Los que han leído este Templo del Ocio desde hace algún tiempo, tal vez recuerden que a veces tengo algunas pesadillas recurrentes. Bueno, una de estas es la famosa pesadilla del exámen.
Consiste en que -en mis sueños- me siento muy feliz de haber terminado la universidad, después de seis años de sufrimiento aprobé todos los ramos y ahora por fin podía dedicarme a celebrar, descansar y disfrutar de la buena vida. No más malditos exámenes.
Y cuando estaba pensando esto, me venía a la memoria que me faltaba aprobar el curso de cálculo vectorial y que ese examen lo tenía que dar en pocos días ¡se me había olvidado completamente!
Entonces me acordaba -presa de un pánico creciente- que nunca había entendido eso de las integrales de línea, el gradiente, rotor, divergencia ni nada de eso. ¿Cómo diablos voy a integrar sobre una línea?
Resulta que le había estado haciedo el quite a ese exámen -que era del todo o nada- y al final se me había borrado de la mente, recién ahora me acordaba.
En el sueño empezaba a revisar las opciones, pero no tenía ni una sola, jamás iba a aprobar ese maldito exámen y todos los años que me había estado sacrificando se irían a la basura. Mientras mi pánico crecía tratando de buscar una solución. Entonces me despertaba transpirando helado.
Supongo que es una pesadilla común porque todos hemos tenido que enfrentar alguna vez un exámen incierto, que nos da mucho miedo y sobre el que no podemos hacer nada para superarlo.
La verdad es que -en el mundo de los despiertos- yo me alegré mucho cuando terminé de estudiar y pensé que ya no tendría que preocuparme nunca más por los malditos exámenes.
Pero no fue así, porque varios años después me metí a estudiar al MBA y en el curso de programación lineal tuve que dar un exámen que duró horas y lo estuve preparando durante dos semanas con muchas horas de práctica.
En realidad no era nada difícil de entender, al contrario, lo habría entendido hasta un mono, pero requería de una enorme capacidad de concentración, porque se trataba de hacer como cien cálculos manuales ayudado solo por la calculadora.
El profesor de matemática -de cuyo nombre no quiero acordarme- era de esos "vieja escuela" convencidos que la mente puede entrenarse y que no existe mejor entrenamiento que hacer complicados cálculos rutinarios a mano.
Yo -que tengo la capacidad de atención de una mosca y la memoria de una sardina- soy especialmente inepto para esas cosas, así es que me machaqué practicando días y días. Así y todo creo que nunca conseguí terminar un ejercicio de esos sin cometer errores.
Claro que tuve la suerte de que era un tuerto en el país de los ciegos, así es que con todas mis taras y defectos ugual aprobé ese examen, después de varias horas de sufrimiento en la prueba.
Bueno, ustedes pensarán que ahora que soy un viejuco de 70 años lo que menos debe preocuparme son los exámenes, pero no es así, porque todos los años tengo que llevar mi auto a la revisión técnica y cada año tengo una versión de la mini pesadilla del exámen.
El año pasado llevé el auto muy confiado, y me lo rechazaron por gases a la primera: hidrocarburos altísimos. Ya conocía más o menos bien el motor, así es que le hice los ajustes acostumbrados como cambio de filtros, aceite, bujías y todo eso, y lo llevé de nuevo.
Otra vez rechazado, y otra y otra, pese a todos los cambios que le hice, con lo que agoté mis posibilidades y no me quedó otra que acudir a mis amistades truculentas para pasar la revisión a la negra.
Eso me dejó tan preocupado que durante todo el año pasado me dediqué a estudiar como funciona la maldita inyección electrónica, me puse a buscar un dongle OBD2 y compré varios que no funcionaron porque mi auto es muy antiguo.
Finalmente en un foro encontré a un pakistani que tenía el dato preciso con las características del dongle y los parámetros con que debía setearlo.
El resto es historia, encontré por fin a un buen mecánico, el cubano Rafael, y empezamos a meterle mano al auto. Yo le había lavado el cuerpo de admisión pero el mecánico me limpió la línea de combustible, la válvula VVT-I, la luz de las válvulas y todo eso.
De lo que aprendí sobre la inyección y el OBD2 hice los videos que subí en esta lista de reproducción de Youtube Un mini curso de Inyección Electrónica.
Y los arreglos y desarreglos que le he hecho al auto en el último año los coloqué en una lista llamada Mecánica popular para el Toyota Vitz 1999.
