La clase media en Chile

Cuando yo era un chicuelo, durante los años sesenta del siglo pasado, la cosa era mucho más sencilla. Ya se estaba cerrando el ciclo de La República Socialista de Chile -cincuenta años más o menos- y no costaba nada distinguir a las clases sociales.

Los gobiernos con tendencia al socialismo, desde comienzo del Siglo XX habían organizado un sistema de clases tan rígido que el tipo de trabajo que uno hacía nos defínía y encajonaba automáticamente dentro de una clase. Incluso era una distinción legal donde existían los obreros, los empleados y los empresarios.

Cada una de estas categorías tenía un ecosistema diferente. Hoy la mayoría de la gente no lo recuerda, pero los sistemas de previsión eran totalmente distintos para obreros (Seguro Social) y empleados (cajas de previsión de Empleados Particulares, Empleados Bancarios, etc.)

Los empresarios no necesitaban ninguna clase de previsión, porque gracias al estado de bienestar implementado desde los años 30, tenían asegurada de por vida su propia riqueza y la de su familia. El empresario arruinado casi no existía entonces, porque era brutalmente protegido y subsidiado por el estado.

Entonces no costaba nada identificar las clases sociales. Los obreros eran inquilinos del campo. albañiles y sobre todo obreros industriales u operarios. Esa era la masa que formaba la clase baja, junto con el lumpen o despojados de todo, que siempre han existido en todos los sistemas.

La clase media eran los empleados, que tenían distintos grados. Por ejemplo la clase media baja de los porteros o junior de las oficinas, la clase media media de los dependientes de comercio, oficinistas, empleados públicos menores y cosas así, hasta la clase media alta que eran los profesionales, que en su mayoría trabahaban como empleados públicos en cargos de jefatura y unos pocos en el libre ejercicio de su profesión: médicos, abogados, etc.

La clase haja y la clase media se caracterizaban por ser asalariados en su gran mayoría, es decir eran obreros o empleados y eso los distinguía muy claramente, no había cómo equivocarse. 

Los actuales arribistas prácticamente no existían, porque hasta los años ochenta la movilidad social estaba congelada gracias a las políticas de estado de bienestar, que mantenían a cada uno en su lugar. El que nacía pobre tenía casi cero posibilidad de escalar socialmente, habían uno que otro caso pero eran muy excepcionales.

Recuerdo que a fines de los años setenta empezó la posibilidad de escalar socialmente en Chile. Gran parte de la enorme popularidad que catapultó al humorista Coco Legrand fue con la creación de su personaje "el cuesco Cabrera", un tipo de provincia, familia pobre, arribista, que estudiando ingeniería comercial empezó a subir en la escala social y ahora era gerente de una empresa de Javier Vial.

Esto es solo una pincelada muy rápida de cómo era nuestro país hasta los años setenta. Cuando la gente habla del enriquecimiento de Chile durante el Gobierno Militar creo que olvida lo más importante de todo: los años de gran crecimiento crearon un terremoto social y psicológico en nuestro país.

En 1979 Se comienza a implementar dos cambios enormes diseñados por José Piñera que reflejaron el crecimiento y la movilidad social que había llegado a Chile. Uno de estos cambios fue el Plan Laboral, donde desapareció legalmente la diferenciación entre obreros y empleados, pasando todos a denominarse "trabajadores" 

Eso no fue un mero cambio de nombre sino algo muchísimo más profundo, que se reflejó en la Reforma al Sistema de Pensioned y la creación de las AFP donde todos los trabajadores, desde el gerente general hasta el empleado menos importante todos tenían unm sistema idéntico, claro y técnico para financiar sus jubilaciones.

Estos fueron saltos cuánticos, que hasta hoy enfurecen y ponen a hervir la sangre a todos los que tienen simpatías socialistas, Especialmente a los políticos, que eran los más interesados en perpetuar esa división entre obreros y empleados para crear el resentimiento social que tanto les había servido.

Fue gigantesco un terremoto social y económico, en base a eso se modeló el Chile de hoy y aunque hemos tenido como 30 años de retroceso con los políticos, ya las cosas están volviendo poco a poco a su cauce normal y deseable. Pronto toda esta locura solo será un mal recuerdo.

Leo un twitt de Iván Poduje que dice así:  “Las crisis han generado un deterioro institucional, físico y social que nos va a costar al menos 30 años en recuperar". Tengo un gran concepto de Poduje no solo porque fue ministro de Pinochet sino porque la familia Poduje viene de la diminuta isla de Vis, de donde son los Bradanovic, seguro que tenemos muchos ancestros en común.

Pero está terriblemente equivocado, el y todos los que piensan eso cometen un error enorme y muy perjudicial .

A Chile le bastaría dos o tres años recuperarse de la crisis actual. De hecho a Chile le tomó dos años apenas para recuperarse de la crisis de 1982, que fue muchísimo peor que la actual. ¿Podría tomar 30 años recuperarse de la crisis actual? Claro que si, hasta 100 años, con la condición que se enfrente con mismas recetas típicas de la social democracia.

Ese es el problema que ha tenido Argentina por más de un siglo. Pero bastan dos años o menos recuperarse si la cosa se enfrenta como debe hacerse, que es algo que cualquier economista medianamente competente sabe como hacerlo.

Sin embargo tenemos nuestro sistema político, una mafia, asociación ilícita de HsDP que tienen capturado el estado para si, como su feudo personal. Esos son los que quieren que la crisis tome 30 y ojala 100 años en recuperarnos, porque viven de eso.

Pero ya me he ido por las ramas, como de costumbre. Lo que quería contarles es como se ha transformado la clase media en Chile desde el momento que irrumpió la movilidad social y la posibilidad del arribismo.

La diferencia entre Chile de hoy y el de los sesentas es abismal, de no ser por los milicos yo hoy sería pobre como rata, sin ninguna expectativa, no habría tenido jamás los miles de cosas que he tenido y hecho. Socialmente lo más que habría podido aspirar es a ser un obrero.

No digo que sea malo o vergonzoso ser pobre, de hecho a mi ni me interesa la plata, pero estar impedido de mejorar social y económicamente solo por las circunstancias del nacimiento era una realidad en los sesentas y pese a las estupideces que recita el progrerío- hoy no lo es.

Este cambio gigantesco se ha plasmado en que hoy casi todo Chile es de clase media. No hay grandes diferencias culturales entre el billonario Lukcic y el piojento Tomasito, cualquier día podríamos sentarnos a tomar una cerveza, a conversar y no sería en una situación de vasallaje, como si era hasta antes de los milicos. Lo recuerdo perfectamente.

Pocos aprecian eso, la mayoría lo da por sentado, algo tan normal como tener auto o haber estudiado en la universidad. En mis años hijitos, solo los hijos de millonarios y los genios tenían alguna posibilidad de completar estudios universitarios, para qué hablar de tener un auto.

Las clases sociales y económicas, que antes eran compartimientos estancos infranqueables, son cada vez más difusas gracias al arribismo -al que los progres le tienen odio parido- porque la división de clases hoy no se basa en diferencias económicas sino en la envidia y el resentimiento social, que nos vienen cultivando los políticos desde 1990.

La clase media en Chile es hoy todo Chile, en el sentido que todos tenemos probabilidades bastante parecidas de movernos de una clase social a otra. Por eso hoy ser obrero o ser de clase baja no es razón para sentirse menoscabado, como era antes, sino que son situaciones que pueden ser transitorias y con un poquito de esfuerzo y mucha suerte, cualquier día pueden cambiar violentamente.