La madre del cordero

Seguramente esta foto le traerá recuerdos a las primeras generaciones que estudiaron en "la casa colorada" de la Universidad del Norte, Sede Arica. Aquí se matricularon en 1966 los primeros alumnos de lo que con el tiempo llegaría a ser la Universidad de Tarapacá. El lugar era un caserón ruinoso que yo alcancé a conocer en 1969, justo un año antes que la Junta de Adelanto inaugurara el Campus Saucache donde la universidad funciona hasta el día de hoy.

La Universidad Católica del Norte llegó a la ciudad en 1960 más o menos, por el interés de la Junta de Adelanto (quien más) en que hicieran investigación agrícola en la zona, firmaron un convenio para investigar la pesca y la agricultura y así poco a poco se fue estableciendo hasta empezar a hacer clases en 1966 en las más precarias condiciones.

Allí se matriculó la primera generación de ingenieros comerciales, carrera relativamente nueva en Chile con los jovencitos Viera (dice que el tiene la matrícula número 13), Gaete, Solari, Fuertes, Munizaga, Kuncair, entre los que recuerdo. Los primeros profesores fueron dos brillantísimos egresados de la Universidad de Concepción, don Angel Henriquez y don Pablo Jimenez que todavía está activo como profesor. En matemáticas hacían clase el profesor Mandalieri -a quien no conocí- y el gran Carlitos Mendizabal, de quien tuve el honor de ser su ayudante muchos años después.

La Junta de Adelanto también estaba interesada en producir recurso humano para alimentar las industrias de esa época, así es que organizó el Instituto Tecnológico que era una especie de politécnico que sacaba técnicos electrónicos y mecánicos, de acuerdo a laa necesidades de la industria de esos años. Así es que junto con ingeniería comercial, las primeras carreras fueron la ingeniería de ejecución mecánica y electrónica. En electrónica entraron los que después serían grandes profesores: los ahora doctores Mario Zamorano, Carlos Caballero -el mejor profesor que ha pasado por la universidad- y varios más.

La Universidad del Norte es de la iglesia católica y en esos años todavía dependía de la Universidad Católica de Valparaíso a partir de la cual fue creada. Con los años se independizó y en los ochentas por una extraña decisión del Gobierno Militar se suprimieron las sedes regionales y la Sede Arica de la Universidad del Norte junto con la Sede Arica de la Universidad de Chile se fundieron en la nueva Universidad de Tarapacá, que existe hasta el día de hoy.

Yo entré a la Universidad del Norte y a mitad de camino nos cambiaron a Universidad de Tarapacá, nos resentimos bastante con el cambio y creo que perdimos bastante identidad y mística. Eran los años de los rectores designados y en Arica tuvimos a Felix Viveros y Lupercio Vasquez como vicerectores y luego a Carlos Valcarce como primer rector de la UTA, creo que todos hicieron un buen trabajo, dadas las circunstancias.

Estudié en la UTA en los años ochenta y todavía era una institución experimental y precaria, cuando crearon las ingenierías civiles llegó un grupo de jóvenes, matemáticos e ingenieros industriales de primera línea con sus flamantes master de la Universidad Santa María (cuando sacar un master no era asunto de broma como ahora). La cosa es que empezaron a hacer actividad y al poco tiempo tenían armados los coloquios matemáticos, donde se discutía con el que quisiera ir tópicos avanzados de matemáticas, física y economía. Al segundo año los viejos profesores, asustados, denunciaron que eran comunistas y estaban haciendo activismo: todos despedidos. Así se perdió el mejor cuerpo de profesores que tuvo la universidad en su historia.

Menciono todo esto en relación a la calidad universitaria y a la forma de medirla mediante la acreditación. La universidad del Norte y la Tarapacá en sus inicios no cumplieron con ningún requisito de los que ahora se exige para ser acreditada. Uno de mis mejores profesores fue don Erich Glass, que me enseñó estadística, era un sabio que había estudiado en Austria pero seguramente su título ni siquiera era válido en Chile.

El curso de comunicaciones me lo enseñó un técnico de la Armada y aprendí con el lo que no hubiese aprendido con ningún doctor en ingeniería. Nuestra carrera equilibraba los conocimientos prácticos y teóricos, no como ahora. Una universidad que nació tan precaria y hoy es la más importante de la región, tiene muchos miles de metros cuadrados construídos, instalaciones que nosotros ni soñamos y lo más curioso: se precia de su "calidad" universitaria despreciando a las universidades que tienen menos recursos.

Se equivocan medio a medio, la única calidad universitaria que vale está en los profesores y la mística de la institución, ese componente tan difícil de cuantificar pero que hace que los que estudian se sientan orgullosos de haber entrado y los que salieron orgullosos de haber podido egresar. Nada de eso lo da el marketing pero esa es la verdadera calidad universitaria, cosa que hoy han perdido casi todas las universidades en Chile.

Justamente estaba leyendo un interesante artículo sobre el efecto de la corrupción en las universidades -como ven, no es solo un problema en Chile- y recordé tantos casos de corrupción que he visto, no solo en la UTA sino que en varias otras universidades chilenas donde el amiguismo y las lealtades al estilo mafioso son lo normal y corriente. Como todos los viejitos estoy empezando a creer que todo tiempo pasado fue mejor, ñaca, ñaca.

Muchos creen que las protestas de estudiantes tienen que ver con la calidad o la gratuidad de la educación. No es cierto, es simplemente la corrupción que está defendiendo, con uñas y dientes, los espacios de poder que han consolidado durante años. La corrupción de profesores aniquilosados, decanos con poder para repartirse millones y ciertamente estudiantes que quieren recibir su diploma sin la necesidad de rendir la odiosas pruebas, o en su defecto estudiar gratis indefinidamente sin importar que no aprueben los cursos. Ahí está la madre del cordero.