Nada puede ser tan malo

Leo en el diario de hoy Caso patentes brujas: 19 condenados, tras 17 años. Como pasa el tiempo, en 1992 recién veníamos saliendo del gobierno militar, primeros años de democracia con Patricio Aylwin de presidente, mis buenos amigos Juan Carlos y Rosa parece que estaban conectados con la Democracia Cristiana y de pronto aparecieron con muy buenos puestos en la municipalidad, el alcalde entonces era Hernán Lagos Zúñiga.

De pronto se desató el escándalo, empezaron a aparecer taxis con patentes fraudulentas, escarbando en el asunto apareció que un grupo de funcionarios de confianza -mis amigos entre otros- habían hecho un fraude masivo vendiendo los permisos de circulación truchos, supuestamente para su propio beneficio. Yo trabajaba en los tribunales en esos años y estaba en la lista de peritos judiciales así es que el juez del Primer Juzgado me designó para las pericias en ese caso junto con la gente de investigaciones.

En eso estaba cuando un día me encuentro con la Rosa en el tribunal, quien venía saliendo de declarar, para que les digo como estaba de alterada, salían en el diario y la televisión local todos los días, me contó que se habían quedado sin un peso y tenían muchos problemas con los niños por la mala publicidad y todo eso. Le expliqué que poco o nada les podría ayudar porque los peritos en causas criminales son juramentados y en caso de cualquier cosa rara me metían a mí a la jaula por perjurio. En fin conversamos un buen rato y esa fue la última vez que la ví porque a las pocas semanas después se suicidó en su casa. La presión de la prensa seguramente fue demasiado fuerte para ella.

El juicio duró 17 años y finalmente se llegó a la última instancia con las respectivas condenas. Como siempre la cuerda se cortó por lo más débil y solo un comerciante involucrado tendrá que cumplir con cárcel, pero otros 18, entre ellos mi amigo Juan Carlos y varios conocidos fueron condenados con libertad vigilada. Que diablos, dudo que les haya alcanzado para comprarse siquiera un auto, cuando pienso en los sinverguenzas de alto vuelo que vinieron después en Ferrocarriles (más de mil millones de dólares), el ministerio de obras públicas (MOP-Gate) o Chiledeportes, entre tantos otros que salieron con condenas irrisorias, alegando indignados su inocencia, pienso que injusto es este perro mundo.

¿Y que habrá sido del Lincoln Averill? fue uno de mis mejores amigos en 1969, el primer año que estuve en Arica, junto con Milton -el monstruo- y el chino Wong teníamos un grupo inseparable, pasaron los años y supe de Milton que ahora vive en Canadá, con el chino me encontré hce algunos años pero de Lincoln nunca más supe. Pero bueno, Internet es increíble así es que me escribió Carlos Muñoz que leyendo mi Diccionario de Curosidades de Arica se topó con el nombre de nuestro loco y común amigo, no solo eso, me mandó una foto de el con Lincoln (a la izquierda) y su hermana menor Vicky. Esa foto debe ser de la misma época cuando éramos amigos y compañeros de curso, a los 14 años.

El mail de Carlos me hizo retroceder en el tiempo a los años en que Arica era todavía más linda y soñolienta que ahora, con esas amistades que jamás se olvidan. Yo nunca fuí sociable pero en esos años estaba solo en Arica y necesitaba algo de donde sujetarme para no perder los tornillos, eso fueron mis amigos, cuantos sueños compartimos dando vueltas por las calles vacías, sacándole los autoadhesivos a los autos o dibujando aviones de guerra, de los que Lincoln era fanático. Pensando en el tiempo yo he tenido una enorme fortuna en amigos, de no haber sido por esos ya estaría loco, muerto o quien sabe adonde, es increíble la suerte de tener un amigo en el momento preciso.

Hay días en ese año que se me quedaron grabados en la memoria, los recuerdo con todo detalle. Cuando fuimos a ver el Submarino Amarillo en el cine Tacora, nos volvimos caminando muchas cuadras y encontramos un Ford Mustang rojo, primera vez que veíamos uno de verdad solo lo conocíamos en fotos y era nuestro fetiche. También recuerdo otro día en que fuimos al aeropuerto a ver el Super Constellation que habían dejado abandonado unos contrabandistas, me acuerdo de cada minuto de ese día. O cuando espiábamos con prismáticos a los departamentos del frente y nos pilló mi hermana, ah tiempos aquellos.

No me puedo imaginar como sería el mundo sin amigos, así debe ser el infierno, sin ningún amigo. Teniendo alguien con quien tomarse una cerveza nada puede ser tan malo.