Cervezas y Teletón

Anoche me pasó a buscar un amigo y nos fuímos a arreglar el mundo y sacarle el cuero a los ausentes, como corresponde, después de mucho rato se nos ocurrió ir a comprar unas cervezas con papas fritas y nos paramos en el mirador que está frente a mi casa para seguir conversando con la estupenda vista de Arica-perusalén que tenemos.

Por culpa de la maldita ley de alcoholes yo -que no estaba manejando- me tomé la mayoría de las cervezas, así es que como a las 2 o 3 AM volví a la casa más o menos maharishi. Entonces se me ocurrió la estrafalaria idea de filmar mi propia ceremonia de graduación: me puse el gorro Guinness y empecé a filmar. Cosas de borracho, y el video que muestro es lo que salió del asunto.

Completamente desenfocado y movido, pero así era mi experiencia en el estado semi etílico en que me encontraba. De todo este chusco incidente saqué algunas conclusiones:

1) Nunca aprendí a silbar.
2) A mi escritorio y alrededores le hace falta urgente un orden y fumigación, está todo extremadamente sucio y desordenado.
3) Desde mi ventana tengo la mejor vista de Arica que existe si no fuese por los malditos cables.
4) El alcohol hace perder las inhibiciones. Ahora si que no tomo más.

Vean como aprovecho el fin de semana, cuando bajan las visitas, para colocar cualquier tontera. Unas pocas fotos del evento las pueden ver aquí. El mouse me dice que en las fotos está saliendo viejo y enjuto, que el no es así. Pamplinas, estamos viejos, nada que hacer, pero por dentro somos los mismos jovenzuelos que en los setentas, igualitos. Yo por lo menos, no he evolucionado en lo más mínimo.

Aborrezco la Teleton, durante el montón de años que existe jamás he soportado ver más de 15 minutos de ese estúpido derroche de cursilería, que muestra lo mediocre que somos los chilenos, es una explosión de nuestra cultura de la basura, la detesto.

Sin embargo no tengo nada contra la idea, que me parece extraordinariamente bien pensada, lo que no soporto son las formas y las personas que participan pero creo que es una idea genial. Yo jamás he donado un solo peso pero me alegra que tanta gente vaya a dar plata, en verdad los felicito.

Pero hay algo que detesto todavía más que la Teletón y es esa cantidad de seudo-inteligentes que la atacan y creen que la caridad la debería hacer el gobierno. Esos malditos resentidos, podridos de envidia que sacan la cuenta de cuanto están ganando las empresas y dicen que es todo un engaño para no pagar impuestos.

Pero estos tarados que se creen capaces de pensar "out of the box" y no son otra cosa que poseros de mala clase, van más allá todavía. Aprovechando que en Chile se puede inventar cualquier calumnia sin exponerse a nada, echaron a correr la bola que don Francisco se queda con el 5% de lo recaudado y los canales de TV con el 10%, malditos imbéciles podridos en resentimiento y chaqueteo. Me gustaría que se quedaran lisiados ellos mismos.

La idea de la Teletón es muy buena porque ataca a una de las "desigualdades de base" más evidentes -como las llamaba Dawkins. Un niño que nace o queda con alguna clase de invalidez (no voy a usar ningún eufemismo políticamente correcto aquí) obviamente merece ser ayudado, porque no hizo nada para merecer su desventaja, a diferencia de los millones de parásitos que se quejan porque la sociedad no los ayuda a arreglar los errores producto de su propia estupidez.

Se atiende a todo el mundo por igual y a nadie le preguntan cuanta plata tiene ni de donde viene, está abierta a todo el mundo y miles de personas le deben una mejor calidad de vida. Tal vez lo más valioso de la Teletón no tiene nada que ver con la plata sino con que por lo menos durante un par de días los que tienen alguna incapacidad o son diferentes son tratados con respeto y se muestra la historia heróica de muchas familias por ayudarlos a desenvolverse en un mundo donde todos quieren ser homogeneos.

Que viva la Teletón mil años. Ojalá que desapareciera toda la "salud pública" y fuera reemplazada por instituciones como la Teletón donde la caridad sea voluntaria. Esa "solidaridad" forzada por el estado solo envilece a las personas y crea esas generaciones de monos estúpidos, resentidos y podridos de envidia que hoy vemos por todas partes. Yo no doy un peso porque soy tacaño, pero tampoco voy a decir una palabra en contra de una idea que me parece excelente en el fondo, aunque insoportable en las formas.