Que gran presidente tenemos

Ya sé que llevo dos años hablando mal y criticando a Su Excelencia el Presidente de la República. Retiro mis dichos. Es más, en estos momentos me puse la polera que dice "Con Piñera cambio y futuro". Que gran estadista, que hombre preclaro, ¡que sabiduría!. Don Sebastián Piñera es un presidente excepcional.

Y es que acabo de completar el pagaré que reprograma mi antigua deuda universitaria, una deuda que ignoraba hasta que fui a cobrar mi primer sueldo en la universidad y me descontaron casi la mitad. Unas letras que había firmado por US$ 34 y otros saldos menores de hace más de 25 años, que ni tenía idea que existían, se habían convertido en una deuda de casi 15 mil dólares con el paso del tiempo.

Era una deuda que no tenía las más mínima posibilidad, y ni hablar de la intención de pagar, pero considero que las condiciones de reprogramación son buenas. Me ofrecen reprogramar a 10 años y si pago puntualmente las cuotas anuales (unos US$ 400) me condonan los intereses penales y mi deuda queda en unos US$ 4255. Casi la cuarta parte y a 10 años plazo, me parece bien.

Legalmente es una deuda que debería estar prescrita y castigada si la hubiese contraido con cualquier mortal, pues tiene más de 25 años, pero como estamos en América Latina, son los políticos de turno quienes deciden que es legal y que no. ¿Quien dijo que el imperio de la ley nos da certeza jurídica?. No seré yo el que me enrede en un juicio contra el estado. Además es perfectamente posible -y más o menos probable- que antes de 10 años yo estire la pata, con lo que burlaría una vez más al odioso Leviatan fiscal.

En agosto del año pasado, en medio de las protestas estudiantiles, yo escribía en este mismo Templo del Ocio en contra del agujero negro del crédito universitario. Creo que mis plegarias fueron escuchadas y algún angel de la guarda se le apareció en los sueños del presidente para decirle como tenía que arreglar el maldito embrollo. Era lo lógico.

Con la reprogramación voy a pagar la misma deuda que contraje originalmente actualizada por la inflación, más un 2% anual de intereses, tal como si recién me hubiesen dado el crédito, desapareciendo el efecto de la morosidad. Creo que es una manera inteligente de castigar las carteras vencidas, a los chilenos -en general- nos gusta pagar nuestros compromisos pero cuando estos se hacen impagables solo los ingenuos siguen abonando. Lo racional en estos casos es fundirse y si quieren la plata que vengan a buscarla. A abusador, abusador y medio.

Curiosamente esta medida tan simple, que saneará un enorme agujero negro mediante una negociación lógica y conveniente para ambas partes, nunca fue planteada durante los veinte años en que gobernaron los amigos del pueblo, esos que se jactan de haber recuperado la democracia. Nunca, ni siquiera plantearon la posibilidad, porque sus gobiernos encontraron una solución más sencilla: comprarse a los dirigentes estudiantiles clave durante todos esos años.

Curiosamente ningún dirigente estudiantil de izquierda ha aparecido aplaudiendo la ley, que beneficia enormemente la vida real de los pobres, a quienes ellos  se jactan de representar. No quieren darle armas al enemigo, que los pobres se las arreglen solos, como se han arreglado siempre.

Así como he criticado durante dos años a esta porquería de gobierno que tenemos -ah, ya me salió el indio de nuevo. Bueno, empecemos otra vez: Así como he criticado durante dos años al gobierno de don Sebastian Piñera, esta vez me pongo de pie y lo aplaudo, primero al presidente por haber tomado una decisión difícil y segundo al regimiento de técnicos anónimos, esos que nunca salen en la tele pero que hicieron el trabajo monumental de poner en operación un proyecto tan complejo como este, con un sitio web que funciona a la primera, desde los ministerios de educación, hacienda y quien sabe cuantos más. Chapeau para todos ellos, especialmente para el que se le ocurrió la idea.