Llegó el otoño a establecer la escritura del vino

Mientras estuvieron en Arica, Stephen y la Tristan nos fueron dejando muchas cosas divertidas, entre lo mejor fueron las nuevas fechas para celebrar como el Día de San Patricio y el Cinco de Mayo. Resulta que anoche fuimos a la charla que daba un amigo nuestro sobre unos proyectos mineros y estuvo tan buena que al final decidimos salir a celebrar el famoso cinco de mayo, que decir, terminamos cerrando el casino pasadas las cinco de la mañana. A uno de mis amigos por lo menos lo van a colgar del cepo en su casa, no diré nombres pero esta vez si que no se salva. Y claro, nos encontramos con otros profesores de la universidad y quedamos de juntarnos en un parcelazo este sábado, claro que esta vez me voy a llevar un bidón de agua mineral porque ahora si que no puedo ver el trago, ni en pintura.

Después de mucho buscar por fin encontré un parachoques que le sirviera al Colt, es uno de los últimos detalles que me están quedando y estuve más de una semana buscando por las desarmadurías. El problema es que desde hace tiempo todos los parachoques vienen de plástico y con la forma de la trompa del auto, finalmente encontré uno de aluminio que perteneció en sus buenos tiempos a un Lada, o sea el Colt pasa a ser un injerto entre japonés y soviético. Falta poco, falta poco.

Bueno, como dice la canción "hoy no es día inteligente y no sé ir más allá, mejor me tomo mi mate de coca y los dejo con este bocadillo:

Llega el invierno. Espléndido dictado
me dan las lentas hojas
vestidas de silencio y amarillo.

Soy un libro de nieve,
una espaciosa mano, una pradera,
un círculo que espera,
pertenezco a la tierra y a su invierno.

Creció el rumor del mundo en el follaje,
ardió después el trigo constelado
por flores rojas como quemaduras,
luego llegó el otoño a establecer
la escritura del vino:
todo pasó, fue cielo pasajero
la copa del estío,
y se apagó la nube navegante.

(Pablo Neruda: Jardín de invierno)