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05 octubre 2012

Y al final recibió su premio


"Había recorrido, en el sentido de descender, los últimos peldaños de la frágil escala de la fortuna; había llegado en California al que entonces me parecía el último de todos, al de criado de mano, y ni por las mientes se me pasaba que aun me quedaba otro más inferior aun donde pisar, el de empleado público de menor cuantía. Porque yo ignoraba que empleos para criados en todas partes sobran, al paso que en todas partes faltan empleos para los que no lo son.

El criado, o por ingratitud o por ofensa brutal de su amo, alegre le abandona, porque sabe que en la casa vecina, si no mejora de condición conservará la que antes le sustentaba; al paso que el empleado que deja su puesto, con gusto suyo o contra su gusto, en vez de encontrar análoga colocación en otra parte, sólo encuentra decepciones, hambre y miserias, si no se deja de noblezas. Yo todo lo había perdido, menos el honor; mas, con sólo el honor no podía mandar al mercado.

Encontrábame una mañana meditando sobre este tema, al mismo tiempo que echando una mirada de inteligente sobre una pareja de caballos cocheros que debía comprar una hermana mía, cuando entraron buscándome en la caballeriza dos conocidos personajes, de cuyo nombre no hay para qué acordarse, los cuales entablaron conmigo el siguiente diálogo:

- Aquí tiene usted, señor don José, al californés perdiendo tiempo en mirar caballos.
- Para servir a ustedes, señores; efectivamente, miraba estos caballos.
- Son hermosos; pero es raro que un hombre como usted se ocupe de esto.
- ¿Y de qué otra cosa me habría yo de ocupar ahora? California, como ustedes saben, me dejó mirando, y miro.
- ¡Siempre alegre! ¿Y no sería mejor que ocupase su tiempo en cosa que le reportase provecho, sin emplear más capital que el que usted posee?... en algo así como... escribir para el público, ¿por ejemplo?
- ¿Escribir para el público? ¿Yo volver a las andadas?
- Usted, y no se ría.
- ¿Y quién se atrevería a dar medio real por mis garabatos? - Nosotros, dijeron los dos a un tiempo.
- ¿Ustedes? Mostrad cómo.
- Pagando a usted en muy buena plata cuanto escribiese en el sentido de nuestras indicaciones.
- Pues, si es así, adelante con la cruz, con tal que los asuntos sobre que deberán versar mis escritos me sean algo familiares, y las indicaciones de ustedes, conformes con las de mi conciencia.

Reparé que la primera parte de mi respuesta les satisfizo tanto cuanto pareció contrariarles la segunda, y esto comenzó a darme mala espina. Dieron una vuelta examinando la caballeriza, dijéronse algunas palabras a media voz, y volviendo a anudar el hilo de nuestra singular conversación, prosiguió mi interlocutor en estos términos:

- Escribir contra los malos gobiernos es deber que más halaga que empaña la conciencia, y nosotros sólo pretendemos que usted escriba contra el Gobierno y no otra cosa." (Vicente Pérez Rosales, Recuerdos del Pasado, 1882)

A nadie he admirado tanto como a Vicente Pérez Rosales y me encantaría que fuera siquiera lejanísimo pariente por linea materna, pero los Pérez son tantos que resulta casi imposible. Don Vicente, hijo de una acaudalada familia de Santiago estudió en Paris, fue agricultor, contrabandista de ganado, buscador de oro en California de donde volvió sin un peso, comerciante, escritor aficionado, proyecto de industrial, cateador de minas en Copiapó, minero colado, hasta que finalmente el gobierno de Manuel Montt lo encargó de la colonización alemana del Sur de Chile. En todo fracasó, menos en la colonización que fue la gran obra de su vida y la empezó ya viejo. Todavía tengo esperanza.

"¿Qué utilidad práctica para los indiferentes podrá tener esta compilación de vejeces, en la cual la tijera que suprime ha tenido más parte que la pluma que relata, y que sólo publico por complacer a mis amigos? Lo ignoro; a no ser que se tenga por tal la relación de hechos que acrediten la bondad del precepto ¡NO DESMAYES!, porque la mala suerte no es eterna, y porque así como el hombre a impulsos de su adversa estrella puede descender de suma altura hasta la humilde condición de criado, puede, también, con la ayuda de la constancia, de la honradez y del trabajo, elevarse después hasta ocupar en el festín de los reyes un codiciado asiento."

Que gran tipo, un aventurero que siempre hizo lo que consideraba correcto y nunca se adaptó a las creencias ni opiniones de los demás. Vivió siempre al tres y al cuatro, pero en sus últimos años recibió su premio: se casó con una viuda millonaria ¿que tal?. Ese es mi ídolo.

4 comentarios:

  1. Usted escribe bastante bien y su filosofía no es tan barata como dice.
    Gracias por regalarnos sus opiniones.

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  2. Anónimo, gracias por leerlas. Es una carrertera de dos vías, si nadie leyera no tendría motivo para escribir nada ;D

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  3. Lo mismo pienso yo, otro anónimo, es todo un filósofo Mr Bradanovic, y de los buenos. Gracias por sus escritos.

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  4. Ah a propósito de filósofos hay una buena de eso, mañana -o mejor pasado mañana- colocaré algo de eso, es chistoso

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"Send me a postcard, drop me a line
Stating point of view
Indicate precisely what you mean to say
Yours sincerely, wasting away
Give me your answer, fill in a form
Mine for evermore
Will you still need me, will you still feed me
When I'm sixty-four"