¡Mi reino por un cartón!

Hoy pasé a comprar el diario en el kiosco de mi amigo Pedro, que lleva muchísimos años adonde mismo y poco a poco ha ido creciendo. Ahora el kiosco es un mini almacén y el Pedro se compró un rico jeep, tiene casa propia y se ve bastante próspero.

Me puse a pensar en la enorme cantidad de gente que conozco que pasó 12 inútiles años de educación escolar, cuando lo único que han necesitado en la vida es leer, escribir y las cuatro operaciones aritméticas.

Mi peluquera, los que me limpian el auto, el vendedor de helados de la playa, el dueño de la panadería y toda la gente que atiende, los que me recogen la basura, mi mecánico, los jardineros de La Lisera, todos los dependientes del comercio y la mayoría de los dueños de negocios, me canso de contarlos ¡mi soldador es ingeniero en alimentos y tengo un par de amigos millonarios en dólares que no terminaron la enseñanza básica!.

Se que es políticamente incorrecto y muchos creerán que estoy loco. Pero creo sinceramente que toda la plata que se gastó en profesores, escuelas y equipamiento para enseñarle a esos miles de personas cosas perfectamente inútiles fue un desperdicio criminal, no solo para el etéreo ente llamado "el país" sino para cada uno de nosotros. Ahora se hizo obligatoria la educación preescolar y todo el mundo aplaude tan acertada medida, diablos, más miles de millones al tarro de la basura, más impuestos para financiarlos.

¿Sabían que con planes especiales del Ministerio de Educación se puede cursar toda la enseñanza básica en dos años y toda la enseñanza media en otros dos?. Mejor que ni lo sepa el Tomás Jr. porque si se da cuenta capáz que nos estrangule por obligarlo a gastar 12 años de su vida en lo mismo que se puede obtener en solo 4.

¿Saben que es lo que explica en el fondo todo este absurdo derroche de años y plata?: es que existe un desprecio social por el trabajo práctico y una idolatría por los títulos y licencias. ¿Que tiene de extraño que los jóvenes que entran a la universidad quieran comprar un título? es una decisión perfectamente racional tomando en cuenta los muchos años y sacrificios que se exigen para salir con una cartulina de bordes dorados que diga "ingeniero" o "abogado", especialmente si vemos como cualquier suche con algo de práctica hace los trabajos igual de bien que el que tiene el título (y a veces hasta le quita el trabajo al titulado).

Este desprecio por el trabajo práctico es muy fácil de comprobar, el Pedro ni muerto querría que sus hijos tengan kioscos de diario como el y se gastará lo que no tiene tratando de que sean profesionales, aunque no encuentren trabajo, porque atender un kiosco ni siquiera el propio Pedro lo considera un trabajo digno, y así es como tenemos a todo un país metido en una absurda carrera por ser ingenieros, médicos o abogados, o a las perdidad técnicos.

¡Un cartón, mi reino por un cartón!, los padres empujando a sus hijos y los que quedan fuera son los fracasados, Pedro, el vendedor de diarios que probablemente gana más plata que yo es un fracasado porque su trabajo no es digno. Y así con la peluquera, el garzón, la dependienta y el 90% de las personas con que trato a diario ¿es esa una manera sana de pensar? claro que no.

Para mi la solución es más que lógica: solo deben estudiar los que quieren hacerlo, hay que terminar con la idolatría de la educación formal y la gente que quiere trabajar debe empezar a hacerlo cuanto antes. Cada vez que el estado impone obligaciones superfluas se producen gastos inútiles, frustraciones y pobreza. Que diablos, nunca pensé que iba a escribir en mi blog una apología al trabajo. Me estoy poniendo gagá.