Mi teoría de la protesta

Ayer me preguntó una amiga, que no vive en Chile, porque tanta protesta ambientaslista y tanta gente reclamando contra las represas de Hidroaysen. Le iba a dar la explicación estándar, que el proyecto es de muchos millones de dólares; que hay intereses poderosos en juego como los de Tompkins, las centrales termoeléctricas, Greenpeace; que han financiado una campaña muy cara en contra de las represas difundiendo toda clase de rumores; en fin, que la gente un poco por ignorancia y otro poco por moda se han ido sumando en contra del proyecto como si se tratara de una monstruosidad ecológica.

Pero algo no me calzaba con esta explicación de grandes intereses moviendo a personas inocentes o ignorantes bien intencionados. Es cierto que la campaña contra Hidroaysen ha sido millonaria en dólares, pero no hay lobby que pueda movilizar a 40.000 personas. Además ¿por que apareció esta "conciencia ecológica" de la noche a la mañana? En los años de la concertación se construyeron muchas centrales a carbón, sucias y sin control de emisiones y nadie reclamaba. Algo raro debía haber.

Por eso la pregunta de mi amiga me dejó pensando y recordé un comentario de Montecristo que decía algo así como que la gente estaba descontenta y necesitaba cualquier pretexto para salir a protestar. Pensándolo bien, me acordé de una marcha que hubo hace poco en Arica y nunca había visto tantas y tan diversas causas, cada cual con sus fervientes cuatro gatos.

"No a las hidroeléctricas"; "Patagonia sin represas"; "Por una educación digna y de calidad"; "No a la privatización de las universidades públicas"; "No más endeudamiento universitario"; "No a la minería en el altiplano"; "Basta de maltrato animal en los circos"; "Contaminación por plomo";"Liberen a la pastora Blas", etc. etc. No es broma, era una mezcla tan increíble de causas, la mayoría sin relación entre sí que pensé que tenía que haber algún hilo conductor que las relacione.

Hasta que por fin lo encontré, o al menos eso creo. Veamos, hay una gran cantidad de chilenos, más de un 40% que simpatizaban con la concertación y repentinamente se quedaron huérfanos. La concertación está en medio de un desprestigio tan grande, peleas internas, descordinada, que si no es una crisis terminal se parece mucho. ¿Que pasa entonces con la gente que votó por la concertación durante 20 años?.

Para empeorar las cosas, parece que al gobierno de Piñera no le ha ido tan mal, se convirtió en asistencialista y los dejó sin banderas, es muy chistoso escuchar al presidente y los ministros predicar y practicar todo lo que ellos mismos atacaban en las dos décadas pasadas. La vuelta de chaqueta no puede ser más espectacular y efectiva en términos políticos.

Además las cuentas andan muy bien, la tendencia a la baja del crecimiento -que era crónica desde el año 2006- se revirtió y empezamos a crecer de nuevo, se crearon mucho más empleos de los que el propio Piñera había prometido ¿que es gracias al precio del cobre y del terremoto? bueno, la concetación también mostraba como gran cosa el lento retroceso a pesar de tener igual altos precios del cobre. Es muy difícil negar que hasta el momento hay menos ladrones y la administración ha sido más eficiente.

Todo esto genera un panorama muy oscuro para los que votaron por la concertación durante tantos años y especialmente para los miles que fueron beneficiados con puestos de confianza dentro de la administración pública. Después de 20 años de tirarse la pera y pasar de un cargo a otro hoy se ven obligados a ganarse la vida como todo el mundo. Otros frescos ocupan su lugar y lo peor es que parece que no lo van a dejar muy fácilmente.

Y no hay que olvidarse del asistencialismo chico, las viejas de población que trabajaban en las campañas y quedaban enganchadas en un programa de generación de empleo ganando un sueldo sin hacer nada, o las que les regalaron un departamento haciéndose pasar por indigentes, las personas se acostumbran a esa clase de garantías, son adictivas. Ahora llegó el síndrome de la abstinencia, se cortaron los pitutos, eso es como para desesperarse.

Pero hay otra cosa que completa mi teoría de la protesta: se acercan las elecciones municipales y todos los candidatos tradicionales, que se identifican con los partidos de la concertación corren un riesgo cierto de recibir una paliza histórica. Existe entonces un vacío de poder y una ventana de oportunidad para los que tengan ambición política y tradicionalmente quedaban fuera ¡todo calza pollo!-

Por eso han aparecido, de la noche a la mañana, tantos líderes locales que andaban en sueño y repentinamente tomaron con celo la causa de la ecología y un planeta más limpio. Yo creo que es una estrategia astuta y si no fuera porque ya dije públicamente que si algún día me eligen para un cargo prometo robarme hasta al gato, yo mismo podría haberme entusiasmado con la causa ecológica.

Para ser concejal o CORE no se necesita saber nada, mucho menos ser inteligente, eso está bien demostrado. Sería el sueño de mi vida cumplido: ganar plata sin hacer nada con el plus de recibir coimas y hacer variadas cuchufletas. Si no fuera por mi maldito apego a la buena reputación, a estas horas yo también estaría organizando marchas y escribiendo encendidas columnas contra la termoeléctrica, como escribo bonito, capaz que me elijan, total, está bien demostrado que el electorado es tonto y tiene tendencia a elegir a sus iguales. Hasta domani.