La boheme

Saqué el cartel de mi casa rodante para escanearlo y mandarle una copia a mi amigazo Verne Angel que a su vez me mandó la versión con Garfield, Verne trabaja con unos arquitectos amigos y es el mejor dibujante a mano alzada que he conocido, algún día cuando sea millonario lo voy a contratar para que haga los bosquejos para la ampliación de mi casa. Es también el creador de un excelente proyecto de arrecifes artificiales que, como estamos en Chile, todavía no puede ver la luz. Saludos Verne y buena suerte en tus proyectos.

Como sería muy aburrido seguir escribiendo de política, me guardaré las diatribas para una mejor ocasión, mejor les cuento algo sobre mi experticia en boites y sex-bars, aprovechando que durante las celebraciones del Departamento de Electrónica terminamos en uno después de muchos años de abstinencia a esos centros del pecado. En fin, menos mal que la Plar no lee esta cosa, sigamos.

Al primero que fuí en 1972, se llamaba "Oasis" y era la única casa del pecado de la ciudad de Ancud, yo tenía 17 años y solo me dejaron entrar porque iba invitado por un pezzonovante. Nada que ver como me había imaginado, había un living, chimenea y la gente conversaba, bailaba y tomaba como en cualquier casa normal. Estuvimos un ratito y de ahí para afuera, por ser menor de edad.

El 76, ya en Arica me hice amigo de un tipo famoso en el ambiente, el Chino Cadima y entonces exploré lo mejor de la bohemia en la boite Manhattan -si no conoce el Manhattan, no conoce Arica- fuimos muchas veces hasta que vino la decadencia, las peleas a cuchillo y todo eso. Una vez fuí al baño y encontré un tipo desangrándose a lo largo del urinario. De ahí no volví más. La boite Manhattan fue creada por el gran Tino Ortíz junto con Gastón Berríos, dos héroes de la historia informal de la ciudad. Allí debutaron los Huasos Quincheros, Coco Legrand y por supuesto el famoso Blue Ballet de Freddy Tucas y sus travestis.

Pasaron los años, y creo que el 84 fuí al "Africa 2000" donde vi por primera vez un strip-tease, un espectáculo maravilloso, nada que ver con lo degradantes cafés con pierna de hoy. También nos hicimos asiduos del local que era la mejor de la ciudad en su tiempo. Nunca olvidaré un cumpleaños inolvidable organizado por el Matute, cuando la Soledad Ubilla tropezó y cayó en medio de la pista con una bandeja llena de botellas que eran mi regalo. Durante el show yo le toqué el bongó a la famosa vedette y por unos minutos fuí el Rey del Mundo, hicimos muchas amigas en ese tiempo, más de un amigo de entonces que lea esto se acordará de la Mónica del Fuego.

Luego vinieron años de bohemia asidua y metódica en Iquique, nuestro lugar favorito era el Piscis, un lupanar de mala muerte adonde nos íbamos después del trabajo con todas las vituallas para tomar el té, éramos los regalones de la casa porque fuimos casi todos los días durante un año o dos, esa fue una gran fuente de sabiduría para mí, donde aprendí más cosas (y más útiles) que en todos mis años de universidad. Una vez en medio de una regada noche me dí cuenta que a una de las chicas le faltaba un brazo (no es broma), entonces consideré que habíamos llegado demasiado lejos y tampoco fuí más.

En los años 90 ya había perdido la práctica y el amor por la bohemia, pero los malos amigos me arrastraban así es que igual hice muchas incursiones por el Tollouse, Las Vegas y otros lugares de los que ni quiero acordarme. Tiempos felices que no volverán, la dorada bohemia fue para mi una escuela en muchos sentidos. En ningún otro lado conocí gente tan bondadosa y desprendida, viví muchos años de miseria sin tener un peso gracias a algunas amistades de esa época.

En términos generales en una boite uno paga por compañía y la mayoría de los tipos van a conversar a cambio de un costoso trago para él y varios para la chica. El cliente más importante es el que llega con plata y dispuesto a gastarla, el más despreciable es el que se cree conocedor y regatea desde el momento en que entra, en verdad esos no tienen ni idea y son los que uno ve solos, sentados en algún rincón tomando su trago. Ir a una boite sin gastar plata es como que un sordo vaya a un concierto, no sirve para nada.

Por lo general las chicas son bastante decentes y por un trago te dan un buen rato de conversación, después hay que comprar otro y si no lo haces te dicen "permiso", se despiden muy cariñosas y siguen con los demás clientes. En fin, la última vez que fuí a uno de esos antros de perdición, me contaba la chica que Arica es una muy buena plaza y que hacen entre US$ 50 a US$ 100 cada noche, lo que es harta plata para esta ciudad. Me contaba de las historias que inventan los tipos para impresionarla, todas más o menos iguales, o de como le confesaban los tremendos problemas.

Al final el asunto es una eficiente psicoterapia, creo que lo que más se hace en las boites es conversar y presumir ante una mujer muy linda que simula creer todo lo que uno dice. Que más puedo decir, ¡ah! que hay un gran error de concepto cuando se refieren a ellas como "mujeres sucias" "¡quien sabe con que cochina andabas metido!" ese es un error del porte de un buque, todas las que yo he podido conocer al menos, son extremadamente limpias, mucho más que cualquier mujer "decente". De hecho se bañan a cada rato.