Parecer antes que ser

Igual que el Pato Donald, sin un peso en el bolsillo pero bien comido y mejor tomado, ayer sábado nos juntamos a almorzar en la Parcela del Pueblo. Algunos fines de semana no me afeito lo que me da un aspecto de menesteroso muy ad-hoc, así es que nos juntamos los viejos estandartes a comer, tomar y conversar alegremente como de costumbre. Partimos con unos pisco sour preparados con Don César, uno de los mejores piscos peruanos, después unos pulpos al olivo y anchoas de aperitivo, el plato fuerte fueron los anticuchos de corazón -no llevo la cuenta de cuantos me comí, estaban exquisitos- y chanchito al horno. Algunas fotos pueden verlas AQUI.

Siempre me había preguntado por que las universidades en Chile no producen patentes, teniendo tanta gente que investiga. Esa es una queja común que vengo escuchando desde hace años con respecto a las universidades y aprovechando que estaba con dos de los investigadores top de la UTA les pregunté como era la cosa, me lo aclararon en diez minutos, la explicación es sencilla y muy interesante.

Con toda esta carrera por el prestigio que se ha desarrollado para captar estudiantes y la fiebre de los rankings se han ido creando una serie de incentivos perversos para forzar a los profesores e investigadores a que se dediquen a publicar artículos indexados, creo que la universidad necesita 100 publicaciónes indexadas al año para que la acrediten en investigación.

Hecha la ley, hecha la trampa, aunque el proceso de publicación es largo y engorroso los mejores investigadores son empujados a que se dediquen a publicar, en lugar de hacer verdadera investigación que culmine en una patente. Me contaban el caso de un ingeniero electrico de la universidad que lleva 10 años en proceso de obtener una patente y en todo ese tiempo no ha publicado, porque obviamente mientras no obtenga la patente el proceso debe permanecer secreto, mientras sus colegas pueden publicar 5 o 10 papers al año con lo que van acumulando puntos en la jerarquía académica además que les pagan por cada publicación.

Las patentes deben ser necesariamente novedosas y únicas, no así las publicaciones donde casi todo vale y existen revistas indexadas para casi todo, hay asuntos como las ciencias administrativas o el marketing donde publicar es bastante fácil, hay otros mucho más competitivas como la física teórica o las matemáticas donde publicar es difícil pero muy barato, no se necesitan laboratorios ni nada, solo alguien que domine esos campos y pueda hacer algún aporte que se considere importante.

Por último existe la arremetida de las universidades privadas, que en un principio fueron muy criticadas porque no hacían investigación, hasta que se dieron cuenta que la investigación-publicaciones era un asunto muy rentable porque les permitía acreditarse y sus alumnos podían acceder al crédito fiscal. Mucho más eficientes, simplemente le pagan a los mejores expertos para que publiquen bajo el nombre de la universidad, así se evitan todo el problema de las camarillas de poder académico que son el gran lastre de las universidades públicas.

¿Y por que las universidades norteamericanas producen tantas patentes? Es fácil, porque la investigación es financiada por las empresas, las grandes corporaciones en lugar de mantener instalaciones de I&D propias, le pagan directamente a investigadores de las universidades para que desarrollen investigación para ellos, si el resultado tiene valor comercial, establecen un sistema de aprovechamiento exclusivo de la patente. Este modelo no es aplicable en Chile porque la mayoría de nuestras empresas no están basadas en la innovación tecnológica -ni podrían estarlo porque no somos competitivos en eso- entonces es papá estado con el FONDEF quien apadrina a los pocos locos que hacen alguna investigación práctica en Chile.

Bottom line: la carrera por el prestigio entre universidades, parecer antes que ser es la que pone la mayor traba a la investigación práctica, creadora de valor económico en Chile. Si le agregamos que la industria chilena no se basa mayoritariamente en la innovación sino más bien en la eficiencia operativa se ve muy difícil que alguna vez las universidades lleguen a producir conocimiento práctico. Con las publicaciones ISIS o Scielo tenemos para rato, esas son las que conviene hacer.