Bacheletistas aliancistas

Estoy cambiando de a poco todo lo que tenía alojado en mi sitio web al formato de Blogger, es más seguro porque es mucho más probable que me quede yo sin plata para pagar el servidor antes que se quede Google. Se acerca en aniversario de cuando se desbarrancó mi camioneta y para conmemorarlo hice Automanía: la historia de mis autos. Llevo casi tres años a pie así es que creo que es un buen homenaje a la historia de mis autos. Si se quieren entretener con las aventuras de un seudo-mecánico, les recomiendo que le den un vistazo. 
Leía hace poco esta interesante entrevista, miren:

Usted sugiere reducir el gasto público, pero ¿qué hacer con la carga tributaria?
Hay que bajar los impuestos de todas formas.

Específicamente, ¿qué tributos consideraría reducir o eliminar?
Me parece que si se hubiera reunido a un millón de economistas del mundo para que inventaran un impuesto estúpido, darían con el de timbre y estampillas; es un gravamen al crédito, directo al crecimiento. Se evaluó eliminarlo bajo el Gobierno Militar, porque entonces había economistas que pensaban.

¿Y qué hacer con el impuesto específico a los combustibles?
Hay que eliminarlo.

Es un tributo que se creó en el Gobierno Militar.
Alguien podría decir que “hay que terminar con algunos enclaves del Régimen Militar”.

Respecto al IVA, usted también ha sido partidario de reducirlo.
Evidentemente. Hay que rebajarlo a un 15%. Para que nos entendamos: si se siguen aumentando los impuestos, se está afectando cada vez más al sector privado que es el que invierte, emplea y genera el progreso. Si se pretende crecer hay que disminuir los tributos; el problema es que un socialista no se convencerá nunca de esto.

¿Por qué lo piensa?
Porque el socialismo es una religión y el Estado es su Dios a quién hay que rendirle homenajes. Su manera de adorar al Gobierno es a través del dinero, de los impuestos. Aunque estén guardando la recaudación fiscal no sé para qué, lo que les importa es rendir pleitesía. Estoy convencido de que es un concepto que no van a cambiar nunca.

Por supuesto que se trata de Alvaro Bardón, todavía se puede encontrar su blog en la web. Cuando se murió Bardón yo me preocupé pensando que no iba a quedar ninguna voz por las ideas libertarias. Hermógenes había dejado su columna en El Mercurio, reempalzado por Carlos Peña, pedante y sibilino. La cultura de la basura parecía haberse instalado en todas partes.

Nada de eso. Apareció por fin José Piñera, luego Hernán Buchi también sacó la voz. Lo más importante es que también han ido apareciendo muchos tipos jóvenes detrás de ellos con ideas libertarias claras y decididas. Bien por eso.

Creo que la batalla de las ideas se ganó hace rato. Allende no dejó escuela de pensamiento político, los únicos que lo siguen hoy son niños que viven de sus papás: apenas empiezan a trabajar mandan al diablo el socialismo.

Los comunistas de ayer son socialdemócratas que se excusan con que "el mundo ha cambiado" para juntarse con Rockefeller en el Club de Las Américas. Buscan todos los lujos y privilegios que les pueda dar la política. Aprovechadores que hacen gárgaras contra la obscena desigualdad al mismo tiempo que dicen "¿adonde dice que para ser izquierdista hay que ser pobre?". La Universidad Arcis o el diario El siglo son un ejemplo de lo que quedó de la izquierda en Chile.

Fue reemplazada por algo más blando y acomodaticio: los liberales igualitarios. El nombre es una contradicción similar a la de Lavín cuando dijo que era bacheletista-aliancista. O se prefiere la libertad o se prefiere la igualdad, no hay forma de pensar que si pero no. En fin, bien por Bardón, De Castro, Piñera, Barahona, Buchi, los arquitectos del Chile moderno. Ellos hicieron todo lo que vale la pena.

Y los que se creen liberales pero con conciencia social, que se vayan al diablo. payasos que no se atreven a aceptar que la libertad es el único bien natural que tenemos y que la desigualdad es lo mejor que puede existir, porque todos somos profundamente diferentes. Bah, para que gasto las yemas de mis dedos en esos tontorrones hipócritas, no escribo más porque me enojé.