Bueno, toda esta larguísima introducción era para contarles que ayer junté valor y me fui a la planta de revisión técnica para enfrentar mi Pesadilla -anual- del Exámen, pero esta vez en la vida real.
Salí lleno de dudas, porque tenía miedo que me pasara lo mismo que el año pasado, que me costó un ojo y medio de la cara por varios errores qu cometí en el proceso. Así es que primero me puse a buscar un taller donde le midieran los gases antes de llevarlo a revisión.
Pero me di vueltas por todo Arica y no encontré ni un taller que tuviera la maquinita. Mi lógica era que si los gases no daban me iría de frente para la alternativa negra.
Llamé a una amiga que tengo para esos asuntos truculentos preguntándole si sabía de alguna planta donde se podía "conversar" si la revisión salía mal. y con quien había que hablar. Me dijo "deja averiguarlo".
No quedé nada contento porque quería la revisión ahora ya, así es que le di unas vueltas al auto.
Y como vi que las curvas del scanner estaban bien, me decidí a llevarlo a la planta de revisión sin coimas, encomendándome a la Divina Providencia y a toda la corte de santos que usualmente me protegen.
Así es que puse el auto en la fila y fui a pagar la revisión: la suerte estaba echada Alea Iacta Est.
Desde una galería superior uno puede ver como revisan el auto y yo estaba conectado al motor con mi tablet por bluetooth. Cuando lo arrancan para comenzar la prueba vi con espanto que las curvas estaban saliendo pésimas: correcciones de corto plazo sobre el 10%
¿Qué diablos habra pasado? Pensaba, mientras veía que las curvas no mejoraban pese a que dejan el auto andando unos minutos para que se caliente el catalizador. En fin, cuando le pusieron la sonda de gases y lo aceleraron la curva mejoró de inmediato.
Después lo midieron en ralentí y la curva seguía más o menos bien. Pero igual quedé con la angustia de la duda. Cuando terminaron las pruebas el revisor ma llama y me dice que el auto estaba rechazado.
Se me vino el mundo abajo, toda mi apuesta fallaba porque en ese lugar no podía buscar un arreglo a la buena, tendría que pagar el doble o el triple.
Le pregunté ¿es por los gases? "no -me dijo- los gases están bien, pero la tercera luz de freno no funciona y las luces de estacionamiento azules no son reglamentarias"
Me volvió el alma al cuerpo, Llevé el auto a la casa, le puse las luces de estacionamiento antiguas de color blanco, arreglé la conexión de la tercera luz de freno que habían cortado al pintar el auto, lo llevé enseguida a que lo revisaran de nuevo y obtuve mi certificado de "Aprobado".
Ojala todas mis historias tuviesen un final feliz como esta vez. Pero que pasé susto, claro que lo pasé.
La revsion "tecnica" es una porquería, me toca este mes; pero aca en Stgo hay gente que se encarga de ir a buscar el auto tu casa, le revisan las luces y otras cosas triviales, lo llevan a revisar y en un par de horas te lo traen de vuelta con el certificado. 30 lucas mas el costo del certificado...Viva la iniciativa privada.
ResponderBorrarTengo pendiente la renovacion de la licencia de conducir, es un tramite que por postergaciones causadas por la pandemia hay que "sacar numero" de madrugada y facil aun asi te tocara esperar horas. Es curioso que no haya iniciativas para hacer cola y sacar numero ultra temprano por una remuneracion. Me tinca que habria cualquier demanda
Que buen servicio, acá no hay nada parecido aunque con 30 lucas le sacan la revisión chueca hasta al auto de Columbo, o Beretta, no recuerdo bien jaja.
BorrarAcá en Arica acaba de haber un terremoto en el Departamento del Tránsito, parece que se les estaba pasando la mano con las movidas, tanto que hasta en Internet anunciaban la venta de licencias.
también alguna vez me pasó lo de la ampolleta, pero ahí mismo en la fila hay giles haciendo su negocio vendiendo y cambiando ellos mismos las ampolletas, pero no te salvan de las dos horas adicionales para que alguien te dé bola y revisen tu auto nuevamente
ResponderBorrarAcá la atención es rapidísima y te tratan con mucha amabilidad, porque tienen que competir con la planta que tiene movida. Viva la competencia, cada uno tiene su planta.
BorrarEs cierto, una verdadera pesadilla... pero bueno, la sacaste con honores.
ResponderBorrarSi, pasé susto pero al final estuvieron bien los arreglos que le hice, valió la pena. Además el auto está mucho más económico.
Borrar