Prefería el tinto

Y llegó diciembre, que esta vez me pilla sin una chaucha en el bolsillo y echando pericos contra el maldito servicio de correos que todavía tiene "extraviada" la tarjeta que necesito para sacar mis lucas.

Seguramente el 2008 va a ser un año muy bueno porque en el 2007 acumulé mala suerte para toda una década, por simple ley de probabilidades el próximo año se equilibra la cosa y seré rico y famoso. Ojalá que las lucas alcancen a llegar antes del 31 para poder comprarme mis puros colombianos, buen copete y etc. etc. con eso estoy más que satisfecho.

Pero el 2007 también ha tenido su lado positivo, nunca había trabajado tan poco, nunca me había preocupado tan poco, nunca me había levantado tan tarde, ni estado tan vago. Nunca me había sentido mejor que en este año de ocio; tuve de todo menos plata. Fue exactamente el 2000 cuando pasé un año completo pato, igual que ahora, lo que confirma que mis ciclos son de más o menos 7 años.

Por mientras comamos y bebamos, una de las cosas que me simpatizan del catolicismo es que se trata de una religión bien ligada al copete. Me escribe la Ari pasándome el dato de este blog donde aparece una presentación sobre los monjes cerveceros de Bélgica, los que hacen la famosa cerveza trapense Westvleteren de doble fermentación.

Como todos saben fué también un monje -Benedictino si no me equivoco- llamado Dom Perignon quien inventó la burbujeante champagne, exquisita bebida con tantos usos especialmente profanos. El hecho es que Jesucristo debe ser el único fundador de una religión relacionado con el copete, en el nuevo testamento hay relatos donde multiplica el vino en una boda, y en la última cena invita a todos sus discípulos a brindar diciéndoles "esta es mi sangre", lo que me hace suponer que prefería el tinto. En el relato no dice cuanto se tomaron, pero dudo que haya sido una sola copita. Ni a Mahoma, ni a Buda se le conocen esas sanas aficciones, peor todavía, es probable que fueran abstemios.

Las primeras vides viniferas llegadas a nuestro continente las trajeron los curitas durante la conquista, puesto que necesitaban el vino para hacer misa y quien sabe que otra cosa, no me extrañaría que también se cañonearan en los frios inviernos en el convento, "el que a este mundo vino, vino a tomar vino".

Mi nuevo amigo Adrian, que se vino con su señora de USA a pasar una larga temporada a Arica es maestro cervecero retirado de una importante compañía y me contaba que antiguamente la gente desayunaba con una jarra de cerveza, hombres, mujeres y niños, porque era mucho más sano y nutritivo que tomar agua. Luis XIV, el Rey Sol tenía una costumbre similar, porque desayunaba cada día con una copa de champagne que le daba alegría para el resto del día ¡pobre hígado Majestad!.

Me decía Adrian que el peor enemigo de la cerveza es la producción masiva, como se trata de un fermentado vivo, a diferencia de los destilados, debe ser consumido al poco tiempo de producción, esto lleva a que las cervezas masivas que deben durar mucho tiempo se llenan de preservantes, lo que arruina completamente el sabor y la calidad de la mezcla.

Me dió sed, es todo por hoy.