La comedia humana

Ayer anduve en Tacna, acompañando a mi amigo Tom Wilke en su visa run, pasamos una buena tarde tomando cerveza en el Bocatto y conversando de mil cosas sin importancia tal como solía hacer hace dos años cuando terminábamos la jornada de duro laburo en la Municipalidad y nos íbamos con mi amigo Edgar, la Yoly y otros más a tomar cerveza y hablar puras cabezas de pescado.

Algunas cosas han cambiado desde la última vez que fui: ahora hay modernos buses pullman que hacen el viaje en lugar de los destartalados Volvo y Hyundai de los ochentas, son mucho más cómodos que los colectivos y el pasaje cuesta la mitad (menos de US$ 3), ¿por que no existían esos buses antes? me parece que era por la dificultad para revisarlos porque están llenos de posibles escondites para pasar droga, pero ahora hay en la frontera un enorme camión-scanner de rayos X que en pocos minutos revisa cualquier bus, problema solucionado.

Todo el desierto en la parte peruana, hasta casi la frontera, se está llenando de improvisadas cabinas de bloqueta en terrenos demarcados de media hectárea y hasta se están empezando a ver uno que otro arbolito en medio de la nada, también hay muchas piscinas improvisadas que supongo que usarán para purificar aguas negras de la ciudad y regar todo ese desierto. Eso es algo que vienen haciendo desde hace muchos años en Tacna y yo me preguntaba la razón por que lo hacen. Simplemente es mucho más económico que elevar y canalizar esas aguas hacia el mar que queda bastante lejos. El riego con aguas negras es una buena solución que hace de Tacna una ciudad mucho más verde que Arica, algo que los ariqueños deberíamos aprenderles en lugar de botar esa agua en el mar que tranquilo nos baña.

Fuimos al cafe Zeit, que había visto en el blog de Víctor, mi amigo cervecero, pero no encontramos su cerveza artesanal, en lugar de eso me tomé una taza de buen chocolate con leche, crema y espolvoreado con chispas de chocolate amargo, estuvo muy bueno y si alguien va a Tacna se lo recomiendo. En fin, una buena tarde en la ciudad donde me siento como en casa.

Me escribe mi viejo perro amigo el Matute y por primera vez en muchas décadas no es para pedirme un favor. Dice que se viene a Arica en agosto a celebrar su cumpleaños número 50 ¡que buena noticia! me imagino que vamos a emborracharnos como cosacos, saldremos a buscar minas, daremos vueltas por todos lados sin encontrar ni una y seguiremos tomando hasta quedar botados reclamando por el cochino mundo en que nos tocó vivir. Tal cual como lo hicimos durante tantos años en nuestra dorada juventud, igualito, hay cosas que no cambian. Esta noche me junto con el Oscarini que también cumplió 50 hace unas semanas ¡que viejos están todos mis amigos!

La Comedia Humana sigue su curso en Arica, como de costumbre me sigo levantando, almorzando, haciendo muchas cosas inútiles y después a dormir de nuevo, para levantarme al día siguiente y así, un día tras otro. Hay que pensar que lo que hacemos es algo importante porque si no nos volvemos locos, pero también hay que saber que nada tiene importancia, porque si no sabemos eso es que somos estúpidos. Que diablos, hay que equilibrar la locura con la estupidez. Mejor me voy porque tengo cosas muy importantes que hacer. Hasta mañana.