Sin más que agregar

Y así estoy, después de muchos años alejado de las pistas y otros tantos del más dolce far niente, ahora dedicado a la actividad más innoble de todas, con un computador para cada mano. Eso es para que vean lo que es capáz de hacer un individuo con hambre. Es la Crisis Moral como dijo el señor Mac Iver.

Pero en fin, movamos nuestros pensamientos a asuntos más elevados como minas, copete y cosas por el estilo. Anoche anduve en el Rapa donde me tomé un shop y dos cervezas: una Heinecken y una Corona. Lo justo para pasar medio maharishi toda la noche, conversando y evitando al amigo curadito que insistía que lo acompañara con un copete, tal vez el hombre pensó que le podría conseguir algún descuento, como me vió conversando con el dueño: vano intento, no se puede porque echaría a perder el sistema de control que al final nunca terminé.

En la tarde como nunca me dí mi vuelta por la playa, dormité un rato en la isla durante una arrancada con el pretexto que iba a comprar una fuente de poder. Que triste es la vida del pobre por las reflautas. Pasado mediodía hacía un calor de diablos en el centro, pero la playa estaba fresca y rica como siempre.

Luego vuelta a la casa, a las galeras en que se ha convertido mi escritorio. A seguir probando el server, haciendo lo que no debía hacer, equivocándome a cada rato y conversando en los ratos perdidos. En fin, como dice la canción: "pronto llegará, el día de mi suerte, se que antes de mi muerte, seguro que mi suerte cambiará".

Hace poco rato estaba aburrido y salimos con el Tomás Jr. a dar una vuelta a la Isla, había muy poca gente y tomás chico tenía un buen dato. Se trata de la sandwichería Las Focas, en LAstarria un poco antes de llegar a los helados de La Fontana. La cosa es que recién fuimos y yo me comí una foca que consiste en dos panes de hotdog con dos salchichas, queso fundido, tocino, chucrut y una salsa blanca bien buena. Quedé chato.

Que diablos ando fome y con sueño atrasado, mucho Rapa parece, no tengo muchas ganas de seguir escribiendo. Para terminar los invito a ver unas fotos de la demolición del monoblock del hospital, que tomé cuando venía de vuelta de la playa. El asunto va muy bien porque usan unas máquinas con una especie de tijeras gigantescas (cizallas) en el brazo, muy eficaces. Siempre he admirado a los operadores de maquinaria pesada, encaramados en el techo de un edificio mientras lo van destruyendo o en el borde mismo de un precipicio. Hay que tener harto corazón para hacer esas pegas.

En fin, me dió sueño. Sin más que agregar me despido de ustedes hasta mañana. Chau.-