora se habla del "cambio climático" como alguna vez el clima no hubiese cambiado y, aunque ya no lo pueden relacionar "científicamente" con un supuesto efecto de invernadero, igual siguen atribuyéndolo a la acción humana, cuando existen muchas otras explicaciones plausibles para que se produzcan estos cambios.

La antartida alguna vez fue cálida, las costas de Perú y Chile que hoy tienen los desiertos más secos del mundo alguna vez tuvieron vegetación. Han existido muchas glaciaciones y calentamientos extraordinarios, incluso en el cortísimo período de la historia que tenemos registrada. El cambio climático es una realidad desde mucho, mucho antes de la Revolución Industrial.

El reverendo Robert Thomas Malthus, uno de los primeros economistas de la Escuela Clásica, fue el primero de estos catastrofistas relativamente modernos, cuando anunció que "el poder del crecimiento poblacional era mucho mayor que el poder de la tierra para proporcionar alimentos, porque la población crece en proporción exponencial, mientras que el alimento lo hace solo en proporción geométrica.

Malthus el catastrofista fue el de la idea que los ricos serían cada vez menos y más ricos transmitiendo la fortuna de padres a hijos, mientras que el nivel de vida de los pobres sería cada vez peor hasta llegar a un nivel de apenas subsistencia. Malthus llegó a hacer un modelo matemático que predecía que la humanidad colapsaría exactamente el año 1880 por falta de alimentos.

Pero lo que de verdad interesaba a Malthus era la moral, prevenir el vicio del amancebamiento y los hijos fuera del matrimonio, o sea desarrolló toda una teoría aparentemente científica para encubrir sus objetivos políticos y morales. Algo parecido está pasando con los actuales catastrofistas del cambio climático y eso explica -creo yo- la violencia con que reaccionan cuando alguien se atreve a llevarles la contraria.