Que tomen harto y que lo pasen bien

Me había preparado para ir al Encuentro de la Escuela de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la UTA, me quedé en Tacna para trabajar lunes, martes y miércoles, de modo de tener libre desde el jueves, pero ¡maldición! sigo enfermo y me perderé una de los acontecimientos más importantes -para mí- del año. Ni hablar de ir sin comer ni tomar nada, sería una aberración, prefiero quedarme acostado maldiciendo a mi ya acostumbrada mala suerte. Que desgracia más grande.

No se imaginan lo lindo que es juntarse con los compañeros de esos años, cuando todos éramos jóvenes, sin un peso en el bolsillo y llenos de ambiciones, sueños era lo único que teníamos. Ahora en cambio la mayoría tienen altos puestos y buena situación económica, yo debo ser el único pobre, aunque no me puedo quejar porque mal no lo he pasado y he tenido una vida bien aventurera, como siempre quise. Las amistades de la universidad son las más sólidas, y no hay nada como emborracharse con los amigos y compañeros de esos años, pero que diablos, esta vez no se pudo, será para el siguiente.

Mi época de oro fue la universidad, no se imaginan con que cariño recuerdo esos años. Recuerdo que me sentaba en la primera fila justo al frente del profesor y me aburría horriblemente en clases, pero me estaba jugando la vida, así es que igual me aguantaba. Para pasar el tiempo mientras el profesor recitaba su clase yo me dedicaba a dibujar: dibujaba la sala con mis compañeros o los edificios que se veían por la ventana, cualquier cosa. Al lado mío se sentaba Dietram Eitner que se enojaba cuando el profesor llegaba tarde a clases. Al principio éramos como 120, pero a medida que pasaron los años se fue desgranando el choclo y quedamos cada vez menos, de mi promoción debemos haber salido unos 20, tal vez menos.

La Universidad y la Escuela de Electrónica son lugares que me llenan de recuerdos, lo bueno de estudiar en una universidad relativamente chica es que se tiene un sentido de pertenencia mucho más fuerte donde uno conoce bien a los profesores y los tiene siempre a la mano, tanto que finalmente termina haciéndose amigo -o enemigo- con ellos, como sea existen relaciones personales y directas, nunca recuerdo que tuviese que pedir audiencia con una secretaria para hablar con un profesor: solo iba, golpeaba la puerta de la oficina y listo.

Otra cosa buena de cuando estudié es que todavía no existía esa obsesión por los grados académicos y el prestigio, así tuvimos muchos profesores que eran ingenieros de ejecución y venían directamente de la industria, otros como don Erich Glass que probablemente no tenía título válido en Chile, pero se había formado en Austria y era una enciclopedia viviente. Era muy bueno tener esa mezcla de gente práctica con otros más académicos, yo creo que la actual obsesión de tener a puros doctores enseñando ha sido dañina para la formación de profesionales, la formación de pregrado siempre debería tener una mezcla de teóricos y prácticos.

En fin, tendrá que ser hasta el próximo año nomás, tomen harto y pásenlo bien compañeros.. Para el colmo de mi mala suerte Freddy Gambetta me había invitado también para este viernes a tomar un scotch en su biblioteca con su hijo Mauricio, que también es escritor y mi amigo Yuri, esa si que es mala suerte, me aparecen las mejores invitaciones justo cuando no puedo ir.